Zlatan Ibrahimovic y un fútbol de oro

Dueño de una magia adentro de la cancha, que será eterna, el sueco robó bicicletas en su infancia. Enderezó el camino, se convirtió en leyenda y fue homenajeado con una estatua a las afueras del estadio del club con el que debutó.

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Sebastián Arenas
09 de octubre de 2019 - 09:32 p. m.
El sueco Zlatan Ibrahimovic sonríe en la rueda de prensa en la que habló sobre su estatua. / EFE
El sueco Zlatan Ibrahimovic sonríe en la rueda de prensa en la que habló sobre su estatua. / EFE

En el fútbol, la altura superlativa, en muchas ocasiones, no es sinónimo de magia. Los que cuentan con ella se dedican a ser defensores centrales o torpes delanteros. No es el caso de Zlatan Ibrahimovic​, un genio que despierta odios, amores, pero interminable admiración. Y es que el sueco es dueño de un carácter fuerte, propio de los ganadores, de los que no se conforman, de los que se empeñan por mejorar cada día.

 

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