El día que el fútbol causó una tregua de navidad en la Primera Guerra Mundial

Era la noche del 24 de diciembre de 1914 en Ypres, Bélgica. El ejército alemán y el ejército británico acordaron detener el fuego y jugar un partido de fútbol para que la navidad estuviera marcada por goles y no por sangre.

Andrés Osorio Guillott
24 de diciembre de 2019 - 10:28 p. m.
La tregua de navidad se caracterizó por un partido que, según cuentan los registros, quedó con un resultado de 3-2 del ejército alemán sobre el ejército británico. / Archivo particular
La tregua de navidad se caracterizó por un partido que, según cuentan los registros, quedó con un resultado de 3-2 del ejército alemán sobre el ejército británico. / Archivo particular

Hay antecedentes que cuentan que el fútbol y sus orígenes se remontan a los inicios de la civilización. El fútbol como deporte y como institución se formó en 1863 en Inglaterra. Habían pasado ya 51 años. Los soldados que fueron al frente de la Primera Guerra Mundial ya podían llevar bajo sus uniformes las camisetas de Aston Villa, Sheffield United, Liverpool, Arsenal o Manchester United. Eso por el bando de los ingleses. Los alemanes ya podian llevar en su piel los colores del Bayern München, del FC Schalke 04, del Bayern Leverkusen o del Eintracht Frankfurt. 

La Primera Guerra Mundial halló su cúspide en el asesinato del archiduque austro-húngaro, Francisco Fernando, por parte de un nacionalista serbio-bosnio. En julio de 1914 ya Europa estaba dividida en dos grupos que también dividieron al mundo y marcaron el inicio de lo que sería un siglo de revoluciones, dictaduras, guerras y epifanías de los límites y los absurdos de nuestra condición humana mostrados por medio de la violencia y la exterminación de la especie. 

El "Triple Entente", conformado por Gran Bretaña, Francia y Rusia contra la "Triple alianza" compuesta por Alemania, Italia y el imperio Austrohúngaro. Las grandes potencias europeas unidas por intereses económicos que estaban ocultos en la palabra "progreso" y en el discurso del poder y el porvenir de las grandes naciones. La mesa estaba servida y la Gran Guerra se iniciaba en julio de 1914. 

De esos cuatro años quedó la derrota de Alemania, que desembocaría décadas más tarde en un segundo episodio de conflictos a nivel mundial; quedó la realización de un nuevo tiempo en Rusia, de una revolución de octubre que terminó por vislumbrar el "fantasma del comunismo" que mencionó Marx en su Manifiesto. De esa Primera Guerra Mundial quedaron varios acontecimientos y algunas anécdotas que dicen mucho de la geopolítica occidental y que sugieren también algunos detalles de lo que podemos lograr los seres humanos por medio de la voluntad o de la soberbia. 

Llegaba diciembre. La primera navidad en guerra. Las tropas se hallaban en Ypres, Bélgica. Era una de las trincheras de un conflicto bélico que empezaba a tomar fuerza aprovechando las tempestades del invierno. Los ingleses lograban una importante avanzada que fue detenida por el ejército alemán. La tensión estaba en un punto alto. Millones de soldados de las grandes potencias tenían la orden de no dejar vivo al contrincante. Había que amilanar al enemigo a como diera lugar. 

Ese 24 de diciembre de 1914 las actividades cesaron en horas de la noche. El miedo acudía a las filas de la guerra, también la melancolía de no pasar una navidad en paz. El silencio susurró que hubiera sido un sacrilegio asesinar en tiempos que siempre han sido de alegría y fraternidad. Así fue que los alemanes, recordando los cantos de navidad, entonaron "noche de paz". El mensaje fue contundente. Más que salir de sus trincheras con las manos en alto, fue salir con un canto que invitaba a detener el fuego, a pausar la violencia y recordar que antes que defensores de una bandera eran defensores de la esperanza. 

El armisticio se logró por la voluntad de ambos ejércitos. La malicia no surgió de un bando que hubiera podido eliminar al rival de manera despiadada. Un villancico y un balón fueron símbolos de la humanidad que después se extravió en el odio inherente a la guerra. 

¿Cómo llegó un balón a la guerra? La respuesta causa intriga, pero un balón puede ser tan representativo como la fotografía de un familiar, un cuaderno o un instrumento musical. Hay objetos que más que objetos son amuletos, cápsulas de esperanza y fuentes de valentía. El balón era símbolo de alegría, de unión, de todo lo que la violencia oculta. El balón invitó a un partido que quedó para la historia. No hay hinchas o narradores que existan para contar el minuto a minuto del encuentro, los registros son inexactos, pero ellos mismos dicen que ganó Alemania por 2-1 o por 3-2. De manera anacrónica, resulta curioso pensar que la frase de Gary Lineker acierta aun para ese día: "el fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania". 

Ese partido logró un armisticio de 48 horas. Los goles fueron celebrados con el calor de un grito, con un calor que era contraproducente al invierno de aquel diciembre de 1914. El partido terminó y los que eran enemigos en nombre de las potencias supieron ser nada más que contrincantes y futbolistas. Cada uno llevó a su equipo dentro de sus gabanes. Las manos se estrecharon y la guerra, esa quimera que se hace indestructible, se detuvo gracias al fútbol, ese deporte que es la pasión de millones y que así como se ha usado para elevar los ideales de gobiernos totalitarios y para matar en nombre de falsos ideales o imaginarios, también ha sido el vehículo para unir a pueblos en guerra, para unir a quienes no hallan en su cotidianidad las razones suficientes para convivir en medio de diferencias

En Ypres reposa un monumento que recuerda aquel partido. Por ese monumento recordaremos el día que el fútbol se impuso sobre la guerra y evitó, o por lo menos postergó, que quienes ese día disputaron el partido se mirarán a los ojos para asesinarse. 

 

Por Andrés Osorio Guillott

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar