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Como caído del cielo

Recorrido por su corta pero fructífera historia, con su presidente Clemente Jaimes.

Olga Lucía Barona Torres
09 de mayo de 2009 - 04:27 a. m.

Basta con poner un pie en la sede del Club Deportivo La Equidad, al norte de Bogotá, para comprender por qué este equipo está en la punta del torneo colombiano y por qué en los últimos años, además, se ha convertido en modelo de organización.

Canchas de fútbol, tenis, microfútbol, coliseo de baloncesto, gimnasio, un campo de entrenamiento de golf, un colegio y un espectacular hotel logran deslumbrar hasta al más simplón de los simplones. Los 8.000 millones de pesos que invirtieron para su construcción son testimonio de lo que debe ser un equipo serio. Y es que sólo con ver la presencia de su presidente, Clemente Jaimes, también se intuye que aquí, en realidad, las cosas sí son profesionales.

Detrás del éxito deportivo de La Equidad hay montada toda una infraestructura que el mismo Jaimes —un economista dedicado al negocio de las cooperativas hace 35 años— exhibe orgulloso. Mientras hacemos un recorrido por sus instalaciones, este bogotano cuenta cómo nació un sueño que hoy es realidad: “El equipo nació hace 26 años. Se creó con el propósito de participar en el Hexagonal del Olaya. En el año 90 se decidió constituirlo como club deportivo y se creó la corporación Equidad Seguros y en ese momento formalmente nacieron lo que hoy llamamos las fuerzas básica (divisiones menores). En 2003 se transformó de club aficionado a profesional para poder ingresar a la Primera B. Se participó allí entre 2003 y 2006, año en el que se ganaron los dos torneos y se ascendió a la A”.

Fue el entonces presidente de la aseguradora, Julio Enrique Medrano, quien en 1982 tuvo la visión de crear un equipo de fútbol, como parte de la cultura y los valores que promueven las cooperativas y su obligación de hacer acciones en beneficio de la comunidad. “Tomamos como estrategia el club deportivo de La Equidad Seguros para darles viabilidad a buena parte de esas acciones de nuestra cultura cooperativa. Estratégicamente y en los últimos tres años y medio, con el equipo, también para posicionar la marca, porque por supuesto existe un interés nuestro de ampliar el mercado”, explica Jaimes, de 55 años de edad.

Pero ¿por qué apostarle al fútbol y no a fundaciones como lo hacen la mayoría de las empresas? El presidente tiene su explicación simbólica: “Eso tiene sentido. Nosotros en el cooperativismo somos practicantes de la solidaridad mutualista, en la que todos ponemos para favorecernos todos. Es el esfuerzo individual que sumado da la sinergia de la cooperación. Y es diferente a la sociedad asistencialista, que es la expresión de alguien que tiene y que se desprende de ello para beneficio de otro que no tiene”.

Quisera su hinchada...

Jaimes prefiere no hacer comparaciones con Santa Fe y Millonarios, los otros dos equipos de Bogotá, históricos y eliminados de los cuadrangulares semifinales. Sólo se remite a decir que “lamento mucho su situación y realmente veo que quisiera tener algunas cosas de ellos: su hinchada fiel, su historia y sus grande taquillas”.

Lo demás, cree Jaimes, lo tiene Equidad. “Nuestra principal bandera es la transparencia, nuestras instituciones son absolutamente claras como el agua y son vigiladas por la Superintendencia Financiera”.

Ni hablar del respaldo financiero. La Equidad Seguros, que es la que le da el origen al equipo, es una aseguradora, que se divide en dos: La Equidad Seguros de Vida y La Equidad Seguros Generales. Sus dueños son 1.326 cooperativas, fondos de empleados y otras entidades sin ánimo de lucro y, a través de ellas, más de tres millones de colombianos. Además está Saludcoop, la EPS que creó la aseguradora, que también respalda el proceso del equipo.

Otro punto que destaca Jaimes es la visión en la selección del talento, una misión que él asume como cuando escoge a sus gerentes para la compañía. “La primera decisión trascendental fue la vinculación de Alexis García, porque con él compartimos los sueños. Yo tenía un listado amplio de candidatos, analicé sus hojas de vida y finalmente fue al primero y al único que llamé. Hasta hoy, tres años y medio después, ha sido la decisión más fundamental que hemos tomado. Es una persona talentosa, un señor dentro y fuera de la cancha, un estudioso no sólo del fútbol, sino de la administración”.

Con los jugadores, el presidente de La Equidad planea individualmente las metas para el semestre y dependiendo del cumplimiento de las mismas, al final del campeonato se pagan los premios. “Mi estilo de administración es participativo. Yo vinculo a los jugadores y al cuerpo técnico a la planeación de las estrategias”.

Dentro del esquema de trabajo con proyección está, claro, la labor con las divisiones menores, a cargo de Luis Fernando Chonto Herrera y que cuenta en la actualidad con 600 muchachos, entre la escuela y las diferentes categorías.

Dentro de la planeación del equipo, cuenta Jaimes, está la de tener las herramientas necesarias para corregir errores. “Luego de ganar los dos torneos de la B en 2006 y ascender en 2007 a la A, yo quise jugármela con el mismo equipo y Alexis se apuntó a ese propósito y no nos resultó. Comprendí que en el fútbol también es válida la experiencia. Corregimos ese error y después de tener 13 puntos en ese primer torneo, no hemos vuelto a bajar de 30. Hay que saber sortear las épocas difíciles que se presentan, pues ellas contribuyen a la visión a largo plazo. Y por eso nunca pasó por mi cabeza la idea de cambiar de técnico”.

Obviamente, Jaimes y toda la junta directiva del equipo ya tienen identificados los objetivo a corto y largo plazo. “Muy lejano, quisiéramos tener un club social para todos los aficionados del equipo, y el sueño grande, nuestro propio estadio. Más cercano, poder dar la vuelta olímpica. Para ello vamos bien, no hemos ganado nada aún, pero vamos bien y en el segundo semestre, hacer un buen papel en la Copa Suramericana”.

Con apostarle al fútbol, La Equidad Seguros se anotó un verdadero golazo, pues desde que su equipo es protagonista en la A, su producción además se multiplicó por dos. Eso se sí se llama tener visión.

Por Olga Lucía Barona Torres

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