El delantero liberiano George Weah, ganador del Balón de Oro en 1995.
Foto: @Ballondor
El fútbol es un deporte colectivo, un deporte fiero del que nadie sobrevive de forma solitaria. Para ganar títulos, dinero, fama y partidos se necesita un grupo sólido y compacto. Es por eso que los equipos que aspiran a ser recordados por siempre se preocupan con tanto brío por mantenerse impolutos y libres de toda mácula.
En el fútbol no hay lobos solitarios ni doncellas encerradas en una torre elevada. O todos juegan a favor de un mismo objetivo, o todos caen derrotados al final de la aventura. Debido a esto, muchos futbolistas y analistas...
Por Juan Diego Forero
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