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El ritmo no para en Brasil

Después de la fase de grupos del Mundial alabé el ritmo rápido y el estilo valiente y ofensivo que se mostró, pero predije que la táctica prevalecería en los octavos de final.

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Franz Beckenbauer, Especial de la agencia DPA
03 de julio de 2014 - 01:14 p. m.
Neymar fue uno de los jugadores que más sufrieron durante la tanda de penales frente a Chile en los octavos de final. / AFP
Neymar fue uno de los jugadores que más sufrieron durante la tanda de penales frente a Chile en los octavos de final. / AFP
Foto: AFP - GUSTAVO ANDRADE
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Esto sucedió quizás con unos pocos equipos, pero ¿y todos los demás? El ritmo vertiginoso aún estaba ahí, así como la estrategia ofensiva. Como si eso fuera poco, hubo muchos partidos decididos en los minutos finales. ¡Y vimos cinco de ocho partidos que se fueron a la prórroga! En dos casos, se decidió en una tanda de penales.

En anteriores copas del mundo, la ronda de octavos dejó resultados muy claros y separó el grano de la paja. Hoy en día, países como Costa Rica y Colombia alcanzaron los octavos y avanzaron de forma admirable. Eso no puede alabarse lo suficiente.

Todavía creo que las selecciones latinoamericanas se prepararon de forma especialmente intensa para el torneo. Tan intensivamente que incluso Brasil, que suele ser dominante, después de ganar una dramática tanda de penales ante Chile tiene que tener respeto ahora por Colombia. Los brasileños —y Neymar por encima de todos ellos— lloraron lágrimas de alivio, emoción y cansancio después de su victoria sobre Chile.

Antes de su partido de cuartos de final ante Colombia, los brasileños probablemente deberían reconsiderar su estilo de juego. Muchos son individualistas, y Brasil no vive de su trabajo en equipo, sino más bien de la gran clase de sus jugadores individuales. Pero si quieres convertirte en campeón del mundo, es la clase del equipo entero, no la individual, la que es decisiva. El entusiasmo de las gradas locales sigue siendo enorme y eso también debería ser una ayuda. Los brasileños pueden superar el siguiente obstáculo siempre que mejoren notablemente. Y siempre y cuando James Rodríguez, la superestrella de Colombia, con 22 años, no vuelva a brillar con esa magia que mostró en su artístico gol en la victoria 2-0 sobre Uruguay.

Para Alemania, los octavos de final también fueron de todo menos cómodos. Ante Francia no podemos permitirnos otra vez correr tan poco y renunciar a tantas pelotas como en la primera parte con Argelia. En la segunda mitad los alemanes tuvieron el partido algo más bajo control y sólo era cuestión de tiempo que sus goles comenzaran a llegar, incluso si eso significaba esperar la prórroga.

En medio del debate y los elogios está el portero del Bayern Múnich, Manuel Neüer. Hasta el momento, sus acciones fuera del área posiblemente evitaron que Alemania quedara atrás en el marcador. Algunos periodistas describen a Neüer como una combinación de Sepp Maier, nuestro portero, y yo cuando fuimos campeones del mundo en 1974. Quieren decir que con Neüer hizo renacer la posición de líbero.

Preferiría ponerlo de esta manera: Neüer es un hombre escoba, un hombre escoba muy destacado. Pero no un líbero, porque esa posición también significa realizar tareas ofensivas. Oliver Kahn, un predecesor de Neüer y nombrado, gracias a sus superparadas, el mejor jugador del Mundial 2002, calificó las acciones de Neüer como una especie de harakiri. En dos ocasiones ante Argelia, el peligro estuvo realmente muy cerca. Si Neüer hubiera hecho su entrada fuera del área una fracción de segundo más tarde habría visto la tarjeta roja. Realmente tenía que estar muy seguro de que llegaría a la pelota antes que su oponente.

Aunque Francia parece más fuerte que Argelia, creo que el equipo alemán lo tendrá algo más fácil en los cuartos de final. Porque conocen a Francia y porque desde el primer minuto cada jugador estará mucho más centrado que en los partidos anteriores.

Uno tiene permitido derramar unas cuantas lágrimas por los sorprendentemente fuertes mexicanos, que al término de la fase de grupos tenían el mismo número de puntos que Brasil. Tuvieron mala suerte en el modo en que Holanda dio la vuelta al partido con goles en los últimos minutos. Deberían ahora ser capaces de lidiar con Costa Rica. En contraste con torneos anteriores, los holandeses ya no se embriagan con su propio estilo, sino que están jugando un fútbol considerablemente más fresco, pragmático, eficiente y racional.

Las lágrimas por Suiza también están a la orden. El equipo de Ottmar Hitzfeld jugó bien y luchó de forma fantástica en el último partido de su gran entrenador. Y estuvieron cerca de batir a los argentinos, entre otros factores porque tuvieron a Lionel Messi bajo control. Messi tuvo dificultades para entrar en el partido. Duele mucho cuando te marcan en el minuto 118, y luego Suiza no tuvo suerte cuando después dio al palo. El tipo de suerte que necesitas en un torneo de estas características. Por supuesto que ver a Suiza alcanzando los cuartos de final habría sido una gran sensación, algo que realmente me habría gustado por Ottmar, pues hubiera significado posponer un poquito más su retiro.

Y las últimas lágrimas fueron para Estados Unidos. Dieron una gran batalla contra los técnicamente cualificados belgas. Al final, una derrota por 2-1 para Estados Unidos, pero el entrenador Jürgen Klinsmann logró que el país del fútbol americano y del baloncesto se interesara por el fútbol. Incluido el presidente Barack Obama.

Por Franz Beckenbauer, Especial de la agencia DPA

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