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Ya no luce esa melena azabache que lo acompañó en la mayor parte de su carrera. Así y todo, Radamel Falcao García perdió el pelo, pero no las mañas. Ahí anda “el tigre”, nuevamente en Buenos Aires, la tierra que dio origen a su leyenda. Es que antes de ser una figura de la élite del fútbol mundial, el goleador samario vistió la camiseta de River Plate. “Siempre es un placer volver a la Argentina, donde pude debutar como profesional. La gente me trata muy bien”, dice el delantero, que volvió a gritar con la Selección de Colombia en el estadio Diego Armando Maradona, la casa de Argentinos Juniors, ante Costa Rica. Y ese gol no fue uno más, claro. Con el disparo que vulneró al portero tico, Esteban Alvarado, se corporizó en el máximo artillero de la tricolor, superando a Arnoldo Iguarán. Fue su 25° tanto en 57 partidos, contra 24 en 68 del atacante guajiro. Tal vez por eso, el festejo fue conmovedor, con abrazos de todos sus compañeros. “Por fin superé a Iguarán, que fue un gran futbolista en nuestro país. Estoy feliz”, le dijo a El Espectador en plena preparación para la Copa América que comenzará el sábado en Chile.
Por momentos, les costó vulnerar a Costa Rica, más allá de que generaron muchas situaciones...
Rescato mucho que enfrentamos a un rival que nos presionó en nuestro campo y que por momentos no nos dejó jugar, pero los futbolistas nos adaptamos rápidamente. Confiamos en nosotros, generamos espacios y encontramos el gol.
¿Cuánto tiempo esperó pegar ese grito que lo transformara en el máximo goleador de la Selección de Colombia?
Yo estaba tranquilo. Se habla mucho por afuera, se especula, pero estoy muy bien física y futbolísticamente. Para un delantero, siempre es importante convertir. Se me dio, superé a Arnoldo y estoy muy contento por esa marca.
Usted es la máxima esperanza ofensiva del equipo nacional, ¿pesa la presión del gol cada vez que entra a la cancha?
Juego sin pensar en lo que se dice fuera del campo de juego. Además, siento que nos apoyan. El aficionado tiene que estar tranquilo y respaldar el proceso, como lo hicieron anteriormente. Tienen que confiar en el talento y las capacidades de los futbolistas, hay que tener memoria porque cada jugador va a dar lo máximo. Y le ha dado alegrías a la gente. Y eso en un año no se olvida.
Esta nueva oportunidad de jugar en la Selección y en un torneo tan importante, ¿es una revancha?
Creo que es un premio al trabajo. Perderme el Mundial fue muy duro, pero me parece que los que están acá han ganado el derecho de estar en la Copa América, que el técnico cree adecuada su convocatoria y yo voy a aportar mi granito de arena.
¿Y cómo se siente?
Estoy muy bien, sólo necesito jugar, saber que voy a estar los 90 minutos y que no seré el primer cambio. En ese sentido, no cambió nada mi juego. Como todos saben, ha sido un año complicado, no tuve la continuidad que estaba buscando, pero traté de adaptarme a las situaciones que se viven en el fútbol y poner la cabeza en la Selección, que siempre fue mi prioridad.
¿Cómo influye en usted llevar el brazalete de capitán?
Aunque la cinta le correspondía a Mario (Yepes), siempre traté de ser un jugador positivo para el resto de mis compañeros. Hace rato que en Colombia no tenía un papel de capitán. Le agradezco a José por el voto de confianza. Seguiré con este rol dentro y fuera del campo, siendo la cara visible. Para mí, es un orgullo grande llevar la cinta.
A propósito de Yepes. ¿Qué tanta falta hace?
Se especulaba mucho respecto a cómo iba a responder la última línea. Pero las dudas están afuera, nosotros estamos seguros de la calidad de jugadores que tenemos. Y hay solidez atrás.
Teniendo en cuenta el ránking FIFA, ¿hay una obligación de ganar la Copa América?
Ahora, Colombia tiene que acostumbrarse a que la miran desde otro punto de vista. Nosotros tenemos muy claros los objetivos y estamos fuertes.