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El semifinalista más favorito

Alemania sobrepasó con suficiencia a Francia, un equipo que dejó mucho que desear. Su próximo rival será Brasil, una selección que poco refleja su pasado y que aún no revalida su posición como máximo candidato al título, ya que su juego es torpe y desorganizado.

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Santiago Martínez H.
05 de julio de 2014 - 03:15 a. m.
El defensa central Mats Hummels celebra el gol con el que Alemania logró su paso a semifinales.  / AFP
El defensa central Mats Hummels celebra el gol con el que Alemania logró su paso a semifinales. / AFP
Foto: AFP - CHRISTOPHE SIMON
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La paciencia, frialdad y contundencia alemana pudieron más que el desespero y la desorganización francesa. Los teutones lograron imponerse por la mínima diferencia a los galos en un partido en el que los segundos estuvieron perdidos y su fútbol no brilló. El próximo examen será contra el anfitrión, un equipo que más que ilusión, deja mucho que desear. Los teutones llegan como favoritos, no sólo porque Brasil no es el reflejo de su pasado, sino que Alemania, en todas sus líneas, es mucho más fuerte que la verdeamarela.

Como lo han demostrado a lo largo de la Copa Mundo, los alemanes son los principales favoritos al título. Tienen cuatro jugadores que marcan diferencia: en el arco está Manuel Neüer, uno de los mejores porteros del mundo; su capitán es Philipp Lahm, el motor de la máquina teutona que desde 2002 está pidiendo pista para convertirse por cuarta vez en campeona del mundo; en el mediocampo está el experimentado volante Bastian Schweinsteiger, quien más allá de ser el conductor del equipo es el ideólogo, y en el ataque está la fiera, la figura de los últimos dos mundiales, el goleador alemán, Thomas Müller, quien a sus 24 años no deja de sorprender por su hambre voraz por anotar.

Sin embargo, estos jugadores de experiencia están acompañados de un grupo de jóvenes que han revolucionado el fútbol europeo en los últimos dos años en Bayern Múnich y Borussia Dortmund. Se trata de Toni Kroos, Jerome Boateng, Mats Hummels y Mario Götze, quienes le han permitido a Joachim Löw combinar la experiencia y la juventud para crear un equipo dinámico, efectivo, potente y rápido.

Una de las virtudes más grandes de Alemania es que los jugadores se pueden acoger a cualquier esquema táctico dependiendo de las variables del partido. Pueden jugar con un sistema que se base en el contragolpe, ya que tienen jugadores con mucha velocidad y son efectivos a la hora de hacer una transición de defensa ataque. Asimismo, si el encuentro les exige que se apropien del balón y tengan el mayor tiempo la posesión, su medio campo está básicamente conformado por jugadores del Bayern Múnich, quienes vienen de la escuela de Pep Guardiola, el entrenador que le mostró al mundo que sí se puede ganar y jugar lindo al fútbol.

Pero no hay que olvidar que también tienen un arma letal. Se trata de Miroslav Klose, el hombre que junto a Ronaldo comparte el galardón de ser el jugador con más goles en una Copa Mundo. Son 15 tantos los que ha anotado, son 22 partidos en mundiales. Una experiencia inigualable que pone a temblar a cualquier equipo que se le pare al frente. Klose está jugando en Brasil 2014 su último torneo con la selección y es fiel testigo de la triste historia de los últimos 12 años para Alemania.

Desde 1990, cuando Klinsmann y compañía ganaron la Copa Mundial de Italia-90, los teutones no han logrado volver a los más alto de la cima del fútbol. En 2002 fue Brasil quien les arrebató el sueño en la final. Ni siquiera en 2006, siendo anfitriones, lograron el objetivo, ya que la campeona de esa edición, Italia, los eliminó en semifinales. En Sudáfrica 2010 la historia se repitió y fue España la culpable de amargar el sueño.

Ahora, con sed de revancha, con más de una década de transformaciones en su fútbol local, que le ha permitido ver nacer a las más grandes figuras que tiene el fútbol actualmente, busca consolidar el proceso. A pesar de su favoritismo, el camino no ha sido fácil. En la fase de grupos, aunque superó con cierta facilidad a Portugal, tuvo complicaciones frente a Ghana y Estados Unidos. Ni qué decir de los octavos de final, partido que le ganó a la sorprendente selección de Argelia en tiempo extra. Los cuartos no tuvieron tanto traumatismo, ya que jugó contra una Francia desdibujada que jamás pudo plasmar su fútbol en el terreno de juego. Ni Karim Benzema, ni Pogba, ni Valbuena lograron romper el cerco alemán.

Un gol de Hummels los tiene hoy, por cuarta vez consecutiva, en las semifinales. Buscarán que ese fantasma de no poder llegar a la final se esfume. Alemania es una de las favoritas y siempre cumple, siempre está peleando el título y siempre mete miedo al rival que enfrente. El corazón de sus jugadores y sus aficionados y, especialmente, su espíritu son las armas más letales en la cancha. Por eso no es mentira aquel dicho popular: “El fútbol es un juego de 11 hombres en el que casi siempre gana Alemania”. Tocará esperar hasta el martes 8 de julio, cuando en Belo Horizonte salga a la cancha a demostrar por qué ha sido tres veces campeona del mundo.

Por Santiago Martínez H.

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