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El cuatro en defensa y dos volantes centrales parece innegociable en el sistema táctico de Reinaldo Rueda. El jueves, ante Bolivia, jugó con sus predilectos para esos puestos del mediocampo: Wílmar Barrios y Matheus Uribe. No obstante, por pasajes del partido, hasta Juan Fernando Quintero resultó al lado de Barrios en esa pared de contención. El “10” de Colombia también se movió como extremo derecho y como mediapunta, detrás de Róger Martínez, en el 4-2-3-1 que planteó el estratega caleño en La Paz, donde Cuadrado, en el primer tiempo, intercambió posiciones constantemente con Quintero.
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Ese dibujo para defender ha sido habitual desde que Rueda vive su nueva era como seleccionador nacional. Así logró debutar con goleada 3-0 sobre Perú en Lima y empató ante Argentina 2-2 en Barranquilla. Así logró el tercer puesto en la reciente Copa América que se celebró en Brasil. Rueda ha dicho que el combinado tricolor “tiene esa huella” de lo realizado en el certamen continental y ha recalcado que anhela “un equipo que siga mejorando ese concepto de armonía. Queremos ser más eficaces en el arco rival, y que eso nos suponga mejores resultados. Deseamos, también, un equipo solidario”.
Esa armonía es sinónimo de ser más acertados con los patrones de juego durante los partidos, con que haya más entendimiento entre un jugador y los movimientos de sus compañeros, con una elaboración más limpia y fluida, y no tan forzada como se vio en La Paz. En los más de 3.600 metros de altura de la capital boliviana, las aproximaciones de Colombia se dieron en transiciones rápidas, aprovechando las espaldas de los volantes del equipo local, cuando este perdía la pelota en campo colombiano. Esos ataques los aclaraba Quintero con los pases largos que se originaron en su botín izquierdo.
Sin embargo, en campo boliviano muchas opciones se desaprovecharon por esa falta de armonía, por no comprender los movimientos del compañero. Luis Díaz prefería rematar cuando tenía a Martínez mejor ubicado, y este, a su vez, en algunas ocasiones y en posiciones incómodas elegía el arco en lugar de un centro atrás para un Cuadrado o un Quintero que llegaban perfilados para el impacto a portería. Son decisiones que se irán afinando entre más partidos se jueguen. Cuando eso ocurra, y el trabajo de Rueda haga que se corra el telón para presenciar la mencionada armonía, aumentará esa eficacia a la que él se refiere.
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La idea es que aparezca este domingo (5:00 p. m., Caracol Sports) contra Paraguay, en el octavo partido que jugará Colombia en las presentes eliminatorias hacia el Mundial de Catar 2022. Será un encuentro que se disputará en el estadio Defensores del Chaco, en Asunción, a donde llegó el plantel dirigido por Rueda el viernes en la madrugada. Ese mismo día los futbolistas que jugaron en La Paz tuvieron jornada de recuperación y no había lesionados ni bajas por suspensión disciplinaria para enfrentar a un conjunto guaraní que viene de perder 2-0 contra Ecuador en Quito.
No es la selección paraguaya que casi siempre jugaba un 4-4-2 defensivo y que en gran medida entregaba sus esperanzas ofensivas a centros a dos atacantes espigados o a su amada pelota quieta. Con Gerardo Martino en el camino a Sudáfrica 2010 y en ese mismo Mundial, Paraguay mostró que de la tierra de Arsenio Erico también se gestaban futbolistas para jugar de otra forma. En la actualidad, Eduardo Berizzo, discípulo y exasistente de Marcelo Bielsa en la selección chilena, dirige a un equipo que intenta juntar más hombres alrededor de la pelota, que busca llegar tocando al área rival, que tiene gambeteadores y jugadores conceptuales, pero que no desprecia los mencionados balones aéreos.
Paraguay tiene en mente que, si gana, superará a Colombia en la tabla de posiciones de la eliminatoria, y como mínimo se colocará en la posición de repechaje, que por ahora les pertenece a los dirigidos por Rueda. Estos, por su parte, deberán triunfar para que la calma aparezca antes del duelo del próximo jueves en Barranquilla contra Chile (6:00 p. m., Caracol Sports). La labor se llevará a cabo con más facilidad, si aparece la armonía.