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Sin complejos ni excesos de confianza, la selección de Colombia afrontará hoy el reto más importante de su historia. Disputará ante el equipo local, en el estadio Castelão de Fortaleza, un partido de cuartos de final del Mundial de Fútbol de Brasil.
El plantel de Pékerman tendrá la oportunidad de convertirse en el primero de los que no son campeones mundiales que elimina al anfitrión cuando éste es favorito al título, una hazaña que no se ha registrado en las 19 ediciones anteriores de la Copa Mundo.
Porque pensar en la victoria no es descabellado. Al menos por el rendimiento de ambas selecciones en el torneo. En sus cuatro presentaciones Colombia ha logrado la victoria, con 11 goles a favor y solamente dos en contra. Brasil, en cambio, ganó dos juegos y empató los dos restantes. Anotó ocho goles y permitió tres.
Mientras el equipo tricolor es considerado una de las revelaciones del torneo, el verdiamarillo no ha dejado de recibir críticas por su bajo nivel. El momento futbolístico individual y colectivo de Colombia ilusiona; el de Brasil genera muchas dudas.
“Pero Brasil es Brasil y la historia pesa”, explicó ayer la máxima estrella en la historia del balompié, Pelé. Para el Rey, “en el aspecto deportivo cualquier cosa puede pasar en este duelo, pero hay una tradición y una jerarquía que los locales deben hacer valer. El verdadero Mundial apenas está comenzando”.
No obstante, entre la afición brasileña hay incredulidad. Tanta que durante los tres días que ha pernoctado la selección colombiana en el Hotel Rizoles, decenas de torcedores se han congregado para cantar y tocar música con el objetivo de incomodar a la plantilla, una práctica poco común en este país y que se parece a la de los aficionados argentinos en Buenos Aires antes del 5-0 en 1993.
“A Colombia se le respeta, porque en el torneo ha demostrado gran equilibrio en ataque y en defensa. Tiene buenos jugadores y anímicamente llega bien, pero nosotros ya superamos la crisis psicológica que significó el empate con Chile, estabilizamos y recuperamos al equipo”, advirtió ayer el técnico del scratch, Scolari, para quien “a diferencia de los australes, que presionan mucho y tienen un juego más físico, a Colombia le gusta tener la pelota, atacar, lo que nos puede dejar más espacios que los equipos que hemos enfrentado hasta ahora”.
José Pékerman, en cambio, mantuvo el perfil bajo durante su presentación ante los medios de comunicación y advirtió: “De ninguna manera podemos menospreciar a Brasil. Ellos son los favoritos, los locales, los pentacampeones del mundo. Sería irrespetuoso pensar que les vamos a pasar por encima con el argumento de los resultados recientes, pero igualmente sabemos que tenemos armas y un plan para dar la pelea”. El entrenador, que lleva dos años al frente de la tricolor, suma nueve partidos invicto en los mundiales, pues en Alemania 2006, cuando dirigía a Argentina, se fue en cuartos de final tras empatar contra los anfitriones y caer en la tanda de penaltis.
Será el primer enfrentamiento entre ambas selecciones en un Mundial. En 25 juegos entre sus equipos de mayores, se han presentado 15 victorias brasileñas, ocho empates y solamente dos triunfos colombianos, el más reciente el 2-0 en la Copa América de Chile 1991. Sin embargo, los últimos cuatro duelos, tres por eliminatorias y uno amistoso, el de noviembre de 2012 en Nueva Jersey, finalizaron igualados.
“Brasil es un gigante dormido, que en cualquier momento despierta”, pronosticó Rivelino, el genial zurdo campeón mundial en México 1970. “El problema es que necesitamos que despierte ya, antes de que sea demasiado tarde y nos quedemos fuera”, agregó. Integrante del que todavía es considerado por muchos el mejor equipo de la historia, admite que “la selección brasileña está presionada. La afición no admite un nuevo Maracanazo. Todos queremos que juegue mejor, como nos gusta, pero finalmente nos conformaríamos con que gane”.
