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El 7 de febrero fue el día marcado en el calendario para la presentación del portugués Carlos Queiroz como nuevo técnico de la selección de Colombia. Sonriente y siempre analítico respondió una a una las preguntas de los medios de comunicación. Su mensaje fue claro: "Voy a intentar hacer lo mejor para cuidar bien el patrimonio, prestigio y reputación que tiene el fútbol de Colombia en todo el mundo", dijo. Ese día se convirtió en un colombiano más.
De carácter pausado, apacible tanto así que en ocasiones indujo a pensar, a personas que le trataron, que es débil, laxo o poco inteligente. Eso fue lo que llevó a algunos directivos de la Federación Portuguesa de Fútbol a decidir no continuar su proceso tras el Mundial de Sudáfrica 2010. Así mismo le sucedió en el Real Madrid en 2004, cuando algunos dirigentes resolvieron no continuar con sus servicios.
#CumpleañosFCF ¡Feliz cumpleaños a nuestro DT @Carlos_Queiroz! Muchos éxitos para este nuevo año. 👏🏽🎊⚽️ pic.twitter.com/bi6HBewNe5
— Selección Colombia (@FCFSeleccionCol) March 1, 2019
Queiroz huyó de Mozambique durante la guerra civil, tras haber jugado fútbol profesional durante seis años con el Ferroviario de Nampula. Decidió marcharse a Portugal, el país de sus padres y en 1982 entró a la Federación Portuguesa de Fútbol, donde inició un proyecto ambicioso de detección y preparación de talentos que culminó en la conquista de dos Mundiales sub 20. De esa labor aparecieron grandes jugadores del balompié de ese país como lo fueron Figo, Rui Costa, Fernando Couto, Joao Pinto, entre otros.
Hábil, planificador, reflexivo y eficaz para diseñar proyectos a largo plazo, no pudo destacarse en los grandes retos como entrenador que tuvo. Tuvo una experiencia nefasta en la selección portuguesa absoluta entre 1994 y 1995. Su paso por el Sporting de Lisboa y el Real Madrid tampoco revelaron su capacidad de dirigir a un grupo. Y, posteriormente, aunque llevó a Portugal hasta octavos de final en Sudáfrica tampoco convenció a las directivas lusas para continuar con el proceso. Queiroz era un hombre tranquilo, pausado, parsimonioso que, cada vez que podía, se escapaba a Mozambique, donde participó en la fundación de un par de reservas naturales porque, como solía decir: "Los animales no votan".
Su carrera dio un salto cuando sir. Alex Ferguson le tendió la mano. El escocés necesitaba alguien con buen ojo para recomendarle futbolistas, además de un estudioso que le preparase la táctica más conveniente. Y se lo llevó a trabajar en el Manchester United. Con la ayuda de Walter di Salvo, diseñó un plan de preparación física de vanguardia. Se encargó de estudiar a los rivales para hacer las charlas previas a los partidos y fue quien ajustó detalles en los entrenamientos. Siempre se mantuvo a la sombra de Ferguson, pero se destacó por su cercanía con los futbolistas.
En el proceso, ayudó a rejuvenecer al equipo de Old Trafford, que comandó la Premier League hasta el adiós del técnico escocés. Incorporó jugadores como Cristiano Ronaldo, Anderson, Nani, Nemanja Vidic o Michael Carrick. Con ese equipo logró alzar la Liga de Campeones en 2008.
Tras el pálido paso en la selección de Portugal, se le abrió la posibilidad de dirigir a Irán, combinado al que llevó a los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018. No obstante, la relación de Queiroz con las altas cúpulas de la federación y parte de la afición no comenzaron de la mejor manera. Muchos lo acusaron de no ver partidos fuera de Teherán ni pasar el tiempo suficiente en el país, ya que sólo vivía tres meses en su apartamento.
Con el paso del tiempo no se arreglaron los roces. El entrenador sufrió mucho desgaste en la captación de talentos iraníes con doble nacionalidad y siempre criticó al gobierno de ese país por la falta de apoyo. A ésar de los obstáculos con la selección de Irán tuvo una presentación notable y en la Copa de Asia convirtió al equipo en uno de los favoritos, sin embargo, cayó contra Japón en semifinales. Después de esa competencia firmó con Colombia, selección con la que tiene el reto de ir a Catar 2022.