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La chilena del Tigre Castillo que puso a vibrar a Colombia en Santiago

Con un planteamiento inteligente, el conjunto de Luis García le devolvió plenamente la confianza a la afición local.

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Redacción Deportes
12 de noviembre de 2015 - 05:47 p. m.
Jairo Castillo celebra el único tanto de la Selección Colombia contra Chile para las eliminatorias de Core y Japón 2002. Foto: Archivo
Jairo Castillo celebra el único tanto de la Selección Colombia contra Chile para las eliminatorias de Core y Japón 2002. Foto: Archivo
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En el 2000, Colombia y Chile se enfrentaron por primera vez por eliminatorias en Santiago, allí el combinado nacional logró un triunfo inesperado y poético: el tanto de la victoria de Jairo El Tigre Castillo fue una obra de arte digna de ser colgada en las más exigentes galerías dedicadas al gol.

Sin embargo, la actuación de la selección nacional también es digna de ser enmarcada, para conservarla mejor en la memoria. No hay que extraviarse, colombiano brindó exquisiteces ante Chile, pero fue precisa, tuvo temple, supo reducir a su rival y luego lo remató con una estocada casi inesperada. (Reviva los enfrentamientos más vibrantes entre Colombia y Chile)

El balón perdido que rescató Juan Pablo Ángel sobre la frontera de la cancha fue la primera sorpresa. Y luego llegó otra, más bella y contundente: Castillo, suspendido en el aire y de espaldas al arco rival, pintó sobre la escena una chilena que embelesó a los 40 millones de colombianos que gritaron con el alma su gol.

Si este solo gesto de conquista bastó para pasar de largo con tres puntos en la mochila, fue debido al control casi eterno al que Colombia sometió a Chile desde el pitazo inicial.

Respecto del partido se había anticipado que los 15 ó 20 minutos iniciales serían claves. Se esperaba un Chile arrollador en la cancha y una tribuna delirante y pidiendo sangre ‘chibchombiana’, pero al final la película fue otra.

Los 15 que no fueron

Realmente, ante Colombia, el local Chile nunca tuvo su cuarto de hora. A lo sumo, en diferentes períodos del duelo, contó dos o tres minutos de dominio continuo y asedio constante a los predios de Óscar Córdoba.

De esta excepción hacen parte, por ejemplo, el final de la primera parte y la agonía del compromiso. Porque de resto la tónica fue otra: el cuadro de García bien parado desde la mitad del campo, obstruyendo la creación que debían generar Estay y Sierra y evitando que el balón les llegara con claridad a Salas y Zamorano.

La fórmula colombiana para contrarrestar al local fue sencilla. Atrás se mantuvo el cuarteto posterior, con Iván Córdoba y Yepes ejerciendo como sus principales bastiones, por arriba y al momento de los cierres. En la mitad del campo, Grisales, Bolaño y García se pararon en plan de marcación, haciendo una línea de tres no tan rígida, pues le permitió varias veces la salida a Bolaño.

En esta zona, durante la primera fase, García desentonó a raudales, mientras que Grisales era intermitente con su fútbol y su concentración. Debido a ello, en la segunda parte el técnico Luis García dejó en el camerino asuhijo y solidificólamarca enviando a Viveros.

Con la maniobra de García, Colombia ya no sufrió tanto con las arremetidas locales por la izquierda. Por allí Francisco Rojas ya no pasó más con tanta impunidad, y Zamorano y Salas quedaron más desamparados.

Al unísono con el cambio, Aristizábal y Castillo, quien jugó bastante retrasado, siguieron sumándose a la marca en la mitad del campo, propiciando así un volumen que hacía imposible el tránsito libre a los hombres de las ideas de Chile.

Así, maniatado y sin salida por los costados, Chile apeló al pase largo (pelotazo) como fórmula para llegar a sus atacantes. Con esto, las cosas se les facilitaron a I. Córdoba y Yepes, que pocas veces perdieron por arriba.

Lo más importante es que cuando todo el dispositivo falló, aparecieron, con la precisión de siempre, las manos salvadoras de Óscar Córdoba.

Gracias a todo esto se neutralizó a Chile. Teniéndolo así, Colombia, que nunca renuncia a atacar, liberó en el momento justo a Ángel y con la inspiración de Castillo consiguió el 1-0 que se convirtió en la mejor excusa de felicidad para los colombianos.

Por Redacción Deportes

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