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El delantero internacional brasileño Adriano Leite Ribeiro, el ‘Emperador’ se despidió este domingo de las canchas de fútbol en un partido amistoso en la casa del Flamengo, el club de sus amores, en el que también arrancó su carrera como futbolista profesional.
Disputado en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, el encuentro acabó con triunfo 4-3 del Flamengo Legends contra Amigos da Italia. La ocasión sirvió para que Adriano, exjugador del Inter de Milán y la Roma, de 42 años, se despidiera formalmente de las canchas, ocho años después de su último partido oficial.
El encuentro contó con varias leyendas de la Seleçao, como el atacante Romario o el guardameta Julio César. El Emperador, que también estuvo acompañado en el gramado por su hijo Adrianinho, anotó goles para ambos equipos.
En un momento del homenaje, el dos veces finalista del Balón de Oro (2004 y 2005) se emocionó y fue abrazado por todos los jugadores cuando la pantalla pasó un mensaje creado por inteligencia artificial de su padre fallecido, dijo el Flamengo en una nota.
Adriano 🇧🇷 tuvo su partido despedida en el Maracaná. En la pantalla del estadio alguien le mandó un saludo: su papá, quien falleció en 2007. El video fue realizado con la ayuda de la inteligencia artificial.pic.twitter.com/WkZIGIDHDP
— VarskySports (@VarskySports) December 15, 2024
El ‘Emperador’ tuvo su momento de auge en la selección de Brasil al ganar la Copa Confederaciones de Alemania-2005, en la que fue elegido mejor jugador y además fue el máximo anotador (5 goles). Un año antes había llevado al once auriverde a ganar la Copa América de Perú-2004.
Pero tras ser titular al inicio del Mundial de Alemania-2006 fue perdiendo poco a poco su lugar y su crédito en la selección y en los clubes, acechado por problemas de peso y de alcohol. En una columna reciente en el medio The Players Tribune, Adriano confesó haber vuelto a vivir a la favela donde pasó su infancia.
“¿Saben lo que supone ser una “promesa”? Yo lo sé. Incluido ser una promesa frustrada. El mayor desperdicio del fútbol: yo. Me gusta la palabra ' desperdicio’ (...) porque tengo la obsesión de haber desperdiciado mi vida”.
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