Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El tatuaje se asoma en su antebrazo y marca el costado religioso de Luis Manuel Seijas. “Dios es mi escuela protectora; mi espera victoriosa”, reza la leyenda, acompañada de un tribal. Y no parece casualidad en esta instancia decisiva para Santa Fe. En la vigilia de un triunfo está el mediocampista venezolano, uno de los máximos referentes del equipo cardenal. Entonces, sentado frente a El Espectador en el interior del hotel Intercontinental, empieza a imaginar la final de la Copa Sudamericana ante Huracán, a las 7:00 p.m. (Fox Sports), en el estadio Tomás Adolfo Ducó.
¿Qué se le pasa por la mente en estos instantes previos al primer cruce?
Encaramos la final con mucha ilusión, con ganas, con responsabilidad. Estos son los partidos que quedan en la historia si se gana; de otro modo, no valen de nada. Y a eso apuntamos. La final hay que ganarla para que el éxito perdure a través de los tiempos.
¿Cómo se le gana a Huracán?
Hemos visto videos, imágenes. El último partido es el claro ejemplo de que tenemos que aprovechar la segunda pelota. Los dos goles que le hizo River llegaron por esa vía. La concentración, entonces, será fundamental. Porque si ganamos la segunda pelota, vamos a tener más espacios para el contraataque. Ellos también apelan a eso porque saben que si ganan la segunda pelota quedan a 30 metros del arco.
¿Ramón “Wanchope” Ábila es el jugador del que más tienen que cuidarse? Es una topadora, un delantero muy completo.
Tienen jugadores muy calificados. Patricio Toranzo, Daniel Montenegro, Cristian Espinoza, te pueden meter un pase filtrado. Y Ábila está en un muy dulce momento. Pero nosotros contamos con centrales de muy buena talla. Y tenemos que fortalecernos en ellos. Para Ábila no va a ser fácil este partido.
En general, los mano a mano de los torneos internacionales se definen de visitante. En ese sentido, ¿cuánta importancia tiene este partido?
Es el partido más importante de nuestra historia. Durante toda la Copa se sacaron resultados fundamentales fuera de casa. Entonces, no podemos salirnos de este libreto. Conseguir victorias de visitantes es lo que nos ha traído acá.
¿Se puede lograr? ¿Se tiene fe?
Es la meta. Como equipo grande, hay que pelear todo. Este año llegamos a una final, la de la Copa Águila. Y aunque la perdimos con Júnior, nos propusimos el objetivo de llegar a las otras dos. Ya estamos en la de la Copa Sudamericana. Y queremos ganarla. Por supuesto, representa algo muy difícil. Huracán tiene hambre de gloria, ganas, como nosotros... Quieren quedar en la historia por ser los primeros en ser campeones internacionales de su club.
Es el mejor momento deportivo e institucional de Santa Fe. Al menos del último lustro. ¿Hay que coronarlo con un título?
Para todo este grupo, que llegó en 2008, en un momento en el que el club no había cosechado logros durante tanto tiempo, y ahora tiene la posibilidad de pelear torneos a nivel internacional, sería la fresita del postre. Tenemos capacidad, experiencia, finales ganadas y perdidas. Entonces, eso suma mucho. Pero, sin ninguna duda, en los últimos años vivimos la mejor época de Santa Fe. Y es una satisfacción ser parte de este momento.
¿Y cuánto tuvo que ver el hecho de que, a pesar del cambio de técnico, no se fueran tantos jugadores para la continuidad del éxito?
Ha pasado bastante en estos años en que se cambió el entrenador. Sin embargo, hemos tenido suerte porque los técnicos se acoplan a lo que se hizo. Y hay una base importante que se mantiene y se adapta a la idea del entrenador. Eso es positivo.
¿Notaron muchas diferencias entre Gustavo Costas y Gerardo Pelusso?
Cada técnico tiene su manera, su fórmula. Pero hay algo que los dos tienen en común: ganar es lo único que les importa. Y cuando tienes un líder de grupo así, se nota mucho la mano.
Evidentemente, se sienten cómodos con los técnicos rioplatenses. Costas, Pelusso, Pékerman en la selección de Colombia...
Hay una fusión. En los últimos años, este equipo incorporó eso de ganar todo a lo que se veía de la idea futbolística de los jugadores colombianos y venezolanos. Cinco títulos en cuatro años hablan bien del hambre de triunfos que tenemos.
La afición lo quiere. Se fue a Europa y a Ecuador, volvió y pareció que nunca se hubiera ido de Santa Fe. ¿Qué siente?
Orgullo. Y mucha responsabilidad. No es fácil ser extranjero y que la gente te trate como uno más. En Santa Fe encontré mi lugar en el mundo. Desgraciadamente, en Venezuela hice inferiores en el Caracas y, por cosas de la vida, no pude debutar en primera. Me fui, volví seis meses al Táchira. Entonces no adquirí ese rol de pertenencia en mi país. Pero en Santa Fe, desde el primer día hice ese clic. Por eso, más allá de que quiero volver a Europa, mi idea es retirarme acá. Sé que tengo la capacidad de salir a otros lugares, si se da la posibilidad, bien. Si no, esta es mi casa. No sé qué pasará en el futuro, pero tengo decidido que mi último equipo será Santa Fe.