Hace poco a Jhon Arias le dijeron en Brasil que era el “Pelé colombiano”. No le gustó. “¿Estás loco? No, no, no… Pelé fue uno de los más grandes de la historia del fútbol”, respondió ante la comparación que le lanzaron en plena rueda de prensa. Fue hace casi un año, cuando fue la gran figura de la clasificación del Fluminense a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Para ese entonces, el de Quibdó ya se había ganado el cariño de la afición, una de las más apasionadas y numerosas de Brasil, luego de ser una de las estrellas del título continental que consiguieron en 2023. Sin embargo, el amor se transformaría en algo más significativo unos meses después, cuando el colombiano se convirtió en el gran responsable de que el equipo de Río de Janeiro salvara la categoría. Fue entonces cuando pasó a ser uno de los más queridos entre los suyos.
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Las estadísticas explican buena parte de ese cariño. Desde que llegó a Fluminense en 2021, Arias ha jugado más de 150 partidos en todas las competencias, con más de 30 goles y tres decenas de asistencias. En la Serie A brasileña su regularidad ha sido notable: 33 partidos en 2022, 29 en 2023 y 27 en 2024, siendo uno de los futbolistas con más minutos en el mundo el año pasado. En competiciones internacionales también ha dejado huella: 13 partidos y dos goles en la Libertadores de 2023, completando una participación de ensueño en la campaña continental que le dio al club su primer trofeo del torneo más importante de América. Arias no solo juega, sino que resuelve, empuja y lidera.
Que el chocoano esté encumbrado entre los grandes ídolos de Fluminense no es algo solo simbólico, sino un honor reservado para pocos. El “Flu” ha sido cuna de figuras monumentales, cuya talla trasciende generaciones. Por ejemplo, Castilho, quien defendió el arco por más de una década, convirtiéndose en el jugador con más apariciones en la historia del club. Preguinho, pionero, quien fue autor del primer gol de Brasil en un Mundial. Didi, genio del mediocampo y uno de los mejores de la historia, fue figura allí, mientras que Rivellino encarnó la brillantez en una era dorada del fútbol brasileño. Assis y Washington, por otra parte, integraron una dupla inolvidable de los 80, mientras que el paraguayo Romerito lideró algunos de los títulos más importantes de la institución. De nuestros tiempos, Fred es el rostro moderno del tricolor, Thiago Silva es el hijo de la casa y Germán Ezequiel Cano, el goleador reciente que levantó la Libertadores. En ese linaje aparece Arias, con una conexión profunda con la hinchada, protagonismo en las grandes gestas y un lugar ganado con trabajo en ese olimpo.
Ahora, Arias vuelve a estar en el foco internacional. Como cuando fue el mejor del cuadro brasileño en el cara a cara contra Manchester City hace un año.
A las 11 de la mañana (hora colombiana), este martes, Fluminense debuta en el Mundial de Clubes contra Borussia Dortmund. El partido, que será transmitido por DAZN, Win Sports y DSports, corresponde al Grupo F, en el que también están Ulsan Hyundai de Corea del Sur y Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Fluminense llega al torneo con ilusión renovada, tras haber ganando su cupo con la Libertadores de 2023. El colombiano, que ha sido clave en todos los momentos importantes en la era contemporánea del club, es una de las grandes apuestas para ilusionarse con una nueva hazaña.
John Arias llegó al “Flu” en 2021 después de una gran temporada en Independiente Santa Fe. El “León” fue el equipo que lo rescató del letargo en el que se había estancado en América de Cali. Allí, a pesar de ser campeón en 2020, no tuvo mucha continuidad: jugó poco y casi no fue tenido en cuenta. En Santa Fe encontró minutos, ritmo y se reencontró con su mejor versión. Volvió a brillar como ese extremo desequilibrante que alguna vez debutó en Patriotas bajo la dirección de Diego Corredor. Fue entonces cuando apareció Fluminense con una oferta que cambió su rumbo.
Rápido, con un físico privilegiado y una fortaleza mental notable, Arias fue evolucionando. Aunque sus orígenes estaban pegados a la banda —el desborde, la velocidad, el uno contra uno—, en Brasil se convirtió en un jugador integral. Tiene gol, tiene pase y tiene lectura de juego. Hoy es uno de los mejores mediocampistas ofensivos del fútbol brasileño. Su rendimiento lo ha puesto en el radar de equipos europeos, pero su fichaje nunca logró concretarse. Mientras tanto, en Fluminense es querido, figura y referente.
También en la selección de Colombia tuvo su momento. Néstor Lorenzo lo eligió como uno de sus jugadores de confianza en el arranque de su ciclo. Fue titular y clave tanto en eliminatorias como en la Copa América, aunque en las últimas fechas su nivel ha sido criticado por algunos. Más por razones tácticas que por bajo nivel. En el último partido frente a Argentina, por ejemplo, estuvo en el banco. No obstante, su rendimiento está intacto. Lo demuestra juego a juego con Fluminense, en el que también están sus compatriotas Gabriel Fuentes y Kevin Serna.
En Brasil, donde el fútbol se respira en las esquinas y se idolatra en las tribunas, Arias sigue siendo estrella. Y hoy, en el Mundial de Clubes, es uno de los jugadores a seguir.
Nació en Chocó. Su camino, como el de tantos otros, lo impulsaron sus papás, que confiaron en su talento en medio de un contexto de precariedad. Antes de llegar a la segunda división con Llaneros buscó oportunidades en México. Allá no lo logró. No fue fácil. A veces, incluso, el sueño de ser profesional parecía una fantasía lejana. Pero siguió. No se imaginaba que llegarían a compararlo con Pelé. Hoy en día rechaza ese apodo, no le gusta. Él siempre quiso ser Jhon Arias. Así lo aman hoy, en uno de los países más futboleros del planeta.
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