Por eso para los verdiamarillos la localía es un arma de doble filo. El apoyo motiva, pero la ansiedad de la afición también contagia. Colombia, además, tiene un grupo de jugadores maduro y experimentado que aunque no había participado en mundiales, es curtido en partidos internacionales y de instancias definitivas.
“Nosotros vamos a jugarnos la vida. Respetamos a Brasil, por su presente y por todo lo que significa, pero vamos a salir a ganarle, a dejar todo dentro de la cancha para cumplir nuestro sueño, que ahora mismo es seguir avanzando en el torneo”, señala el capitán Mario Alberto Yepes, para quien “este grupo no se conforma con lo que ha logrado hasta acá, que ya es histórico; al contrario, está lleno de sueños e ilusiones”. Como nunca antes, en el Mundial Colombia ha sido contundente en ataque y sólida atrás. Ha marcado 11 goles en 17 opciones claras y 33 aproximaciones, mientras que ha permitido dos tantos en 19 llegadas claras de sus rivales.
Las dudas de Felipão
Aunque ninguno de los dos entrenadores confirmó anoche su once titular, todo parece indicar que Brasil mantendrá el 4-2-3-1 que ha utilizado, aunque seguramente intentará copar más la media cancha, la que considera la principal fortaleza de Colombia. Así, los locales jugarían con Julio César, Dani Alves, Thiago Silva, David Luiz y Marcelo atrás. Fernandinho y Paulinho como recuperadores. Óscar, Hulk y Neymar más adelante. Y Fred como referente en punta.
Durante esta semana el equipo ha realizado un trabajo psicológico especial debido a la crisis emocional que sufrieron varios de sus jugadores en el duelo ante Chile, especialmente su primer capitán, Thiago Silva, quien estalló en llanto antes de la definición por penaltis. Buena parte de la afición pide que le quiten el brazalete para dárselo a David Luiz, el más carismático y temperamental. No obstante, también ha recibido respaldo, como el de Cafú, el capitán del Brasil campeón en Corea-Japón 2002: “No importa si lloró o no, cada uno expresa sus sentimientos de manera diferente. Lo relevante es que sus compañeros lo respeten, él es el referente del equipo”.
La otra gran incógnita de los locales es el verdadero estado físico de Neymar, quien no entrenó a la par del grupo debido a molestias en su rodilla derecha.
Colombia tiene a su disposición a los 23 futbolistas de la plantilla y se prevé que utilice los mismos 11 que iniciaron contra Uruguay, con David Ospina, Camilo Zúñiga, Cristian Zapata, Mario Yepes y Pablo Armero; Carlos Sánchez, Abel Aguilar, Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez y Jackson Martínez acompañando arriba a Teófilo Gutiérrez. La única novedad sería la inclusión de Víctor Ibarbo por el delantero del Porto, que no fue titular contra Grecia y Costa de Marfil.
Si bien la gran mayoría de las 60.342 boletas disponibles fue adquirida por la afición local, se esperan unos cinco mil colombianos en las tribunas del Castelão, aunque en Fortaleza, una ciudad que parece una mezcla entre Santa Marta y Barranquilla, hay al menos 10.000. Rafael Giraldo, un comerciante y abogado paisa que vive en Bogotá, explicó que “las boletas en la reventa cuestan mínimo 1.500 reales (cerca de millón y medio de pesos). Mucha gente se quedó en Río de Janeiro con las entradas compradas, porque no consiguió transporte hasta aquí”.
De todas maneras, él y sus amigos estarán hoy en el estadio apoyando al equipo de rojo, pues Colombia utilizará por primera vez su uniforme alternativo. Todos tienen la ilusión de que la tricolor siga haciendo historia y logre una proeza de marca mayor. En 13 partidos mundialistas entre Brasil y otros países suramericanos, la seleção sólo ha perdido dos juegos, nada menos que el de la final de 1950, el famoso Maracanazo, ante Uruguay, y otro dolorosísimo, el de los octavos de final ante Argentina, en Italia 1990, con la jugadota de Maradona y la definición de Cannigia. Ahora, James Rodríguez, Juan Guillermo Cuadrado y compañía esperan ser sus verdugos para poner a gozar a 47 millones de colombianos unidos como nunca antes por una sola causa.