Cristian Guerra, el chileno que recorrió 3.800 kilómetros en cicla para seguir a su selección

Desde que se llevó el sorteo de la Copa Mundial de la Fifa y se supo cuáles eran las sedes donde la Selección de Chile jugaría, el periodista de ese país, Cristian Guerra Cortes, decidió que tendría que realizar el sueño de participar de cerca de un Mundial de fútbol.

El chileno de 33 años siempre fue apasionado por bicicletas y por la vida al aire libre, por esta razón no tuvo dudas: llegaría a Brasil pedaleando. Cuatro meses después de dejar San Pedro de Atacama y de recorrer solo gran parte de los cerca de 3.800 km, Cristian llegó en mayo a Cuiabá, donde la selección de su país se estrena en el Mundial, el 13 de junio, contra Australia.

En el trayecto hasta la capital de Mato Grosso que es ahora su morada desde el 21 de mayo, Cristian atravesó parte del Altiplano boliviano (región de cordilleras) y cruzó aproximadamente 20 ciudades, teniendo la oportunidad de conocer a muchas personas, pueblos humildes que, en su mayoría, fueron receptivos y lo ayudaron brindándole abrigo y comida.

“Ese viaje fue un aprendizaje muy grande. La integración con los pueblos y personas que encontré en el camino, fue sumamente gratificante. Incluso viviendo en lugares simples, al saber de mi jornada para el Mundial, muchas familias me brindaron ayuda. Fue un intercambio muy rico de experiencias, que modifica la manera en que veo las cosas. Estar aquí hoy es motivo de mucha alegría para mí”, contó.

Para llegar a Cuiabá, el periodista tuvo incluso que gambetear las adversidades, como la rodilla derecha dolorida, luego de sufrir una caída, fiebres – después de la picadura de los mosquitos – y dolores en la región estomacal, causados por una indeseable intoxicación por alimentos.

El chileno contó que la fuerza mental en realizar el sueño siempre se mantuvo frente a los contratiempos del viaje y que el apoyo de la familia y de su novia, Chimy, fueron fundamentales para que consiguiese llegar bien a Cuiabá. “A mi familia, al principio, les pareció que la idea era un poco loca, pero después me apoyaron. Mi novia también siempre me incentivó” dijo, no consiguiendo esconder una sonrisa.

La bicicleta de Cristian fue equipada con placas de captación para conversión de los rayos solares en energía y un dínamo, que también generaba energía en cuanto pedaleaba. Ambos alimentaban una batería con salidas para que siempre mantuviese cargados la tableta y el localizador, mediante señal de satélite. “Mi familia y mi novia sabían adónde yo estaba durante todo el viaje. Manteníamos contacto siempre que era posible”, relató.

Cristian debe encontrarse con sus padres dentro de pocos días. “Ellos vienen en carro a Cuiabá, en compañía de la caravana que partirá de Santiago para seguir los partidos de la selección chilena en el Mundial, en cada ciudad donde se juegan los encuentros. Serán más de 800 automóviles en total”. Solamente en la capital matogrossense, deben estar presentes alrededor de 20 mil chilenos. Además de Cuiabá, Chile juega en Río de Janeiro, contra España y en San Pablo, frente a Holanda.

Sobre Cuiabá, el periodista afirmó que la ciudad le había gustado mucho. “Es un pueblo muy hospitalario. Y hay muchos bares y naturaleza por doquier. La Chapada dos Guimarães es linda”, declaró.

Hincha de la Universidad de Chile, conocida como como “La U”, y del Tessandino, equipo de tercera división de Chile, Cristian dice que en Brasil nutre una gran simpatía por el Palmeiras, pues es un admirador del fútbol de Valdivia, “El Mago”, como lo llama. Según él, el mediocampista es una de las principales esperanzas de la selección chilena, junto a los delanteros Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. “Nuestro grupo en el Mundial es muy difícil, pero tenemos chances de pasar a octavas”, confía Cristian.

En un eventual enfrentamiento con Brasil, que podría producirse en la segunda fase, el periodista, sin embargo, ya no se muestra tan optimista. “Será difícil ganarle a Brasil, pero vaya uno a saberlo, ¿no es cierto? En el fútbol todo puede suceder”.

