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Inglaterra es la cuna del fútbol. En el centro de Londres, la capital, específicamente en la calle Great Queen, está la Freemason’s Tavern, lugar en el que el 26 de octubre de 1863 se establecieron las reglas del fútbol contemporáneo. Desde entonces, los ingleses han sido referentes de este deporte por su técnica, por tener una liga que se diferencia de los otros campeonatos europeos por la alta competencia, porque en el país que queda atravesando el Canal de La Mancha el último equipo de la tabla puede ganarle en condición de visitante al puntero, que lleva más de 15 puntos de diferencia, o en el que el club recién ascendido puede salir campeón de un torneo que ha sido conquistado a lo largo de este siglo XXI por grandes empresarios o jeques que dejaron de ver el fútbol como deporte y lo convirtieron en un espectáculo que, como otros, termina siendo un negocio lucrativo.
Por las adversidades ya conocidas en el mundo, los hinchas no podrán asistir a las gradas que cada fin de semana los esperan, tampoco podrán reafirmar esa cultura de los Pub, de los bares que acogen también a esos fanáticos del fútbol que acompañan 90 minutos de fútbol con varios vasos de cerveza.
Los equipos volverán con los protocolos que corresponden para culminar una liga que tiene el valor de ser la más antigua del mundo y que parece tener un irremediable ganador en esta temporada: el Liverpool, de Jürgen Klopp.
Con 82 puntos en 29 partidos jugados, y con una diferencia de 25 unidades sobre el Manchester City de Pep Guardiola, el actual campeón de la Champions League busca ratificar su renacimiento luego de varios años de silencio y ausencia en los podios del fútbol local.
Aunque haber ganado el torneo continental más importante de Europa el año pasado contra el Tottenham significó un alivio tras 14 años sin ganar un torneo internacional y ocho sin levantar alguno de los campeonatos que disputa año tras año (el último fue la copa de la Liga en 2012), los hinchas rojos aún anhelan romper esa mala racha en la liga inglesa. Desde la reinvención del torneo, que en la temporada 1992-1993 empezó a llamarse Premier League, el Liverpool no ha logrado escribir su nombre en ese trofeo. Y ahora, ad portas de salir campeón, los dirigidos por el alemán Klopp esperan agregar al álbum de los recuerdos una copa que no sea la que hace 30 años levantaron en cabeza de Kenny Dalglish, Bill Shankly, Joe Fagan y Bill Pasley cuando vencieron 2-1 al Queen’s Park Rangers, con goles de Ian Rush y John Barnes, y que fue, más allá de una supremacía que los colocaba por encima del Manchester United, otro de los equipos laureados del fútbol británico, una victoria dedicada a aquellos hinchas que perdieron la vida meses antes en la tragedia de Hillsborough.
El regreso de los responsables por reivindicar la historia del Liverpool en la Liga será el próximo domingo 21 de junio, disputando el clásico de la ciudad contra el Everton de Yerry Mina. Una victoria frente al rival de patio, luego de varios meses sin competir, terminaría de ser el aluvión que necesitan los rojos para afianzarse en la punta de la tabla y acercar los pies de Mohamed Salah, Sadio Mané, Roberto Firmino, Trent-Alexander Arnold y Virgil van Dijk, entre otros referentes del club en la actualidad, a ese trofeo anhelado, a ese momento que hará justicia a tantos años de esfuerzos entre los jugadores y la hinchada por no caminar solos y alcanzar sus añoranzas.
