
Garrincha en una imagen de la Copa del Mundo de 1962, jugada en Chile. Su típica pose por la banda derecha, el dribling a punto de aflorar. La magia de un jugador mítico. / Cortesía
“¿Pero de qué planeta viene usted?”, le preguntó, arrogante, el presentador de un show más en la Río de Janeiro de comienzos de los años 50 a Elza Soares, que acababa de cumplir 19 y se había vestido para cantar con un traje de su madre que tuvo que arreglar a punta de alfileres. Las luces eran opacas, y el público, un reguero de borrachos que fumaban y le lanzaban claveles y piropos con el cigarrillo pegado a la comisura de los labios. Ella miró al animador con odio, o algo cercano al odio, y le respondió: “Del mismo planeta que usted, señor...