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A veces es bueno apegarse a la ortodoxia del fútbol, más si se juega de visitante. Ser organizado en defensa, atacar rápido y contar, si se puede, con un arquero que dé seguridad atrás, que infunde tranquilidad. Y a eso apeló Santa Fe frente a Emelec en Ecuador, a resguardarse, a no caer en el pecado del afán y a dejar que el rival, con la responsabilidad frente a su gente, hiciera el desgaste. Y a jugársela en el contragolpe. Y la estrategia funcionó.
Las oportunidades, en principio, fueron para el equipo ecuatoriano, pero los goles los marcó el colombiano. Primero en una jugada muestra del trabajo de la repetición, de saber qué hacer en un tiro de esquina. Cobro de Jhon Pajoy, cabezazo de José Moya y, sin marca, William Tesillo pateó el balón, mientras caía, para anotar el 1-0. Tercer tanto para el central en esta Copa Libertadores, el último con la camiseta del cuadro cardenal (en el segundo semestre jugará en el Leonés de México).
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En el segundo tiempo, apelando a la misma táctica, llegó el segundo gol. Yeison Gordillo y un quite fuerte, pero limpio, pelotazo largo buscando a Anderson Plata, desborde del delantero, habilitación para Wilson Morelo que, con un freno sencillo, se quitó a su marcador de encima y con pierna cambiada venció al portero Esteban Dreer. Eficiencia y eficacia combinadas, un ataque de manual (el delantero de 31 años completó nueve anotaciones y, por ahora, es el máximo anotador del torneo)
Y el tercero, otra vez con Plata como protagonista, desbordando por la banda derecha, sacando un centro que cruzó toda el área de Emelec para que desde atrás llegara Jhon Pajoy y sin dejarla caer pusiera el 3-0. Otro contragolpe, otra anotación y un nuevo festejo de un equipo que se basó en la simplicidad como mecanismo para controlar a su rival.
Ya después vino el descontrol de Emelec y la expulsión de Juan Carlos Paredes por una patada a Baldomero Perlaza y la superioridad ya no solo fue táctica sino que pasó a ser numérica, y mental, pues los locales se desmoronaron mientras los hinchas empezaron a abandonar el estadio George Capwell. Los gritos de Agustín Julio funcionaron, los de Gerardo Bedoya también.
Santa Fe aguantó en un primer tiempo en el que el club ecuatoriano jugó a mil por hora, resistió gracias a un par de atajadas claves de Robinson Zapata que estuvo impecable en la primera mitad como en la segunda, y sumó tres puntos que ratificaron lo que se daba por hecho antes del duelo: un cupo a la Copa Suramericana. Acabó el sueño en el torneo más importante del continente, terminó la era de César Pastrana en la presidencia y los nueve trofeos. Acabó el semestre para Santa Fe, pero todavía queda la ilusión de repetir el título de 2015 después de la Copa del Mundo.
River Plate y Flamengo igualaron sin goles
En el otro partido del Grupo 4, que se jugó a la misma hora, River Plate de Argentina y Flamengo de Brasil empataron 0-0 en el estadio Monumental. Con este resultado, el equipo de Marcelo Gallardo terminó con 12 puntos en el primer puesto, mientras que el equipo de Río de Janeiro llegó a 10.