La pequeña luz en la oscuridad de Julio Falcioni
Cáncer de laringe, neumonía, coronavirus, su esposa falleció la semana pasada. Así se resumen los últimos dos años del DT argentino, que sigue en pie y con Independiente está peleando la Copa de la Liga.
No han sido dos años fáciles para Julio Falcioni. ¿La razón? La salud. Lo primero fue un cáncer de laringe, luego una neumonía. La comunidad del fútbol no dejó de solidarizarse con él, de mandarle sus fuerzas.
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No han sido dos años fáciles para Julio Falcioni. ¿La razón? La salud. Lo primero fue un cáncer de laringe, luego una neumonía. La comunidad del fútbol no dejó de solidarizarse con él, de mandarle sus fuerzas.
Luego apareció un contagio para coronavirus que lo asustó a él, nos asustó a todos. Y salió adelante.
La última llegó por cuenta de la salud de su esposa, razón por la cual Falcioni se había perdido los últimos cuatro partidos de Independiente. Hasta que ella falleció el miércoles.
El sábado, en el duelo ante Estudiantes por la Copa de la Liga, nadie lo esperaba. Todos sabían que era su tiempo de duelo. Pero sin decirle nada a nadie, sin avisar, apareció en el estadio a dirigir.
Su plantel, sus rivales, todos, se fueron a abrazarlo en uno de esos pequeños momentos en los que la rivalidad desaparece y todos nos convertimos en uno solo. Una luz en medio de esta tragedia.
Y con un futbolista menos, Independiente se las arregló para vencer por penales a Estudiantes y clasificarse a las semifinales. El grito de desahogo de Falcioni se tomó al fútbol argentino.
Un Independiente, que más que por un resultado, ya compite por su DT. Un gato con siete vidas, al que nada ni nadie lo tumba. Tal como lo demostró en sus años dorados como arquero del América de Cali de Gabriel Ochoa Uribe.