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Las amenazas que recibió a través de las redes sociales, primicia publicada por El Espectador en su edición del miércoles de la semana pasada, llevaron a Fabián Vargas a tomar una decisión drástica. A pesar de que ya tenía el contrato arreglado de palabra, le dijo que “no” a Racing Club. Lo hizo a través de su representante, Daniel Comba. Y, según confiaron fuentes de la dirigencia albiceleste, la negativa del mediocampista bogotano se debe a una cuestión de “seguridad y temor” por alguna represalia que pueda sufrir su familia. Por eso ahora se debate entre Rosario Central, club recientemente ascendido a Primera División en Argentina, y Barcelona de Guayaquil.
“Si Vargas va a Racing le pego tres tiros, uno en la pierna derecha y otro en los huevos”, había publicado Pablo Álvarez, alias Bebote, en su cuenta de Facebook. Se trata del hombre apuntado como jefe de la barra brava de Independiente, donde jugó Vargas el último año, el rival de toda la vida de ‘La Academia’, que el 15 de junio descendió a la Primera B Nacional, segunda categoría del fútbol, por primera vez en su historia. Y aunque este hincha borró la intimidación de su página oficial, a esa altura ya era demasiado tarde para que el jugador no empezara a preocuparse.
El domingo por la noche Vargas desmintió una información de una emisora a través de su cuenta de Twitter (@FabianVargas6). La radio había consignado que el volante cerró trato con Rosario Central. “Gente de nuevo... apenas yo firme contrato con algún club seré el primero en publicarlo. Un abrazo”, publicó el jugador. Y le respondió al programa Deportivo: “Señores, no he firmado con ningún equipo”. Lo cierto es que el futbolista de 33 años, que tenía previsto volar hasta aquí el domingo, canceló su pasaje. Y aunque ya lo llamó Miguel Ángel Russo, entrenador que lo dirigió en Boca Juniors, todavía no está confirmado que vaya a jugar en el club rosarino. Por otro lado, la coyuntura de un país en el que no existe el libre cambio y hay restricciones para adquirir divisas norteamericanas, hacen pensar al mediocampista que Ecuador, donde la economía está dolarizada y geográficamente está muy cerca de Colombia, es una buena alternativa.
“El jugador no se había definido, dijo que debía hablarlo con su mujer. La familia incidió bastante en su decisión. Es una pena porque se trataba de un futbolista que nos gustaba”, le dijo Víctor Blanco, vicepresidente segundo de Racing Club a El Espectador. Y, según pudo averiguar este diario, la idea de los dirigentes no es incorporar otro volante central porque el puesto está cubierto con Agustín Pelletieri y Bruno Zuculini. Entonces, ¿para qué pusieron su mirada en Vargas? La respuesta es muy simple: el único objetivo de contar con el colombiano era sacudir la ya atribulada realidad de Independiente.
Los hinchas de ‘La Academia’ montaron una fiesta cuando los ‘Diablos Rojos’ descendieron, el 15 de junio. Y los directivos, lejos de estar a la altura de su cargo, mostraron complicidad al permitir que se entonara la marcha fúnebre a través de los parlantes del estadio Juan Domingo Perón, que a raíz de esta situación fue suspendido por dos fechas. Racing Club ya había jugado a media máquina el partido con Quilmes, rival de Independiente en la lucha por la permanencia. Vargas quedó en el medio de esa puja de pasiones. “Tengo una familia que mantener”, había dicho la semana pasada para justificar un posible paso a Racing Club. También la debe proteger. Por eso su destino estará en otro club. Será Central o Barcelona, lejos de la intolerancia y las amenazas.