Eddie Salcedo, la nueva joya de los italianos
El jugador de 17 años, de padres colombianos, fue convocado por Roberto Mancini para un microciclo de la selección de mayores. Juega en el Inter de Milán, que pagó 30 millones de euros por él.
Camilo Amaya
El relato fundacional de esta historia es el de un niño acompañando a su padre a jugar con el equipo aficionado de la Policía de Génova, en Italia, los fines de semana. Un pequeño al que le gustaba la lucha libre y no le llamaba la atención la pelota, pero que iba de cuando en cuando por ver feliz a su papá. Todo sigue con el mismo niño pegándole al balón tan fuerte, sin saber hacerlo, que otro pequeño se desmayó por la agresividad del impacto. “No sabía qué decir, hasta yo quedé asombrado por lo que hizo. Entonces lo metí en la escuela infantil del club aficionado en el que estaba y que era una especie de filial de Sampdoria”. La anécdota la cuenta Antonio Salcedo, el papá de Eddie Salcedo, el joven de 17 años que hizo parte del último microciclo de la selección de Italia a cargo de Roberto Mancini.
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El relato fundacional de esta historia es el de un niño acompañando a su padre a jugar con el equipo aficionado de la Policía de Génova, en Italia, los fines de semana. Un pequeño al que le gustaba la lucha libre y no le llamaba la atención la pelota, pero que iba de cuando en cuando por ver feliz a su papá. Todo sigue con el mismo niño pegándole al balón tan fuerte, sin saber hacerlo, que otro pequeño se desmayó por la agresividad del impacto. “No sabía qué decir, hasta yo quedé asombrado por lo que hizo. Entonces lo metí en la escuela infantil del club aficionado en el que estaba y que era una especie de filial de Sampdoria”. La anécdota la cuenta Antonio Salcedo, el papá de Eddie Salcedo, el joven de 17 años que hizo parte del último microciclo de la selección de Italia a cargo de Roberto Mancini.
Antonio, que por ese entonces trabajaba en una discoteca de Génova los fines de semana, empezó a entrenar a su hijo, a mirar videos por Youtube y a intentar fortalecer lo que él creía que podría convertirse en una debilidad más adelante. “Íbamos a un parque cerca a la casa y lo hacía patear con la izquierda, luego con la derecha. Y después hacíamos carreras y le decía que si llegaba de segundo tenía que correr otra vez”. Así fue que Eddie se volvió tan competitivo, así fue que cultivó la ambición de ser mejor, de superarse a sí mismo aunque apenas tuviera siete años.
“En la familia me decía que me había obsesionado con él, que no lo estaba dejando tener una niñez normal, que lo dejara estudiar como los otros. Pero yo sabía que mi hijo no era como los otros. Y él también lo notaba, pues fue mejorando, y cada fin de semana jugaba mejor, y marcaba goles”. En efecto las prácticas extras sirvieron, pues Eddie ayudó a su colegio a ganar el torneo El Ravenna, un certamen infantil que reúne a las instituciones de la ciudad. “No eran campeones hacía 60 años y con Eddie lo volvieron a ser”. Ese día, un scouting del Genoa quedó atónito con la manera en la que Salcedo tocaba el balón, con su forma de moverse, también de enganchar rivales con mucha facilidad.
“El tipo se me acercó y me dijo que quería llevarlo a una prueba. Le respondí que mi hijo ya había estado en cuatro y que nunca lo habían seleccionado”. La explicación a lo anterior quizá sea que la mamá de Eddie no es tan alta y por eso la gente del club creyó que no crecería más, que en un fútbol tan físico como el italiano ser portentoso era un requisito necesario. “¿Usted es el papá de Eddie”, dijo el presidente del equipo apenas vio a Antonio, de manera confusa, pues el padre era alto y el niño pequeño, muy pequeño en comparación con los demás.
“Ese señor se tranquilizó y Eddie cumplió su primer sueño: estar en un club de Italia”. Luego vendría el debut como profesional a los 15 años, diez meses y 19 días en un encuentro entre Sassuolo y Genoa por la Serie A el 20 de agosto de 2017 (ingresó en el minuto 81 por el búlgaro Andrey Galabinov). Salcedo pensó que ese suceso serviría para que la selección de Colombia tuviera en cuenta a su hijo para el Mundial sub-17 de India, torneo en el que el conjunto nacional, dirigido por Orlando Restrepo, llegó hasta octavos de final (perdió 4-0 con Alemania), pero no.
La buenas actuaciones con las divisiones menores del Genoa hicieron que Inter de Milán desembolsara 30 millones de euros para quedarse con él. “Lleva ocho meses y está contento. Ya suma cuatro convocatorias y puede que el debut no demore”. Sí, al principio puede que lo hayan molestado con comentarios como “muéstranos que tienes, míster 30 millones”, pero al ver sus condiciones lo han acogido de gran manera, lo han respetado. “Me cuenta que habla mucho con Keita Baldé, con Dalbert Henrique y con Ivan Perisic. Le dan consejos y, lo más importante, creen en él como un integrante más del club ”.
Por ahora, mientras Eddie no cambia por nada el haber estado con la selección de mayores de Italia en un microciclo, bajo el mando de Mancini (obtuvo su nacionalidad en noviembre pasado y a los dos días le llegó una carta de la Federación de ese país para integrarlo al conjunto sub-19), tampoco se olvida de Colombia, de Buenaventura y Cali donde ha estado en vacaciones. Puede que haya nacido en Europa, pero las raíces de los suyos jalan, y muy fuerte. “Mi hijo lloró cuando quedaron fuera del Mundial de Brasil en 2014. Y creo que un error en la comunicación, y en el procedimiento, no lo tiene hoy con la tricolor que jugará la Copa del Mundo sub-20 en Polonia. Lo cierto es que hay que ser agradecidos, pensar en el futuro y seguir soñando. Y en ese camino Italia ha ido siempre de la mano, ha creído”.