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Y Lionel Messi, el anhelado, llegó. Antes incluso de la hora prevista: el Audi blanco en el que viajaba se detuvo a escasos metros de la puerta del juzgado de Gavà, donde presentó declaración como imputado por defraudar más de cuatro millones a Hacienda. Un centenar de personas lo esperaban. No para abuchearlo por el presunto fraude, sino básicamente para aplaudirle y verlo en persona. Y así, entre aplausos y gritos de apoyo (“¡Messi el mejor del mundo!”), el astro argentino cruzó la puerta del juzgado, vestido con un traje impecable.
Messi pagó ya 15 millones a Hacienda. Diez, para regularizar sus ingresos durante 2010 y 2011. El resto, como devolución de la cuota presuntamente defraudada por crear una simulación para eludir el pago de impuestos. En un escrito entregado al juzgado, el padre de Messi, Jorge Horacio, asumía en parte su responsabilidad (al haber confiado en socios que le traicionaron) y exculpaba al jugador. Esa fue la línea de defensa que ambos mantuvieron este viernes.
El padre de Messi explicó ante el juez que asume la responsabilidad de la gestión tributaria y de los derechos de imagen del jugador, según fuentes judiciales. Jorge Horacio ha exculpado al jugador y ha afirmado que era ajeno a esas actividades. El propio jugador, en una breve declaración de apenas media hora, ratificó que no tenía ningún tipo de responsabilidad en esas actividades. El padre añadió que no ha habido ninguna vocación de defraudar y que no tiene intención de discutir la interpretación jurídica de Hacienda. “La familia de Messi ha querido que actuáramos con transparencia, claridad y colaboración, y así ha sido hoy también”, detalló el abogado de Messi, el penalista Cristóbal Martell, a la salida del juzgado.
Así, Messi llegó, declaró y se marchó de los juzgados, con el pulgar hacia el cielo, envuelto por los aplausos de aficionados y curiosos para los que pesa más su calidad futbolística que sus problemas con Hacienda. En su breve comparecencia como imputado ante la juez, el delantero azulgrana alegó que su única misión es jugar al fútbol y que es su padre el que se encarga de cosas que ignora, como el pago de impuestos o la gestión de los muy lucrativos derechos de imagen. “De la plata se ocupa mi papá”, afirmó.
El pasado junio, la fiscalía se querelló contra padre e hijo por no declarar, entre 2007 y 2009, los ingresos que obtuvo por la explotación de sus derechos de imagen. Messi defraudó 4,1 millones, cantidad que ya ha devuelto en el juzgado (con intereses) para mitigar su responsabilidad penal.
Tras la declaración, poco queda por investigar. La estrategia del abogado del astro argentino, el penalista Cristóbal Martell, pasa por alcanzar un acuerdo con la fiscalía que permita dejar a Messi al margen de la causa por su desconocimiento de todo lo que acontece fuera del terreno de juego. Jorge Horacio asumiría así su responsabilidad y tendría que abonar una multa millonaria. A cambio, vería muy atenuada su condena. Esa es la vía que, según fuentes judiciales, tiene más opciones de imponerse.