“Soy joven y tengo mucho por aprender”: Éder Álvarez Balanta

Debutó en el estadio de Racing Club, de la mano de Ramón Díaz, uno de los técnicos más prestigiosos de la historia de River Plate. Con una actuación brillante, hasta el punto que los medios argentinos hablaron del Káiser Negro. El equipo ganó 2 a 0 y Éder Fabián Álvarez Balanta fue la figura. Tan notable fue su rendimiento, que sus compañeros lo aplaudieron en el interior del vestuario. Han pasado exactamente tres años desde aquella tarde en el Cilindro de Avellaneda. Fue en abril de 2013 cuando este bogotano empezó a recorrer su camino en el fútbol grande. Y se afirmó en la Primera División. Y salió campeón. Y el presidente millonario de aquel momento, Daniel Alberto Passarella, le puso precio a su pase: 20 millones de euros. Y llegó la convocatoria a la selección de Colombia.

Vivió meses vertiginosos Álvarez Balanta. De ser un chico que llegó desde la capital colombiana, se transformó en uno de los mejores futbolistas del medio local. Y fue un pilar en el Torneo Final 2014, el que le devolvió la gloria a River Plate después de seis temporadas aciagas, una de ellas, jaqueada por el descenso. Hasta fue convocado al Mundial de Brasil por José Pékerman. La vida le sonreía al moreno de la banda roja.

Sin embargo, después de la Copa del Mundo de Brasil hasta principios de este año, la historia se escribió con el lápiz roto para el zaguero central nacido el 28 de febrero de 1993. Las lesiones y los desniveles le hicieron perder el puesto en River Plate con Ramiro Funes Mori y en la selección nacional. De hecho, el estratega argentino del equipo tricolor no lo citó para la Copa América de Chile 2015.

Todo cambió para Álvarez Balanta. Hasta que Funes Mori fue vendido al Everton inglés y se le volvieron a abrir las puertas de la titularidad. Con mayor continuidad, el colombiano recuperó las esperanzas. Lo deja claro en la charla con El Espectador en Núñez, después de un entrenamiento y de cara al partido que este jueves jugará ante Trujillanos de Venezuela, por la Copa Libertadores de América.

Cuando mira hacia atrás, ¿qué balance hace del camino que fue tomando su carrera? Porque usted empezó con todo, tuvo un declive y recién ahora está volviendo a tomar confianza.

A veces se pone al jugador en un lugar de relevancia que no tiene. Yo siempre me sentí un futbolista normal, como cualquier otro. Y me costó asimilar todo lo que se dijo de mí en su momento. Pero hoy estoy maduro, aprendí a convivir con el hecho de ser un jugador profesional y todo lo que eso genera. Ojalá que en el futuro se me reconozca, pero no me volveré loco. Soy un muchacho joven y tengo mucho por aprender y camino por recorrer.

En la primera fecha con Quilmes sufrió un desgarro. Y hubo varios de sus compañeros que también padecieron lesiones musculares. ¿Tiene que ver con el estrés?

Ya estoy bien físicamente. La lesión quedó atrás. Gracias a Dios pude volver a jugar y ganarme un lugar en el equipo. Ya llevo siete partidos seguidos, lo que quiere decir que la rehabilitación estuvo bien. Igual, tengo que trabajar de la misma manera, muy fuerte, para no volver a tener otra molestia y continuar sumando para el equipo. En cuanto a las lesiones, los centrales estuvimos complicados, pero tiene que ver con la cantidad de partidos. De todos modos, tratamos de estar disponibles.

¿Ya dejó de pensar en la transferencia?

Yo estoy pensando en River, en jugar y en ganar con esta camiseta. Tengo claro que el fútbol argentino es un paso previo para llegar al fútbol de Europa, pero para mí es un sueño estar en este club, que me recibió muy bien desde que llegué a las inferiores. Si llega la posibilidad de una transferencia, se verá. Pero por ahora no me desespera.

Perdió terreno en la selección de Colombia. ¿Cree que ahora, con continuidad, va a poder volver a ser citado? ¿Está en tu cabeza la posibilidad de vestir la tricolor?

Sí, obviamente. Todos los colombianos siempre tenemos la ilusión de poder representar al país. En las últimas convocatorias no me tocó ir, pero estoy con mucha tranquilidad y si llego a hacer las cosas bien, estoy seguro de que en algún momento se va a dar la posibilidad. Lo importante es hacer las cosas bien acá, en River Plate, para después ser tenido en cuenta en la selección.

¿Cree que se puede ganar un lugar en la Copa América del Centenario o en los Juegos Olímpicos de Río?

Son dos grandes competencias. La Copa América seduce mucho, pero también los Juegos Olímpicos. Hacía mucho tiempo que la selección no se clasificaba. Sé que hoy tengo la edad justa para poder ir. Y trataré de dar lo mejor para seguir creciendo como jugador, tener más confianza y que puedan tenerme en cuenta.

¿Cómo ve el futuro de River en la Copa Libertadores, torneo en el que están mejor que el campeonato, del que ya parece haberse despedido?

Nosotros no nos hemos despedido del campeonato, seguimos teniendo competencia por delante con partidos en los que vamos a sumar la mayor cantidad de puntos posibles, tratando de afrontarlos de la mejor manera. En cuanto a la Copa, hemos mejorado con The Strongest. Y aunque no nos fue bien con San Pablo, tenemos todas las posibilidades de clasificarnos.

