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Carles Rexach tiene el récord de ser la persona con la relación contractual más larga con el Fútbol Club Barcelona, 44 años. El español Jugó 449 partidos, marcó 112 goles, fue el segundo entrenador y ayudante de Johan Cruyff, y luego dirigió al equipo en 2001, por un año.
Es el único jugador vivo, junto a Carles Puyol, que solo ha vestido la camiseta del equipo catalán en toda su carrera como futbolista; y todo esto quedaría parcialmente olvidado de no ser porque fue la persona que fichó a Lionel Messi.
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Le tomó 5 minutos darse cuenta de que Lio, con apenas 13 años, uno más de los que él tenía al llegar al club de sus amores, iba a ser un jugador inigualable, tan bizarro e irreal, como sus miradas fugaces a través del campo, atravesando jugadores 2 años mayores que Messi, esquivando paradigmas estúpidos que complicaban la operación, como la estatura y complexión de Messi, su condición de extracomunitario, dónde ubicar a su familia, que debería trasladarse a Barcelona con él, la edad, su maduración y la impaciencia.
44 años resumidos y condensados en 5 minutos, solo una decisión importante, un solo acierto, y todo queda inmortalizado, amado. Carles fichó a Lionel Messi enfrentando sus dilemas imaginarios y marcando para siempre la historia del club, de su club, el de ambos. Ahora Messi no juega en el Barcelona, y hace mucho que Rexach dejó de hacerlo, pero el destino, al menos imaginario, sigue juntándolos.
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Hace poco Messi describió el momento que vive la selección de Argentina a través de una comparación con el Barcelona de Guardiola, tratando de fabricar una utópica relación entre ambos equipos, tildándolos de forma directa como los mejores de la historia del fútbol, aunque en el fondo, quizá, solo buscaba describir los momentos más felices de su carrera, juntarlos y atesorarlos.
Sin embargo, como todo lo que dice el 10 de Argentina, cayó en oídos del mundo, y todos sintieron la autoridad de declarar, en especial uno, que ya nombramos, y que tal vez se ganó el derecho personal de hacerlo.
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“Me gustaría que el día que Messi decida retirarse, su partido de despedida sea en el Camp Nou y se enfrenten la Argentina de Scaloni y el Barcelona de Guardiola. Que Messi juegue un tiempo para cada equipo. Fueron los equipos que marcaron su vida. Sería una fiesta muy bonita y un final redondo” dijo Carles Rexach, como buscando darle respuesta al bello dilema nacido de las declaraciones del astro argentino, porque sin duda sería una bella forma de sellar lo inevitable, de hacerle un micro funeral al fútbol mundial.
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