Fútbol y política: El pequeño “kosovar” que le ganó la guerra a Serbia

Xherdan Shaquiri, junto a su familia, huyó de Kosovo cuando era solo un niño por la guerra. 26 años después, y en un mundial, tuvo su revancha.

Juan Sebastián Camacho Muñoz
25 de octubre de 2019 - 09:36 p. m.
AFP
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Continuando con el especial de fútbol y política, la historia del extremo del Liverpool, Xherdan Shaquiri, hizo que un pequeño exiliado de la guerra en su país natal, Kosovo, consiguiera su propia revancha, nada más y nada menos, que en una Copa del Mundo.

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Cinco títulos nacionales en Suiza, seis títulos locales en Alemania, dos UEFA Champions League, una Súper Copa de Europa, una participación en la Eurocopa y tres mundiales encima es la hoja de presentación del Messi de los Alpes, como se le conoce a Xherdan Shaquiri. Un jugador nacido en Kosovo, pero criado en Suiza, país al que llegó cuando apenas tenía dos años, huyendo con su familia de la guerra de los Balcanes.

El kosovar, de tan solo 1,67 cm. de estatura, inició su carrera en el F.C Basel de Suiza, donde poco a poco se fue consolidando y formó una imagen en el país que, desde pequeño, lo acogió para protegerlo de la represión del ejército yugoslavo contra su pueblo. Tres temporadas y 130 partidos fueron suficientes para que Shaquiri conquistara la liga suiza en tres oportunidades y obtener dos copas nacionales. De a poco, su nombre se fue posicionando en la elite del fútbol.

Su presente se ratificó en el 2012 cuando Bayern Múnich apostó por el jugador y desembolsó 11 millones de euros. En el equipo alemán revalidó su condición de estrella y alcanzó la cima al ganar su primera Champions League. Luego pasó por el Inter de Milán y posteriormente al Stoke City de Inglaterra.

Sin embargo, mientras las temporadas pasaban, su fútbol se fue apagando. De aquel jugador brillante, encarador y potente quedaron solo destellos. Pero el fútbol le dio una revancha inolvidable.

En Rusia 2018, las balotas rodaron y los grupos del mundial quedaron definidos. Como si fuera una especie de señal del destino, las selecciones de Serbia y Suiza quedaron sembradas en el grupo E del campeonato del mundo. Shaquiri tendría su revancha 26 años después de que sus padres salieran despavoridos de su país natal, al igual que millones de ciudadanos que escaparon de los soldados serbios en la que posteriormente se conoció como la Guerra de Kosovo.

Pero esta vez, el campo de batalla fue el Estadio de Kaliningrado, el 22 de junio del 2018, y las armas de Xherdan Shaquiri fueron un balón de fútbol y sus dos botines. El izquierdo con la bandera de Suiza y el derecho con la bandera de Kosovo, su país. El partido inició con ventaja para los serbios, pero en el segundo tiempo los hijos adoptivos de Suiza nacidos en Albania y Kosovo llevaron a Los Navajos a empatar el partido.

Fue entonces en el epílogo del partido, como en las películas, cuando el ahora jugador del Liverpool de Inglaterra, sin mirar atrás y escapando de los defensas centrales del equipo contrario, como lo hicieron sus padres en el pasado, atravesó toda la cancha con el balón en sus pies y, con un fino toque de su pierna izquierda, venció al guardameta rival para ganar el encuentro. Shaquiri celebró formando el águila de la gran Albania con sus manos, símbolo que hace referencia a sus raíces étnicas.

Esa noche, el triunfo de la selección no solo se celebró en Suiza, sino en Albania y Kosovo de donde salieron un sin fin de videos de multitudes celebrando a rabiar el triunfo, porque un pequeño soldado exiliado acababa con las aspiraciones de la gran Serbia, en el evento deportivo más importante del planeta y ante los ojos del mundo. El pequeño Xherdan le ganó a Serbia una guerra de 11 contra 11. Hashim Thaçi, presidente de Kosovo escribió en su cuenta de Twitter: “Kosovo los ama”.

(Cambios en el cronograma de Liga y Copa Águila)

Por Juan Sebastián Camacho Muñoz

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