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El año que el Unión Magdalena paralizó Santa Marta

El 12 de diciembre de 1968 el conjunto bananero logró su primer y único título en el fútbol colombiano.

Theo González Castaño, especial para El Espectador
31 de enero de 2016 - 01:39 p. m.

Eran días felices en el estadio Eduardo Santos de Santa Marta. Ir a ver jugar al Unión Magdalena se convertía en un gran espectáculo. Bajo la dirección técnica del paraguayo Vicente Sánchez, jugadores como Wilson Baratta “Pipico”, Eugenio Samaniego, Alfredo “El Maestro” Arango, José Quiñones, Justo Ramón Sayas, Obdulio Torres, Manuel Manjarrés, Aurelio Palacios, Pedro Vásquez, Pablo Huguett y Leandro “Odacyr” López deleitaban a los seguidores del ‘ciclón bananero’ con sus jugadas, con su garra y el amor por la camiseta.

Iniciaba la temporada de 1968 en el Fútbol Profesional Colombiano y con esta, un nuevo sistema de juego. Ya no se disputarían cuatro vueltas, sino que se realizaría un torneo Apertura, todos contra todos a doble vuelta y un torneo Finalización de la misma manera. El primero del Apertura se enfrentaría con el primero del finalización por un único título que se entregaría al final del año.

El equipo samario quería ser protagonista en esa temporada y por eso se había reforzado con varios extranjeros. Hasta Santa Marta llegaron los paraguayos Marcos García, Avelino Guillén proveniente del Emelec de Ecuador, Justo Ramón Sayas de Huracán de Buenos Aires y Roberto Schettina y Obdulio Torres de Atlántida. También apareció Justo Palacios de las escuadras aficionadas de Santa Marta. Todos ellos harían historia con el escudo de uno de los equipos con mayor tradición en el balompié nacional.

La mezcla samario-paraguaya dio resultado. El Unión Magdalena quedó campeón del torneo apertura y se clasificó a la gran final del campeonato. Permaneció invito en las primeras ocho fechas de aquel torneo y perdió solo tres partidos. Alfredo Arango se consolidó como uno de los mejores jugadores de fútbol en el país y la garra samaria empezó a ser respetada en todos los estadios.

Sin embargo, en el Finalización las cosas no salieron como en los primeros seis meses. El Unión finalizó en la décima posición y el Deportivo Cali terminó como campeón. Este torneo sirvió para armonizar el equipo que disputaría la gran final contra el equipo vallecaucano.

Llega la estrella samaria

La final entre el Unión y el Cali era de pronóstico reservado. Ambos equipos habían exhibido un fútbol exquisito a lo largo de la temporada y contaban con grandes jugadores. Por tal razón el partido de ida, disputado en el estadio Pascual Guerrero el jueves 12 de diciembre de 1968 resultó de infarto. Ese día el Deportivo Cali saltó al terreno de juego con Toledo en el arco; Sanclemente, López, Martínez y Sánchez en defensa; Yudica, Agudelo e Iroldo en el medio campo; Gallego, Desiderio y Lallana en el sector ofensivo. Por su parte los samarios alienaron con Sayas; Palacios, Toledo, Torres, Huguett; Quiñones, Vásquez; Rodríguez, Samaniego, Manjarrés y Peñaranda.

El Unión Magdalena supo manejar la presión ejercida por la hinchada verdiblanca y pegó primero. Ganó 0-1 con gol de Aurelio Palacios a los 58 minutos. El Deportivo Cali luchó hasta el último minuto por el empate pero la garra impuesta por el equipo samario se lo impidió. La figura del partido fue el arquero Justo Ramón Sayas, quien literalmente “las sacó todas” ese día.

Para el partido de vuelta, Santa Marta se había convertido en una fiesta. El domingo 15 de diciembre el Eduardo Santos estaba abarrotado. Era una tarde calurosa y la gente sentía que su amado Unión ya era campeón. Sin embargo, Cali mostró su gran poderío y anotó dos goles en la primera media hora de juego.  Iroldo puso el uno cero a los 120 segundos de haber empezado el compromiso y Ramírez Gallego le daba el título parcial a los vallecaucanos luego de anotar a los 27. Finalizó el primer tiempo y en el Eduardo Santos empezaba a temerse lo peor.

A pesar de ir cayendo por dos goles, para la segunda parte el cuadro samario salió dispuesto a todo y consiguió el primer gol por intermedio de Raúl Peñaranda a los 10 minutos.  Luego del gol, Unión Magdalena salió en busca del empate y comenzó a dar ventajas en el sector defensivo. En cualquier momento podía llegar el tercero del Cali o el empate del Magdalena. Y así ocurrió, a tan solo cuatro minutos del final, Ramón “Moncho” Rodríguez anotó el gol del empate, ese que le daba la ventaja en el resultado global. La entereza, garra y deseos de título en Santa Marta hervían.  Ya no había nada que hacer, el Cali no tenía tiempo, la afición invadió el gramado y Ómar Delgado, árbitro central, decretó la finalización del partido en medio de la protesta de los jugadores el Cali que reclamaban la supuesta invalidez del segundo gol samario.

El árbitro lo validó y allí termino todo. Magdalena era por primera vez en su historia campeón del Fútbol Profesional en Colombia.

Entre el limbo y el infierno

Luego del título, llegaron para el Unión años de altibajos. Algunas campañas aceptables, otra para el olvido. Jugadores brasileños, argentinos y paraguayos pasaban sin pena ni gloria. Sin embargo, se conformaban algunos equipos que jamás podrán borrarse de la mente de los hinchas samarios. Como aquel de 1979 que obtuvo el tercer lugar. Algunos referentes de ese ‘ciclón bananero’ eran Miguel Ángel Gasparoni, Roberto Arias, Roberto Carballo, Gabriel Berdugo, José Luis Cebellos, Israel Viloria, Alfredo Arango, Guillermo Serrano, Luis Francisco “Chicho” Pérez, Omar Alfredo Galván y Alex Valderrama Didí. Ese año empezaría un invicto como local de 39 fechas que se prolongaría hasta 1980.

En los años 80 y 90, el Unión vivió más de lo mismo aunque se convirtió en cantera de jugadores como Carlos Alberto ‘El pibe’ Valderrama, Miguel González Palacio, Alberto Gamero, Carlos Vilarete, entre otros.

En 1999, causa de malas administraciones y pésimos resultados, el Unión perdió la categoría. Sin embargo, tres años después ganó un triangular de ascenso organizado por la Dimayor,  en el que superó al Bucaramanga y a Cúcuta deportivo.

La felicidad del ascenso tan solo duró tres años y en 2005, el equipo de Santa Marta volvió a la B. Los problemas para el Unión no solo eran deportivos y algunos de sus dirigentes, como Eduardo Dávila, eran vinculados con delitos de droga y homicidio.

Aunque se pensaba que el Unión Magdalena saldría pronto del infierno de la B, las malas decisiones administrativas, el constante cambio de cuerpos técnicos y la falta de amor por la camiseta de algunos jugadores lo han mantenido por 11 años en esa categoría, lejos del lugar que se merece. No caben dudas que el conjunto samario es uno de los clubes con más historia en el balompié colombiano y en algún momento debe regresar a la primera división.  

 

Por Theo González Castaño, especial para El Espectador

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