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Final Premier

Andrés Marocco
06 de mayo de 2021 - 02:00 a. m.

Con la aparición de las redes sociales se instaló en todas partes el término “hater”. Hay “odiadores” de todos los tipos y colores. No se quedan solamente en cuestiones políticas o de farándula, sino que también abarcan el deporte y con fuerza el fútbol. Hay gente que por sus posturas puede ser muy dada a generar polémica y ampolla, pero hay otros que no deberían tener ni un solo contradictor.

Para la muestra dos botones. Pep Guardiola es uno de ellos. Gracias a su expresión y convicción de cómo se debe jugar no hay derecho a otra cosa más que aplaudirle. Cuando debutó con el Barcelona de sus amores dirigiendo todo cambió en la órbita de la pelota. Si bien es cierto no inventó, más bien evolucionó y desarrolló con éxito los conceptos holandeses, marcó un hito y aún sigue instalando su firma en la historia. Cuando recibió al Barça en 2008 inmediatamente lo puso a gustar y ganar, con la única ventaja de ser de la casa y conocer la base de un combinado al que Frank Rijkaard le había armado una estructura, pero que con él encuentra el camino para deslumbrar.

Sus procesos en Alemania e Inglaterra, también exitosos, no han podido hasta ahora igualar la era azulgrana, específicamente en Europa. La “orejona” le ha sido esquiva al técnico catalán en tierras bávaras y ciudadanas. En todo caso consiguió todos los títulos locales posibles y alcanzó niveles extraordinarios en ambas instituciones hasta hoy. Como lo escribimos en este mismo espacio el año anterior, le faltaba equilibrio en el City para poder acceder a una final de Champions League. Pues se demoró muy poco en encontrarlo y jugará en Estambul la posibilidad de darle a una institución pequeña, pero millonaria, su más grande satisfacción.

La nueva versión de los celestes ya no salta al campo como si no hubiera mañana a conseguir un gol primero que su rival, encontró seguridad atrás con el portugués Dias, que le cayó muy bien a Stones y sin necesidad de un nueve de área basa su plan en la genialidad de siempre con De Bruyne, respaldada por la redimensión de Gündogan, la efectividad de Mahrez y el mejor invento del DT español Foden, que reúne elementos de Xavi, Iniesta y Messi. Las últimas líneas se las dedico al técnico rival que no llega favorito a la última instancia, a pesar de comandar una escuadra con más experiencia en estas circunstancias.

Será la tercera final para los blues, segunda consecutiva para Thomas Tuchel con solo 47 años cumplidos, de perfil bajo y fácil de querer también, que fue despedido del PSG por no conseguir el título continental el año pasado con la nevera llena. Ahora tiene menos mercado de calidad, pero un equipo más compacto y con una idea de juego definida e incómoda con Silva, Kanté, Pulicic y Werner como gran columna vertebral. En pocos meses ordenó la casa que Frankie Lampard había dejado en crisis. Es un buen tipo, además de un entrenador práctico. No duelen los ojos con este Chelsea como en 2012, de la hazaña de Di Matteo, pero seguro también va a esperar al rival para hacerle daño en el momento adecuado. Decirle viejo zorro a Guardiola cuando está en sus cincuenta suena raro.

Va a ser un duelo interesante de estilos en el banco y en la cancha entre dos conocidos de la Premier League, uno favorito y vistoso, y otro peligroso y sagaz. Ambos muy pudientes, eso sí.

Andrés Marocco

Por Andrés Marocco

Periodista javeriano. Radioactiva, 88.9, 40 Principales, Caracol Radio. Dementes Deportivas, Telepolémica, Pelotas. Hoy en ESPN. Bumangués, del leopardo.

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