Publicidad

La defensa de Juan Caicedo tras renunciar al Quindío

Dicen que se fue por problemas contractuales o porque tenía ofertas de otros equipos. Él explica la situación.

Juan Diego Ramírez
08 de noviembre de 2012 - 03:12 a. m.
El antioqueño marcó 23 tantos con la camiseta del club de Armenia. En este torneo era el segundo goleador de la Liga, con siete dianas.  / Cortesía La Crónica del Quindío
El antioqueño marcó 23 tantos con la camiseta del club de Armenia. En este torneo era el segundo goleador de la Liga, con siete dianas. / Cortesía La Crónica del Quindío

La razón que expuso la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales luego de que el delantero Juan Fernando Caicedo se desvinculara del Deportes Quindío es que el antioqueño de 23 años no toleró más la situación salarial ni contractual. “Ese jugador se ganaba 1’200.000 y 1’600.000 de bonificación y es esta última figura la que aprovechan los clubes en Colombia para no pagar parafiscales y auxilios. Se le incumplieron los derechos a Caicedo y por eso él puede irse con justa causa”, dijo Carlos González Puche, director de la entidad. El periodista Hernán Peláez, en su columna más reciente en este diario, aseguró que “otro equipo le echó el ojo, pensando en la próxima temporada, y le aseguró una cifra grande, con lo cual el muchacho dejó tirado al Quindío”.

Juan Fernando Caicedo habló con El Espectador e intentó desmentir esas versiones. “Aclaro: no tengo ningún equipo ahora, tampoco he hablado con dirigentes. Me fui de Armenia por motivos personales”, explicó el delantero, que antes de partir era el segundo goleador de la Liga, con siete tantos. Su madre Ángela Benítez —dice él— sufrió una trombosis hace dos meses y él decidió regresar a su casa en Chigorodó a cuidarla a ella y a su hermano, que nació con una deficiencia renal. “Necesitaba pasar tiempo con ellos, cuidarlos. Mientras tanto trabajaré físicamente por mi cuenta, por si algún club se interesa en mí cuando esta situación mejore”, añadió.

El hombre que ha ocasionado tal polémica causa curiosidad por su andar: tiene una pierna más larga que la otra, parecido a Eudalio Arriaga, quien tenía un desnivel de tres centímetros. Cuando él corre, pareciera que faltaran unos segundos para que su cara termine contra el piso. “No sé cuántos centímetros tengo de más, pero ya me acostumbré. Siempre me han molestado, claro. Me dicen cojo y esas cosas. Pero lo primordial es anotar”, recuerda. Nació con la imperfección de “El ángel de las piernas torcidas” (Garrincha), no la contrajo por la fractura de tibia y peroné que sufrió hace un año en su pierna izquierda durante un partido con sus amigos y familiares en una cancha ocasional de Chigorodó. No, desde niño jugó y corrió de esa manera.

Sin importarle la limitación, no salía de la cancha de microfútbol del barrio El Paraíso, invitaba a jugar fútbol al sobrino del tendero John, el dueño del minimercado de la esquina de su casa. “Poníamos cuatro palos como arco y armábamos el balón con cabuyas y no salíamos de jugar. Era un sector futbolero”.

Sólo posponía ese deporte para estudiar o para ayudar a su papá Juan a lavar bananos, pues siempre se dedicó a trabajar en fincas bananeras. Y también para ver transmisiones de partidos de Atlético Nacional en un televisor a blanco y negro. Claro que, una vez, integrantes de un grupo ilegal derrumbaron las torres eléctricas de la zona y duraron sin luz un mes. “Sólo una casa tenía planta y allí se reunió todo el barrio para ver un juego Colombia-Bolivia”.

Recuerda mucho la relación del fútbol con su familia, porque “mis papás me apoyaron mucho, por ellos salí. Por eso me devolví a cuidar a mi mamá, un ama de casa a la que le ha tocado muy duro en la vida”. Esa es la principal razón de su salida del Deportes Quindío. Y es humano que la enfermedad de dos seres queridos sirva como excusa. ¿O no?

Por Juan Diego Ramírez

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar