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Edinel Moreno fue el encargado de enseñarle a su hijo a jugar fútbol. Era algo que había soñado, pero no lo había hecho porque sus dos hijas mayores prefirieron las muñecas que el balón. Por eso, el día en que supo que iba a tener a Dayro, una de las cosas que más lo alegraron fue la oportunidad de hacer a su hijo futbolista. “El estudio lo primero y después el juego”, decía Hilda Rosa, su madre. Y cumplió. A los 16 años dejó su casa en Chicoral (Tolima) para radicarse en Manizales, pues allí el Once Caldas le dio la oportunidad de jugar en los equipos juveniles.
Fue Carlos Panelo Valencia el encargado de darle el visto bueno, cuando jugaba de lateral derecho. “Tenía unas capacidades extraordinarias. Era rápido y fuerte. Tenía un físico impresionante que le permitía subir y bajar sin problema. Algún día lo ubiqué en el equipo juvenil del Once como volante por derecha y allí comenzó a aparecer su olfato goleador. Por eso terminó de delantero”, recuerda Panelo. Fue justamente él quien le comentó a Luis Fernando Montoya de la calidad de Dayro y por eso lo ascendieron al primer equipo.
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En sus inicios era muy callado y reservado con sus cosas. El tipo extrovertido, con buen sentido del humor y look de cantante de reguetón es algo de ahora. “No hablaba con todo el mundo, le daba pena. Eso sí, su gran sueño era triunfar en el fútbol para ayudar a sus hermanas mayores, y eso es algo que ya ha hecho, pues ambas son profesionales”, asegura Panelo, quien representa una figura paterna para el hoy delantero de Atlético Nacional. “Hablamos mucho, no sólo de fútbol. Tenemos una estrecha relación”, asegura.
El tolimense de 32 años ha sido un ganador. Como aficionado triunfó con sus equipos en todas las categorías, y cuando apenas llevaba un año con el cuadro profesional del Once Caldas, hizo parte de la nómina que ganó el título de 2003 y la Copa Libertadores de 2004. En el club albo creció y se hizo ídolo. A pesar de sus problemas de indisciplina —algo que ahora es parte de su pasado—, siempre respondió en la cancha. En 2010 nuevamente fue campeón con el Once, y ese año y en 2007 terminó como máximo artillero del FPC. Luego, en 2014, con la camiseta de Millonarios. Y en 2017 volvió a ser el gran goleador del torneo y de la Copa con Nacional.
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Es uno de esos jugadores que gracias a su actitud en la cancha se convierten en ídolos con facilidad. Aunque hizo parte de Millonarios, rival histórico de Nacional, a su llegada al cuadro verde sólo ha despertado admiración y respeto. En 68 partidos ha anotado 44 goles y ha conseguido dos títulos. Con la llegada de Jorge Almirón ha seguido siendo el referente del ataque. Dayro es Nacional, un jugador clave en el funcionamiento del equipo, el máximo anotador y en el que se deposita la confianza pensando en el objetivo de conseguir un nuevo título continental. Esta noche (7:30 p.m., por Fox Sports) los paisas necesitarían de un empate ante Colo Colo para avanzar. Incluso perdiendo, si Delfín no suma los tres puntos ante Bolívar, también se asegurarán en la siguiente fase del torneo de clubes más importante de América.