Falleció Ramón Cabrero, ex entrenador de Atlético Nacional

El argentino murió a los 69 años. Es uno de los máximos ídolos de Lanús y es considerado el responsable del éxito que actualmente vive la institución

Redacción deportes
01 de noviembre de 2017 - 01:59 p. m.
Ramón Cabrero fue entrenador de Atlético Nacional en 2009.  / AFP
Ramón Cabrero fue entrenador de Atlético Nacional en 2009. / AFP

La noche de Lanús fue histórica. La victoria contra River Plate será inolvidable por décadas. Se transmitirá de generación en generación, con la misma pasión con la que sus hinchas vivieron el encuentro el 31 de octubre. Pero de la euforia a la tristeza solo hay un paso y para el granate no todo es alegría. En la madrugada de este miércoles falleció Ramón Cabrero, ídolo y pieza fundamental del presente de la institución, quien también dirigió en Colombia a Atlético Nacional.  

El estratega falleció a los 69 años en Buenos Aires. Su salud se había visto seriamente afectada en marzo tras sufrir un accidente cerebro vascular. Tras ese episodio pidió licencia de su puesto en la Secretaría técnica del club, y casi no salía de su casa.

Cabrero es uno de los máximos ídolos del granate y es considerado el responsable del éxito que actualmente vive la institución (además de sacarlo campeón y clasificarlo por primera vez a una Copa Libertadores, también descubrió una enorme cantidad de juveniles). La calle interna del polideportivo del equipo, desde 2012, lleva su nombre: "Pasaje Ramón Cabrero".

Su historia

Fue un mediocampista de clase en sus años mozos. Incluso, hasta jugó en el Atlético de Madrid durante el nacimiento de la década del setenta. Sin embargo, en los sesenta y sentado en el banco, encontró el reconocimiento que hubiera merecido mucho tiempo antes por su trayectoria. Pero, claro, este veterano de mil batallas en pantalones cortos tomó estado hiperpúblico como entrenador de Lanús, un equipo chico del Sur del Gran Buenos Aires que logró ser campeón del fútbol grande por primera vez en 2007 y lo hizo, nada menos, en la mítica Bombonera.

Es curiosa su historia. Se bajó de un barco en Argentina como cualquier hijo de inmigrante, a los tres años. Sus padres arribaron en la fuga del hambre y la guerra. Dejaron Las Heras, en España, y se afincaron en Lanús. En ese barrio pujante creció la familia Cabrero y Ramonín, apodo que recibió desde pequeño, en donde empezó a coquetear con la pelota. Con sacrificio, claro. Porque su padre era albañil y su madre limpiaba casas. Por eso tuvo que trabajar desde los nueve en una fábrica de juntas para automóviles. A los 14 se anotó en la Octava división granate y cuatro años más tarde, en 1965, debutó en Primera.

Fue un suplente de lujo en ‘Los Albañiles’, un equipo que no fue campeón pero dejó su huella en el fútbol argentino. Entonces, se lo marcaba como el sucesor de Martín Estéban Pando, un crack en su puesto. Después, fue transferido a Newell’s. Estuvo poco en Rosario. Su talento lo devolvió a la Madre Patria. A los 23, compró su pase Atlético de Madrid. Hizo el Servicio Militar en la España del general Francisco Franco y tuvo un próspero paso por el club colchonero. Pensó en quedarse a vivir en el país donde nació, pero prefirió pegar la vuelta. Entonces, comenzó su camino en la dirección técnica. A todo pulmón.

Se metió de lleno en el fútbol del Ascenso. Dirigió Colón de Santa Fe, dos veces a su querido Lanús, Deportivo Maipú, Central Córdoba de Santiago del Estero y Deportivo Italiano. Con este equipo ascendió a la Primera B Nacional, la segunda categoría del fútbol argentino, con el nombre de Sportivo Italiano, y en 1986 logró que los ‘azzurros’ subieran a Primera. Tuvo una experiencia europea como técnico: Dynamo de Albania, donde fue a dirigir al equipo en la Copa Intertoto. Quedó eliminado prematuramente. Y volvió a Buenos Aires para probarse otro traje, el de comerciante. Un negocio de ropa lo sostuvo hasta que Lanús lo volvió a convocar para sus divisiones inferiores.

Como en su época de jugador, pegó un salto. Como cuando tuvo que reemplazar a Pando en los mencionados ‘Albañiles’ de los sesenta. Echaron a Néstor Gorosito y asumió Cabrero el interinato. No obstante, su trabajo convenció tanto que fue ratificado. Y se hizo cargo de un Lanús inolvidable y campeón. Un año y medio después de ese hito, le dejó su lugar a Luis Zubeldía. Pasó por Atlético Nacional, pero en 2010 se hizo a un lado. “La decisión es mía. La Junta en todo momento quería que yo siguiera. A nivel de directivos encontré un cariño y un respeto casi imposible en el fútbol. Ellos querían que me quedara dos, tres años. Yo dije que mi idea era dejar el fútbol profesional para ser mánager de Lanús. Les comuniqué la decisión y todos estuvimos de acuerdo”, dijo tras su salida en una rueda de prensa. Su sueño se cumplió, regresó a Argentina y desde el 2010 se vinculó con el granate, equipo con el que trabajó hasta su último día.

Por Redacción deportes

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