Lo conocí por casualidad de la vida cuando vivíamos en Buenos Aires. Rafa es un muchacho sencillo, bien educado, con la alegría del costeño y la amabilidad propia del colombiano que reside en otro país. A los cinco minutos de hablar con él se entiende por qué le dicen la Máquina: es su muletilla para referirse al interlocutor de turno, que se rinde rápidamente ante su simpática locuacidad. Descubierto por el mejor scout que tiene Colombia, Agustín Garizábalo, desde su temprana juventud ya respiraba fútbol con la huella del Cali, sinónimo de buen pie, mezclada con su origen que explican sus facultades en la cancha. Intenso, rápido e inteligente. Ideal para casi cualquier técnico o formación. Hoy por hoy es el único atacante con nivel de selección con esa polifuncionalidad que tenemos a disposición. A pesar de ser el goleador de River en la mejor era moderna de la banda al mando del Muñeco Gallardo, hay algunos excéntricos que lo discuten por los pocos minutos que ha jugado con Colombia, sin ser su culpa, por cierto, sino de los entrenadores que curiosamente no han tenido el timing suficiente para convocarlo cuando corresponde. Acaba de marcar un póquer en la Copa Argentina, ha hecho goles decisivos en Libertadores y en los títulos recientes de su equipo, pero no ha contado con suerte para ser tenido en cuenta por nuestra tricolor. En junio tiene que estar en la primera lista de Reinaldo Rueda para eliminatorias y Copa América, a menos que algo extraordinario ocurra.
Es un profesional impecable, que se entrena a tope todos los días. Sale temprano al predio de River en Ezeiza a cumplir con las sesiones del equipo, almuerza y va todas las tardes a un club privado a complementar su talento con trabajos físicos específicos, tiene un nutricionista aparte, psicólogo privado y en ocasiones contrata un entrenador para trabajar la definición. Disfruta mucho viendo cada juego por televisión sin importar su origen; eso sí, prefiere los del Deportivo Cali de su corazón, pero no se aleja de su ocupación-pasión salvo que definitivamente no haya más opción.
Rafael Santos Borré es un fuera de serie, un ser humano integral, acompañado de una familia que lo apoya permanentemente y tiene la cabeza puesta donde corresponde. Se fue muy joven para el Atlético de Madrid y tal vez esa fue su decisión más apresurada, aunque ¿quién se puede negar al Atleti del Cholo?
No se entiende por qué no lo han recuperado, tiene todas las características para triunfar en Europa sin dudarlo, pero esa es la realidad. Palmeiras trabaja en una nueva oferta para tenerlo en sus filas, pensando en la defensa del título continental. Él deberá poner todo en una balanza y definir si se queda en donde ya hizo una gran carrera o irse a conquistar otros horizontes. Eso sí, a donde vaya llevará el paquete completo, que contiene la mejor combinación posible entre un muy buen jugador y una gran persona. Garantizada la maquinaria.
Lo conocí por casualidad de la vida cuando vivíamos en Buenos Aires. Rafa es un muchacho sencillo, bien educado, con la alegría del costeño y la amabilidad propia del colombiano que reside en otro país. A los cinco minutos de hablar con él se entiende por qué le dicen la Máquina: es su muletilla para referirse al interlocutor de turno, que se rinde rápidamente ante su simpática locuacidad. Descubierto por el mejor scout que tiene Colombia, Agustín Garizábalo, desde su temprana juventud ya respiraba fútbol con la huella del Cali, sinónimo de buen pie, mezclada con su origen que explican sus facultades en la cancha. Intenso, rápido e inteligente. Ideal para casi cualquier técnico o formación. Hoy por hoy es el único atacante con nivel de selección con esa polifuncionalidad que tenemos a disposición. A pesar de ser el goleador de River en la mejor era moderna de la banda al mando del Muñeco Gallardo, hay algunos excéntricos que lo discuten por los pocos minutos que ha jugado con Colombia, sin ser su culpa, por cierto, sino de los entrenadores que curiosamente no han tenido el timing suficiente para convocarlo cuando corresponde. Acaba de marcar un póquer en la Copa Argentina, ha hecho goles decisivos en Libertadores y en los títulos recientes de su equipo, pero no ha contado con suerte para ser tenido en cuenta por nuestra tricolor. En junio tiene que estar en la primera lista de Reinaldo Rueda para eliminatorias y Copa América, a menos que algo extraordinario ocurra.
Es un profesional impecable, que se entrena a tope todos los días. Sale temprano al predio de River en Ezeiza a cumplir con las sesiones del equipo, almuerza y va todas las tardes a un club privado a complementar su talento con trabajos físicos específicos, tiene un nutricionista aparte, psicólogo privado y en ocasiones contrata un entrenador para trabajar la definición. Disfruta mucho viendo cada juego por televisión sin importar su origen; eso sí, prefiere los del Deportivo Cali de su corazón, pero no se aleja de su ocupación-pasión salvo que definitivamente no haya más opción.
Rafael Santos Borré es un fuera de serie, un ser humano integral, acompañado de una familia que lo apoya permanentemente y tiene la cabeza puesta donde corresponde. Se fue muy joven para el Atlético de Madrid y tal vez esa fue su decisión más apresurada, aunque ¿quién se puede negar al Atleti del Cholo?
No se entiende por qué no lo han recuperado, tiene todas las características para triunfar en Europa sin dudarlo, pero esa es la realidad. Palmeiras trabaja en una nueva oferta para tenerlo en sus filas, pensando en la defensa del título continental. Él deberá poner todo en una balanza y definir si se queda en donde ya hizo una gran carrera o irse a conquistar otros horizontes. Eso sí, a donde vaya llevará el paquete completo, que contiene la mejor combinación posible entre un muy buen jugador y una gran persona. Garantizada la maquinaria.