Desde que se llevó el sorteo de la Copa Mundial de la Fifa y se supo cuáles eran las sedes donde la Selección de Chile jugaría, el periodista de ese país, Cristian Guerra Cortes, decidió que tendría que realizar el sueño de participar de cerca de un Mundial de fútbol.

El chileno de 33 años siempre fue apasionado por bicicletas y por la vida al aire libre, por esta razón no tuvo dudas: llegaría a Brasil pedaleando. Cuatro meses después de dejar San Pedro de Atacama y de recorrer solo gran parte de los cerca de 3.800 km, Cristian llegó en mayo a Cuiabá, donde la selección de su país se estrena en el Mundial, el 13 de junio, contra Australia.

En el trayecto hasta la capital de Mato Grosso que es ahora su morada desde el 21 de mayo, Cristian atravesó parte del Altiplano boliviano (región de cordilleras) y cruzó aproximadamente 20 ciudades, teniendo la oportunidad de conocer a muchas personas, pueblos humildes que, en su mayoría, fueron receptivos y lo ayudaron brindándole abrigo y comida.

“Ese viaje fue un aprendizaje muy grande. La integración con los pueblos y personas que encontré en el camino, fue sumamente gratificante. Incluso viviendo en lugares simples, al saber de mi jornada para el Mundial, muchas familias me brindaron ayuda. Fue un intercambio muy rico de experiencias, que modifica la manera en que veo las cosas. Estar aquí hoy es motivo de mucha alegría para mí”, contó.

Para llegar a Cuiabá, el periodista tuvo incluso que gambetear las adversidades, como la rodilla derecha dolorida, luego de sufrir una caída, fiebres – después de la picadura de los mosquitos – y dolores en la región estomacal, causados por una indeseable intoxicación por alimentos.

El chileno contó que la fuerza mental en realizar el sueño siempre se mantuvo frente a los contratiempos del viaje y que el apoyo de la familia y de su novia, Chimy, fueron fundamentales para que consiguiese llegar bien a Cuiabá. “A mi familia, al principio, les pareció que la idea era un poco loca, pero después me apoyaron. Mi novia también siempre me incentivó” dijo, no consiguiendo esconder una sonrisa.

La bicicleta de Cristian fue equipada con placas de captación para conversión de los rayos solares en energía y un dínamo, que también generaba energía en cuanto pedaleaba. Ambos alimentaban una batería con salidas para que siempre mantuviese cargados la tableta y el localizador, mediante señal de satélite. “Mi familia y mi novia sabían adónde yo estaba durante todo el viaje. Manteníamos contacto siempre que era posible”, relató.

Cristian debe encontrarse con sus padres dentro de pocos días. “Ellos vienen en carro a Cuiabá, en compañía de la caravana que partirá de Santiago para seguir los partidos de la selección chilena en el Mundial, en cada ciudad donde se juegan los encuentros. Serán más de 800 automóviles en total”. Solamente en la capital matogrossense, deben estar presentes alrededor de 20 mil chilenos. Además de Cuiabá, Chile juega en Río de Janeiro, contra España y en San Pablo, frente a Holanda.

Sobre Cuiabá, el periodista afirmó que la ciudad le había gustado mucho. “Es un pueblo muy hospitalario. Y hay muchos bares y naturaleza por doquier. La Chapada dos Guimarães es linda”, declaró.

Hincha de la Universidad de Chile, conocida como como “La U”, y del Tessandino, equipo de tercera división de Chile, Cristian dice que en Brasil nutre una gran simpatía por el Palmeiras, pues es un admirador del fútbol de Valdivia, “El Mago”, como lo llama. Según él, el mediocampista es una de las principales esperanzas de la selección chilena, junto a los delanteros Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. “Nuestro grupo en el Mundial es muy difícil, pero tenemos chances de pasar a octavas”, confía Cristian.

En un eventual enfrentamiento con Brasil, que podría producirse en la segunda fase, el periodista, sin embargo, ya no se muestra tan optimista. “Será difícil ganarle a Brasil, pero vaya uno a saberlo, ¿no es cierto? En el fútbol todo puede suceder”.