Debutó en el estadio de Racing Club, de la mano de Ramón Díaz, uno de los técnicos más prestigiosos de la historia de River Plate. Con una actuación brillante, hasta el punto que los medios argentinos hablaron del Káiser Negro. El equipo ganó 2 a 0 y Éder Fabián Álvarez Balanta fue la figura. Tan notable fue su rendimiento, que sus compañeros lo aplaudieron en el interior del vestuario. Han pasado exactamente tres años desde aquella tarde en el Cilindro de Avellaneda. Fue en abril de 2013 cuando este bogotano empezó a recorrer su camino en el fútbol grande. Y se afirmó en la Primera División. Y salió campeón. Y el presidente millonario de aquel momento, Daniel Alberto Passarella, le puso precio a su pase: 20 millones de euros. Y llegó la convocatoria a la selección de Colombia.

Vivió meses vertiginosos Álvarez Balanta. De ser un chico que llegó desde la capital colombiana, se transformó en uno de los mejores futbolistas del medio local. Y fue un pilar en el Torneo Final 2014, el que le devolvió la gloria a River Plate después de seis temporadas aciagas, una de ellas, jaqueada por el descenso. Hasta fue convocado al Mundial de Brasil por José Pékerman. La vida le sonreía al moreno de la banda roja.

Sin embargo, después de la Copa del Mundo de Brasil hasta principios de este año, la historia se escribió con el lápiz roto para el zaguero central nacido el 28 de febrero de 1993. Las lesiones y los desniveles le hicieron perder el puesto en River Plate con Ramiro Funes Mori y en la selección nacional. De hecho, el estratega argentino del equipo tricolor no lo citó para la Copa América de Chile 2015.

Todo cambió para Álvarez Balanta. Hasta que Funes Mori fue vendido al Everton inglés y se le volvieron a abrir las puertas de la titularidad. Con mayor continuidad, el colombiano recuperó las esperanzas. Lo deja claro en la charla con El Espectador en Núñez, después de un entrenamiento y de cara al partido que este jueves jugará ante Trujillanos de Venezuela, por la Copa Libertadores de América.

Cuando mira hacia atrás, ¿qué balance hace del camino que fue tomando su carrera? Porque usted empezó con todo, tuvo un declive y recién ahora está volviendo a tomar confianza.

A veces se pone al jugador en un lugar de relevancia que no tiene. Yo siempre me sentí un futbolista normal, como cualquier otro. Y me costó asimilar todo lo que se dijo de mí en su momento. Pero hoy estoy maduro, aprendí a convivir con el hecho de ser un jugador profesional y todo lo que eso genera. Ojalá que en el futuro se me reconozca, pero no me volveré loco. Soy un muchacho joven y tengo mucho por aprender y camino por recorrer.

En la primera fecha con Quilmes sufrió un desgarro. Y hubo varios de sus compañeros que también padecieron lesiones musculares. ¿Tiene que ver con el estrés?

Ya estoy bien físicamente. La lesión quedó atrás. Gracias a Dios pude volver a jugar y ganarme un lugar en el equipo. Ya llevo siete partidos seguidos, lo que quiere decir que la rehabilitación estuvo bien. Igual, tengo que trabajar de la misma manera, muy fuerte, para no volver a tener otra molestia y continuar sumando para el equipo. En cuanto a las lesiones, los centrales estuvimos complicados, pero tiene que ver con la cantidad de partidos. De todos modos, tratamos de estar disponibles.

¿Ya dejó de pensar en la transferencia?

Yo estoy pensando en River, en jugar y en ganar con esta camiseta. Tengo claro que el fútbol argentino es un paso previo para llegar al fútbol de Europa, pero para mí es un sueño estar en este club, que me recibió muy bien desde que llegué a las inferiores. Si llega la posibilidad de una transferencia, se verá. Pero por ahora no me desespera.

Perdió terreno en la selección de Colombia. ¿Cree que ahora, con continuidad, va a poder volver a ser citado? ¿Está en tu cabeza la posibilidad de vestir la tricolor?

Sí, obviamente. Todos los colombianos siempre tenemos la ilusión de poder representar al país. En las últimas convocatorias no me tocó ir, pero estoy con mucha tranquilidad y si llego a hacer las cosas bien, estoy seguro de que en algún momento se va a dar la posibilidad. Lo importante es hacer las cosas bien acá, en River Plate, para después ser tenido en cuenta en la selección.

¿Cree que se puede ganar un lugar en la Copa América del Centenario o en los Juegos Olímpicos de Río?

Son dos grandes competencias. La Copa América seduce mucho, pero también los Juegos Olímpicos. Hacía mucho tiempo que la selección no se clasificaba. Sé que hoy tengo la edad justa para poder ir. Y trataré de dar lo mejor para seguir creciendo como jugador, tener más confianza y que puedan tenerme en cuenta.

¿Cómo ve el futuro de River en la Copa Libertadores, torneo en el que están mejor que el campeonato, del que ya parece haberse despedido?

Nosotros no nos hemos despedido del campeonato, seguimos teniendo competencia por delante con partidos en los que vamos a sumar la mayor cantidad de puntos posibles, tratando de afrontarlos de la mejor manera. En cuanto a la Copa, hemos mejorado con The Strongest. Y aunque no nos fue bien con San Pablo, tenemos todas las posibilidades de clasificarnos.