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La familia de Diego Armando Maradona lo tenía claro: si el exjugador fallecía, sería enterrado en el cementerio Jardín de Bella Vista, donde están los restos de su padre, Doña Tota y Don Diego.
Este lugar, que funciona desde 1980, es privado y solo las personas que tienen seres queridos pueden ingresar. Se trata de un campo en medio de zonas verdes y a 35 kilómetros del centro de Buenos Aires.
Árboles frondosos y prados verdes predominan en un cementerio de estilo francés y un par de lagos artificiales.
Hasta allí llegó el cortejo fúnebre luego de una procesión que duró alrededor de una hora. A diferencia de otros cementerios, como el de Chacarita, los aficionados no podrán visitar la tumba de Maradona al tratarse de un lugar privado.