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Neuer, una oda a la excentricidad

El mejor arquero del Mundial de Brasil 2014 también tiene rarezas, como sus antecesores en la selección de Alemania. Lo corriente no va con él.

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Juan Diego Ramírez, Río de Janeiro, Brasil
15 de julio de 2014 - 04:44 a. m.
Manuel Neuer, arquero campeón con Alemania en Brasil 2014.  / EFE
Manuel Neuer, arquero campeón con Alemania en Brasil 2014. / EFE
Foto: EFE - KAMIL KRZACZYNSKI
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“Algún día, en mitad de un partido, llamarán por teléfono a la portería de Higuita y alguien, quién sabe quién, contestará que ha salido”, decía Jorge Valdano sobre el Loco, aludiendo a su condición de arquero líbero, que permanecía tanto tiempo por fuera como por dentro del arco. Los equipos de Higuita, en pocas palabras, tenían 12 jugadores de campo. Lo mismo que las escuadras del argentino Hugo Gatti, el mexicano Jorge Campos y ahora el alemán Manuel Neuer, elegido como el mejor guardameta del Mundial de Brasil 2014, no sólo por sus atajadas sino también por su habilidad con los pies.

Increíble pero cierto: Neuer hizo 297 pases en todo el torneo y Messi hizo 356, sólo que el portero falló 53 y el argentino 114. Además recorrió 38 kilómetros durante toda la Copa, la misma distancia que sumó el volante colombiano Carlos Alberto Sánchez. Eso se debe a que siempre pidió la pelota para apoyar a sus defensas y salió del área para enfrentar en mano a mano a sus rivales. Neuer es, en esencia, una rareza como lo han sido los arqueros históricos de la selección de Alemania.

Lehmann simbolizaba la excentricidad, en especial cuando sacó el papelito para recordar cómo pateaban los argentinos en 2006. Ha habido pocos guardametas tan agresivos y talentosos como Kahn y todavía se recuerda el puño de Schumacher al francés Battiston en la semifinal de España 1982. Además, para la historia quedará la figura mítica de Sepp Maier, referente del arco de Alemania, campeón del Mundial del 74 y payaso en sus ratos libres.

Así que Neuer creció en un país con antecesores extravagantes. No podía ser común y corriente. Más allá de que se diga que es homosexual (así esté casado desde 2009), Manuel es un gigante que parece lento, pero es todo lo contrario (alcanza los 30 kilómetros por hora) y aparte puede llegar a ser más exquisito con el balón que cualquiera de sus compañeros de campo. “Es el mejor con los pies”, dice Guardiola, quien lo dirige en el Bayern Múnich.

Es posible que su capacidad para salir del campo resultara de la necesidad de justificar el sueldo en un equipo al que atacan poco. Hubo partidos con el Múnich en que salió con la ropa limpia y sin haber tocado el balón con las manos, pues el poderío ofensivo de su club es tal que la temporada pasada se coronó con meses de anticipación. La inactividad lo introdujo en el juego ofensivo también, lo convirtió en un portero con ínfulas de defensor central.

Esa particularidad es la única que tiene en su carrera. El resto sí obedece a una vida más común, a excepción de su altura: dos centímetros más y a lo mejor habría sido un buen prospecto para el baloncesto. De resto, Neuer se desarrolló en su natal Gelsenkirchen y luego en la cuenca minera del Ruhr, donde defendió la camiseta del Schalke 04. Estudió en Gesamtschule Berger Feld, una escuela en la que también estuvieron Mesut Özil, Benedikt Höwedes y Julian Draxler, compañeros de la actual selección campeona del mundo.

Tiene un hermano que oficia de árbitro, juega tenis de vez en cuando y es amante del automovilismo. Hasta ahí las rarezas de su existencia. El resto se reduce a su actividad debajo de los tres palos: allí se viste de portero, pero es puro embuste, porque si tiene que hacer goles también los hace.

Por Juan Diego Ramírez, Río de Janeiro, Brasil

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