
Radomir Antic en el 2004. Como técnico logró un título de liga y copa en 1996 con el Atlético de Madrid. / EFE
Radomir Antic profesaba la filosofía de su pueblo en todos los aspectos de su vida. Fue un hombre de principios inviolables. Dentro y fuera de la cancha no negociaba la fuerza de su pueblo. Fue un serbio de palabra, obra y omisión. Por los días de guerra, por los valores pensados en función de la comunidad y de la victoria en nombre de todos logró revolucionar a su manera los vestuarios y el pensamiento de varios jugadores, jugadores que compartieron la cancha con él y que después dirigió para no dejarles olvidar que el deporte es un espejo...
Por * Redacción Deportes y EFE
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