La exclusión de las mujeres en el fútbol iraní
Cuando parecía que Irán permitiría que las mujeres regresaran a los estadios, los hechos ocurridos esta semana en Mashhad durante las eliminatorias a Catar 2022 demostraron que ese país está lejos de garantizar la inclusión de las fanáticas en espacios deportivos.
Daniel Bello
Este martes el combinado iraní recibió al Líbano en un encuentro correspondiente a la última fecha de las eliminatorias asiáticas. El encuentro se disputó en la ciudad sagrada de Mashhad y estuvo marcado por la protesta de cientos de mujeres afuera del estadio ante la negativa de las autoridades de dejarlas entrar. Cuando las hinchas reclamaron, la policía les respondió rociándoles gas pimienta.
Muchas de las asistentes expresaron su malestar porque al momento de comprar sus entradas y movilizarse al estadio no habían enfrentado ningún tipo de inconveniente. La indignación creció porque se supone que Irán había prometido que ellas iban a poder asistir a los estadios con normalidad. Sin embargo, los hechos de este semana representaron un giro de 180° grados respecto a la inclusión de la mujer en el fútbol de ese país, situación por la que la FIFA puso sus ojos en Irán hace ya unos años.
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Como consecuencia de la Revolución Islámica de 1979 en Irán, el país dio un giro hacia un gobierno más religioso y conservador. Eso significó el fin de la dinastía Pahlevi, una monarquía autoritaria aliada de las potencias occidentales, y fue el comienzo de la república islámica. Desde entonces Irán tiene una constitución teocrática y antioccidental, aunque también autoritaria.
En Irán las leyes suelen ser muy restrictivas por motivos culturales, por ejemplo, las mujeres están obligadas a cubrir por completo sus brazos, piernas y cabello cuando salen a la calle. Uno de los efectos del cambio de régimen fue que las mujeres estuvieron vetadas de asistir a eventos deportivos. Así fue durante 40 años hasta que una joven se inmoló como protesta ante estas leyes arcaicas y la FIFA decidió tomar cartas en el asunto.
El caso por el que el organismo internacional del fútbol decidió intervenir fue el de Sahar Khodayari, conocida popularmente como la chica azul, que era una hincha apasionada del Esteghlal de su país. Khodayari asistió a un partido de fútbol vestida de hombre pero fue descubierta por la policía y le abrieron un expediente judicial.
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Como la sentencia que le podía caer era de hasta seis años de cárcel, se prendió fuego frente a la Corte Revolucionaria Islámica y murió una semana después producto de las heridas. Desde entonces la chica azul es un símbolo de la lucha feminista en el país islámico.
El presidente de la FIFA Gianni Infantino dijo sobre este caso que si Irán no permitía la asistencia de mujeres a las canchas, existía la posibilidad de que el país fuera vetado de participar en competencias internacionales. La federación iraní acató esas palabras y en octubre del 2019 las mujeres regresaron a los estadios tras varias décadas.
Sin embargo, las imágenes de este martes con hinchas rociadas de gas pimienta revivieron la indignación no solo dentro del país, sino también en la comunidad internacional. “Hemos escuchado con preocupación informes de que no se permitió el ingreso de mujeres al partido de ayer en Mashhad y pedimos a la Federación de Fútbol de Irán más información sobre este asunto”, comunicó la FIFA tras los hechos del martes.
La decisión de las autoridades de Mashhad de prohibir la entrada sorprendió porque en enero, cuando la selección selló su clasificación al derrotar a Irak como local, las mujeres asistieron con total normalidad al encuentro. Algunos sectores de la prensa iraní esperan que la FIFA condene las acciones de las autoridades persas y que sancione a la federación por no garantizar la seguridad ni la inclusión de las mujeres en los estadios.
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Por lo pronto, la FIFA no ha puesto el cupo de Irán al mundial en entredicho ni nada por el estilo, aún cuando es evidente que las políticas de inclusión de la nación islámica con respecto a las mujeres y el fútbol están lejos de ser eficientes.
Este martes el combinado iraní recibió al Líbano en un encuentro correspondiente a la última fecha de las eliminatorias asiáticas. El encuentro se disputó en la ciudad sagrada de Mashhad y estuvo marcado por la protesta de cientos de mujeres afuera del estadio ante la negativa de las autoridades de dejarlas entrar. Cuando las hinchas reclamaron, la policía les respondió rociándoles gas pimienta.
Muchas de las asistentes expresaron su malestar porque al momento de comprar sus entradas y movilizarse al estadio no habían enfrentado ningún tipo de inconveniente. La indignación creció porque se supone que Irán había prometido que ellas iban a poder asistir a los estadios con normalidad. Sin embargo, los hechos de este semana representaron un giro de 180° grados respecto a la inclusión de la mujer en el fútbol de ese país, situación por la que la FIFA puso sus ojos en Irán hace ya unos años.
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Como consecuencia de la Revolución Islámica de 1979 en Irán, el país dio un giro hacia un gobierno más religioso y conservador. Eso significó el fin de la dinastía Pahlevi, una monarquía autoritaria aliada de las potencias occidentales, y fue el comienzo de la república islámica. Desde entonces Irán tiene una constitución teocrática y antioccidental, aunque también autoritaria.
En Irán las leyes suelen ser muy restrictivas por motivos culturales, por ejemplo, las mujeres están obligadas a cubrir por completo sus brazos, piernas y cabello cuando salen a la calle. Uno de los efectos del cambio de régimen fue que las mujeres estuvieron vetadas de asistir a eventos deportivos. Así fue durante 40 años hasta que una joven se inmoló como protesta ante estas leyes arcaicas y la FIFA decidió tomar cartas en el asunto.
El caso por el que el organismo internacional del fútbol decidió intervenir fue el de Sahar Khodayari, conocida popularmente como la chica azul, que era una hincha apasionada del Esteghlal de su país. Khodayari asistió a un partido de fútbol vestida de hombre pero fue descubierta por la policía y le abrieron un expediente judicial.
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Como la sentencia que le podía caer era de hasta seis años de cárcel, se prendió fuego frente a la Corte Revolucionaria Islámica y murió una semana después producto de las heridas. Desde entonces la chica azul es un símbolo de la lucha feminista en el país islámico.
El presidente de la FIFA Gianni Infantino dijo sobre este caso que si Irán no permitía la asistencia de mujeres a las canchas, existía la posibilidad de que el país fuera vetado de participar en competencias internacionales. La federación iraní acató esas palabras y en octubre del 2019 las mujeres regresaron a los estadios tras varias décadas.
Sin embargo, las imágenes de este martes con hinchas rociadas de gas pimienta revivieron la indignación no solo dentro del país, sino también en la comunidad internacional. “Hemos escuchado con preocupación informes de que no se permitió el ingreso de mujeres al partido de ayer en Mashhad y pedimos a la Federación de Fútbol de Irán más información sobre este asunto”, comunicó la FIFA tras los hechos del martes.
La decisión de las autoridades de Mashhad de prohibir la entrada sorprendió porque en enero, cuando la selección selló su clasificación al derrotar a Irak como local, las mujeres asistieron con total normalidad al encuentro. Algunos sectores de la prensa iraní esperan que la FIFA condene las acciones de las autoridades persas y que sancione a la federación por no garantizar la seguridad ni la inclusión de las mujeres en los estadios.
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Por lo pronto, la FIFA no ha puesto el cupo de Irán al mundial en entredicho ni nada por el estilo, aún cuando es evidente que las políticas de inclusión de la nación islámica con respecto a las mujeres y el fútbol están lejos de ser eficientes.