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Abrazar a Messi no tiene precio. Pagar un tiquete de 300 dólares desde California hasta Houston, 100 dólares para quedarse en el Holiday In y otros 100 dólares para ingresar al partido entre Argentina y Estados Unidos, pasa a un segundo plano cuando quieres ver de cerca a tu ídolo. No hay nada que pueda comprar ese sentimiento y eso le sucedió a Michael Soto el martes en la noche en el primer partido de semifinales de la Copa América Centenario.
El californiano de 16 años cumplió su sueño en el NRG Stadium. Y no solo fue ver a Messi desde la tribuna. No. Soto saltó al campo y se abrazó con el 10 del seleccionado albiceleste. Todo estaba premeditado, “va a ser en el segundo tiempo. Ahí es cuando todos van a bajar”, escribió el joven en su cuenta de Twitter previo al partido en Houston.
"Le dije a mi papá q iba al baño y ahí me metí al campo y saludé a Messi", dijo el joven en diálogo al programa radial de Buenos Aires, La Once Diez. Haber burlado a la seguridad del estadio le costó pasar una noche en un calabozo de Texas a Michael Soto, pero para él eso no importó. Ese abrazo y el autógrafo de Messi significaban todo para él y estaba dispuesto a pagar cualquier precio por lograrlos. "Ese abrazo fue mi mundo", le dijo Michael al medio argentino Olé.