Diego Armando Maradona y los medios de comunicación
En el libro “Vivir en los medios. Maradona off the record”, Leandro Zanoni demuestra cómo el símbolo del diez tiene una relación directa con la prensa.
Andrés Osorio Guillott
Los medios de comunicación tienen una responsabilidad que muchas veces ignoran. Al leerse la palabra “informar", que es el verbo que a diario está en las mentes de quienes trabajamos en este oficio, está implícita otra acción que resulta mucho más trascendental, y no es otra distinta a la de formar. En lo que hacemos formamos lectores, pero también formamos y terminamos moldeando las figuras de personajes públicos como el de Diego Armando Maradona, que cumple hoy 60 años y, justamente, son los medios los que se encargan de enaltecer su legado en el fútbol y el fenómeno que representó para Argentina.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
Los medios de comunicación tienen una responsabilidad que muchas veces ignoran. Al leerse la palabra “informar", que es el verbo que a diario está en las mentes de quienes trabajamos en este oficio, está implícita otra acción que resulta mucho más trascendental, y no es otra distinta a la de formar. En lo que hacemos formamos lectores, pero también formamos y terminamos moldeando las figuras de personajes públicos como el de Diego Armando Maradona, que cumple hoy 60 años y, justamente, son los medios los que se encargan de enaltecer su legado en el fútbol y el fenómeno que representó para Argentina.
Leandro Zanoni, autor del libro “Vivir en los medios. Maradona off the record”, demostró en su obra cómo el campeón argentino en el Mundial de México 86 tuvo y tiene una relación de amores y odios con los medios de comunicación. A lo largo de su vida el diez no ha dejado de tener los micrófonos y los reflectores a su favor, así como tampoco los medios han dejado de lucrarse con su imagen y su mito.
En una entrevista realizada por el portal www.golero.com.ar, Zanoni afirmó que Maradona: “No hubiese sido jamás el que fue sin los medios. Diego manejó algo que hasta ese momento nadie pudo ni supo manejarlo, por cuestiones también tecnológicas porque los medios hasta 1980 eran una cosa y después fueron otra: la TV en directo, a color, etc. Diego además tuvo algo innato que lo diferenció del resto: el olfato para darse cuenta que la cuestión mediática, el plano en los medios más allá de lo que hacía en la cancha, era fundamental para retroalimentar su fútbol, expandirlo, difundirlo. Se transformó, además de un crack futbolero, en un personaje. Y eso es muy difícil de lograr teniendo 19 años y habiendo salido de un lugar como Villa Fiorito, casi sin educación formal, abandonó el colegio en tercer año, y tampoco casi sin antecedentes como hoy puede tener un Messi o un Cristiano Ronaldo. Ese olfato, esa astucia, la tuvo de manera innata. Los medios enseguida se dieron cuenta de que él era diferente afuera de la cancha. Y él explotó eso y lo retroalimentó. Hasta hoy la relación medios-Diego, más allá de las constantes idas y vueltas, es un vínculo de retroalimentación y conveniencia.”
Es apenas lógico que los medios de comunicación terminen siendo los que configuran y moldean los fenómenos sociales, los ídolos que forma la sociedad. Su difusión y su lenguaje es determinante en las ideas e imaginarios que se construyen sobre aquellos que se posicionan como los protagonistas en los grandes eventos. Y en el caso de Diego Armando Maradona, su figura se empezó a moldear con la grandeza con la que todos lo observan y lo piensan desde su primera aparición en la prensa.
En “Vivir para los medios”, Zanoni demuestra cómo el comienzo de Maradona en la prensa ya vaticinaba lo que sería su figura mediática. Horacio del Prado fue el encargado de ir a uno de los partidos de “Las cebollitas”, el equipo del fútbol infantil de Argentinos Juniors en 1971. En las calles se comentaba que un zurdo de la escuadra era el referente dentro de la cancha, y que fuera de ella, no contento con sus muestras de buen fútbol, realizaba “jugaditas” para entretener al público. Del Prado, periodista de la mítica revista El Gráfico, tituló la nota de aquel día como “Estos pibes la rompen”. En el epígrafe de la foto que acompañaba el texto, decía “a los doce años, ya se las sabe todas”. Esa fue una de las primeras veces en que el mito del fútbol argentino saldría en un medio, y por la trascendencia y reputación de El Gráfico, todo empezó a corresponder a la dimensión de lo que el diez representaría a lo largo de los años.
Su adicción a la cocaína fue un tema que provocó una debacle en la imagen del argentino. Desde los mismos medios se encargaron de darle a este elemento un eco tan grande como la misma figura de Maradona. Un episodio que logró desteñir en muchos lugares el imaginario del diez y que derrumbó una buena parte del mismo. Sin embargo, desde siempre supo entender que desde los medios podía exaltar sus ideales y lo que él representaba para el deporte y la sociedad. Zanoni ya había mencionado que desde su juventud conseguía que un gesto o una frase marcara tendencia y dejara en claro y en alto sus posturas y sociales, deportivas y políticas.
Dos puntos altos tuvo Maradona con los medios. Uno fue en su regreso a Boca en la década de 1990. Y otra fue como exfutbolista. Su programa “La noche del 10” dejó innumerables ingresos para la televisión argentina y para él. En la entrevista ya mencionada, el autor de “Vivir en los medios” señaló que su puesta ante cámaras en el programa televisivo “... fue la primera vez más allá de algún coqueteo en TV, que Diego cruzaba la línea entre conductor-entrevistado. Aquellos programas lo pusieron en un lugar diferente en donde Diego más allá de conducir bien o mal o regular, no estuvo del todo cómodo, sin esa chispa y espontaneidad que lo caracterizó siempre en la TV. De todas maneras fue una experiencia muy simbólica respecto al tema de mi libro, porque Diego completó un casillero que hasta ese momento no había tildado: el de estar adelante de las cámaras”.
Según cuenta Zanoni en el libro, “La noche del 10” llegó a marcar 39 puntos de rating, cifra a la que llegaba el programa cada lunes cuando era emitido. Su difusión, encargada por las empresas del grupo Clarín, era tal que Maradona acaparaba la prensa escrita, la radio y por supuesto la misma televisión. Charlas con Joaquín Sabina, Fidel Castro o Roberto Gómez Bolaños no solo llamaban el interés de los admiradores del diez y de los invitados, sino que develaba las preferencias y las inclinaciones del Diego. Así, con su puesta en escena en La noche del 10, recuperó su figura mediática y empezó a ser el centro de atención no solo en la Argentina, sino en otras partes de mundo, donde era llamado para entrevistas y para dictar charlas sobre fútbol y sobre todo lo que vivió después de su rehabilitación.
Una relación de conveniencia y una relación que lo condenó a una fama que lo apartó de una vida cotidiana normal. Si bien hizo uso de los micrófonos para señalar la corrupción de la FIFA y también para defender aquello en lo que creía, los medios de comunicación para Maradona fueron su infierno por su presión como jugador y también por aquellos que querían derrumbar la grandeza que obtuvo con Nápoli y con la selección de Argentina. Y así como descendió al Hades, logró ascender a los cielos con los goles y las palabras que quedaron registradas en las cámaras, audios y páginas que dejaron ver que está entre el dios que muchos ven y el hombre que otros tantos subestiman.