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La Copa Libertadores no solo ofrece goles, emociones y tensión sudamericana; también tiene espacio para el estilo. Y en ese escenario vibrante, hay un protagonista que no pasa desapercibido ni siquiera antes de que ruede la pelota: Segundo Castillo.
El entrenador de Barcelona S.C volvió a acaparar las miradas en la cuarta fecha de la fase de grupos, en el cruce frente a River Plate, no solo por el planteo de su equipo, sino por su impactante presencia en el Estadio Monumental Banco Pichincha.
Con un traje animal print, moño al cuello, actitud solemne y la mano en el bolsillo, el exfutbolista ecuatoriano recibió a los hinchas como si estuviera por inaugurar una gala y no un partido clave de Libertadores. Las cámaras lo buscaron antes del pitazo inicial, y lo seguirán buscando: su look se ha convertido en parte del espectáculo.
Lo de Castillo no es casualidad ni excentricidad aislada. Ya en la fecha 2, cuando su equipo visitó el estadio Monumental de Núñez, había sido foco de atención por su traje rosa con detalles negros, siempre acompañado de un moño perfectamente colocado. Aquella vez, Barcelona rescató un empate sin goles ante el Millonario, pero el estilo del DT fue lo que muchos no pudieron dejar de comentar.
Con el paso de las jornadas, el esmoquin se ha transformado en su sello. Castillo es un fanático de la moda y lo deja claro en cada presentación. En un mundo como el del fútbol, donde predominan los buzos deportivos y las camisetas de entrenamiento, su apuesta por la formalidad elegante rompe moldes y suma un elemento distintivo a cada encuentro.
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