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Leonardo González tiene una voz gruesa, ronca, consumida por cada grito en la cancha, por cada indicación que da en los entrenamientos. Y esa tonalidad genera una percepción de seguridad, de credibilidad. Y aunque parezca malgeniado, pues sus cejas pobladas comunican mucho cuando frunce el ceño, el técnico de Deportivo Lara es una persona afable, abierta al diálogo, crítica consigo mismo y con los demás. Con ímpetu responde cuando se le pregunta por la Copa Libertadores y por Millonarios, el rival de hoy en Bogotá. También lo hace cuando se le indaga por la situación que vive Venezuela, por lo que sucede en Barquisimeto, una ciudad en la que cada vez la gente trabaja más para ganar menos, para adquirir mucho menos, como en todo el país.
Antes del juego de esta noche (7:00, Fox), por la tercera fecha del Grupo G de la Copa Libertadores, el entrenador atendió a El Espectador en una charla que fue más allá del fútbol, del juego mismo, y que tuvo como eje la crisis de una nación y de su gente que aún ve en el deporte un mecanismo de transformación social, es decir, del poder de la pelota para construir comunidad, el primer paso para combatir una dificultad.
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¿Qué tanto afecta la crisis de Venezuela a las personas que viven del fútbol?
Tengo que reconocer que, por fortuna, a nosotros la condiciones laborales no nos han cambiado mucho. Pero, ojo, eso no quiere decir que seamos ajenos a la problemática del país. Por ejemplo: en Barquisimeto por más que tengas el dinero, a veces no consigues abarrotes de primera necesidad. Y tienes que ir a muchos lugares. Por eso soy muy agradecido, porque uno tiene con qué y todo se remite a encontrar las cosas.
¿Ha perdido algún jugador importante en su nómina por el momento que atraviesa el país?
Sí, Gabriel Cíchero. El año pasado aumentó el tema de las barricadas, los índices de inseguridad por las noches también y él prefirió irse para la India. Lo entendí en su momento, lo entiendo ahora. Tienes dos hijos y ese ambiente puede atemorizar mucho a un padre. Creo que ahora está en Barcelona (España) con su familia.
Hablando de inseguridad, ¿qué hace usted luego de cumplir con sus labores diarias? Lo digo porque Barquisimeto es la quinta ciudad más violenta del país.
De vez en cuando voy con mi familia a comer o a cine. Aunque prefiero quedarme en la casa. No invento ni trato de inventar planes en la calle porque uno no puede dar papaya. Hay que ser precavidos, pues la situación en la ciudad es complicada. Y si uno es prudente, evita situaciones incómodas.
¿Cómo es el apoyo de la hinchada en los partidos dada la inestabilidad económica de Venezuela?
No sé si ha bajado por la situación. Aunque creo que una entrada debe estar entre 300 y 350 mil bolívares. Eso alcanza para un kilo de pasta o dos litros de leche, entonces no puedo asegurar que los costos sean elevados. Sí te puedo decir que debe haber muchos hinchas que prefieren comprar los abarrotes que ir al estadio. Eso sí, como el dólar allá se mueve de manera anárquica, puede que lo que te dije hoy ya no sea lo mismo de mañana. Sube de manera descontrolada.
¿Cómo puede ayudar el fútbol al momento que vive Venezuela?
Como agente de transformación. En el deporte está la base para construir una mejor sociedad y el fútbol puede ayudarnos mucho. En Deportivo Lara tratamos de inculcar valores en las generaciones venideras para que entiendan que la disciplina, la honestidad, el compañerismo, vitales en una cancha de fútbol, también lo son para vivir en comunidad. La gente se está yendo del país a buscar otro futuro, y qué mejor manera de empezar de nuevo que con un balón como elemento de enseñanza.
¿Usted qué hace para ayudar a la gente de su comunidad?
En diciembre procuro ir a visitar a niños con cáncer, les llevo comida y ropa. Y con el equipo repartimos mercados y hacemos comidas comunitarias. Todo bajo las posibilidades que tenemos. Uno siempre quiere dar más, pero no es posible. Lo importante es ayudar, siempre, y no olvidar que unidos saldremos más rápido de esta crisis.