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Nicole Regnier, una jugadora de exportación

La delantera de la selección colombiana de fútbol femenino sueña con estar en los próximos Juegos Olímpicos de Río 2016.

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Redacción Deportiva
26 de marzo de 2014 - 02:18 a. m.
La vallecaucana Nicole Regnier fue nombrada por Unicef como embajadora de buena voluntad para nuestro país. / Liz Durán
La vallecaucana Nicole Regnier fue nombrada por Unicef como embajadora de buena voluntad para nuestro país. / Liz Durán
Foto: LIZ DURAN/EL ESPECTADOR - LIZ DURAN
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“Cuando era pequeña, yo siempre decía que jugar fútbol era mi gran objetivo”, cuenta Nicole Regnier, delantera de la selección colombiana de fútbol femenino, nacida en Cali en 1995. Antes de cumplir seis años, cambió las muñecas por un balón cuando por cosas de la vida su familia se fue a vivir a Italia.

Allí, se hizo hincha del Milan, gracias a las buenas actuaciones del goleador Filippo Inzaghi. “Comencé en Italia, me fui a vivir allá desde que tenía seis años. Estuve hasta los nueve. Iba todos los fines de semana al estadio San Siro a ver al Milan, ahí empezó mi afición por el fútbol, además porque Inzaghi era mi ídolo, por eso mi lugar en la cancha”, dice Nicole, quien a sus 19 años de edad fue nombrada por Unicef como embajadora de buena voluntad.

Regresó a Cali teniendo más clara su pasión por este deporte; con 13 años, ya formaba parte del equipo de su colegio. Su familia fue vital para que esta delantera empezara a construir su futuro dentro del fútbol. “Siempre he contado con la suerte de tener el apoyo de mi familia. Lógico que ha sido un proceso, al principio no lo entendían y mucho menos veían algún futuro, ya que no había tantos equipos. Tenía muchas peleas con mis papás, porque por estar entrenando me alejaba de los momentos familiares. Ellos no entendían al principio, pero después lo fueron asimilando”. Agrega: “Llegué acá y empecé a entrenar en serio. En un equipo de hombres. Me llamaron a participar en la selección del Valle de mayores, fui escalando y pude estar en todos los torneos. Me llamaron a la Sub-17 de Colombia hace tres años y desde ahí comenzó mi camino por el equipo tricolor”.

Sin embargo, hace unos años, una lesión en un tobillo casi la deja por fuera de la selección. “Faltaban cuatro días para iniciar el primer ciclo de concentración antes de ir al Mundial. Mis amigos me invitaron a jugar con hombres. Pisé el balón y sin querer me salió una linda jugada, que no gustó en el equipo rival; en la siguiente acción uno del otro equipo se me tiró en plancha y yo lo único que recuerdo fue que salí volando. Tuve que ir al hospital, me hicieron unos exámenes y efectivamente tenía una luxación en el tobillo. Llegué a la concentración, no dije nada porque sólo pensaba en jugar, pero en el primer entrenamiento me tiraron un balón para que picara y no pude correr. El profesor me llamó a un lado, me preguntó qué tenía, le mostré mi lesión y todos me regañaron. Fue un problema horrible, lo tomaron como una traición, me sacaron del equipo. Fueron momentos muy difíciles, pero todo el grupo estuvo conmigo. Me apoyaron todo el tiempo. Me recuperé bien y gracias a Dios me volvieron a llamar para el siguiente ciclo, que era en Pereira, ahí me fue bien y pude demostrar todo mi fútbol”, expresó.

A pesar de su juventud, tiene claro que la disciplina es un factor fundamental si quiere cumplir con su próxima meta: “Hacer parte del equipo tricolor en los Olímpicos de Río 2016”.

Por Redacción Deportiva

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