Sepp Herberger, el ideólogo del “Milagro de Berna”
Así fue como el entrenador alemán, quien nació exactamente 125 años, logró ser campeón del mundo tras vencer en la final de Suiza 54 a la entonces poderosa selección húngara.
Antes de la final del Mundial de Suiza 1954, Josef Herberger, mejor conocido como Sepp, le comentó a su capitán Fritz Walter que posiblemente llovería en el partido de Alemania contra la poderosa Hungría de entonces. Fritz entendió el mensaje. El jugador había mencionado en varias ocasiones que le encantaba y le iba mejor en los compromisos con el agua de compañía. Herberger le estaba diciendo que debía brillar.
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Antes de la final del Mundial de Suiza 1954, Josef Herberger, mejor conocido como Sepp, le comentó a su capitán Fritz Walter que posiblemente llovería en el partido de Alemania contra la poderosa Hungría de entonces. Fritz entendió el mensaje. El jugador había mencionado en varias ocasiones que le encantaba y le iba mejor en los compromisos con el agua de compañía. Herberger le estaba diciendo que debía brillar.
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En su primer compromiso del certamen, los alemanes habían goleado 4-1 a Turquía. Su siguiente juego era contra la Hungría de Kocsis, Puskas, Hideigkuti, Czibor y Bozsik, entre otros. La selección que llevaba cuatro años sin perder un partido se impuso 8-3 contra una Alemania que puso a un equipo alternativo. ¿La razón? Herberger había planeado perder ese encuentro para tener que jugar un desempate frente a los turcos y así evitar a Brasil y Urugay en su camino a la final.
Así fue. El 23 de junio del 54, con triplete de Max Morlock, el combinado teutón propinó un contundente 7-2. En su siguiente partido, ya en las rondas de eliminación directa, los dirigidos por Herberger derrotaron 2-0 a la Yugoslavia que capitaneaba Rajko Mitic y dirigía Aleksandar Tirnanic. En semifinales, mientras Hungría despachaba a Uruguay, Alemania goleaba 6-1 a Austria en una gran jornada para el capitán Walter.
Y llegó el 4 de julio de 1954. Hungría era enormemente favorita y en los primeros ocho minutos ya iba dos goles arriba con tantos de Puskas y Czibor. Sin embargo, con disciplina táctica y sabiendo marcar a los talentosos húngaros para después atacarlos en el momento justo, Alemania igualó rápidamente gracias a las anotaciones de Morlock y Helmut Rahn. Justamente Rahn, cuando faltaba poco para completarse el tiempo reglamentario, decretó el 3-2.
El “Milagro de Berna” fue una realidad, Walter se destacó y levantó el trofeo y Alemania festejó su primer título mundial, cuando por entonces no era considerado un país potencia en fútbol. Y lo hizo después de ser excluido de Brasil 50 como castigo a su papel en la Segunda Guerra Mundial. Así, Sepp Herberger, el hombre que dirigió la selección alemana entre 1936 y 1964, después de ser asistente de Otto Nerz (hombre que debió abandonar el cargo tras el mal desempeño en los Olímpicos de Berlín 1936), se convirtió en eterno.