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Román Torres, nuevo delantero de Millos

Momento de contrastes en Millonarios. Se viene la capitalización del club en instantes en que el equipo huele a eliminación en 2014.

Redacción Deportiva
26 de septiembre de 2014 - 03:49 p. m.
Luis Ángel / Luis Ángel
Luis Ángel / Luis Ángel

Si el técnico argentino Ricardo Lunari logra revivir a Millonarios en lo que queda del torneo del segundo semestre 2014, va a ser realmente el ídolo que la afición y el periodismo crearon respecto al exjugador del subcampeonato de 1996. Sin embargo, frente a lo que deportivamente pasa hoy en el equipo azul, la misión de Lunari va más allá de lograr que los jugadores recobren su memoria futbolística.

Con evidentes dificultades físicas; el estadio de ánimo general en el piso; 14 jornadas en tres torneos sin alcanzar la victoria; 20 goles en contra en la liga mayor, goleado por Nacional, Santa Fe y las Águilas de Pereira; el equipo bogotano aparece estancado en la parte baja de la tabla de posiciones. De 21 puntos que le quedan por disputar, mínimo debe alcanzar 16, y por el fútbol que hoy plantea, la tarea parece imposible.

En busca de explicaciones, más allá de la errática conducta de sus directivos y los cambios técnicos, los expertos coinciden en una razón principal: el Millonarios de hoy carece de una delantera de peso, situación que sus rivales han asimilado en poco tiempo, creándole al equipo azul un escenario crítico. Desde los tiempos de Juan Manuel Lillo, la afición constata como los centrales del equipo se vuelven delanteros.

En el partido del miércoles con Águilas de Pereira, no fue la excepción. Román Torres volcado al ataque. En juegos anteriores le tocó a Oswaldo Henríquez. Con menos opción, también lo ha hecho Andrés Felipe Cadavid. Y la consecuencia es lógica. Con los defensas jugando de delanteros y los volantes centrales tratando de contener los contragolpes, antes Millonarios no se ha ganado otro par de goleadas. Lleva tres sin apelaciones.

Si se examina la actual nómina titular respecto a la del primer semestre 2014, sorprende verificar que salvo la presencia del camerunés Modeste M’Bami en el medio y Dayro Moreno en el ataque, es el mismo equipo. Con Nelson Ramos y Luis Delgado en el arco y sus habituales yerros de parte y parte que no afianzan a ninguno de los dos como titular; y Lewis Ochoa y Luis Mosquera o Álex Díaz saliendo por la puntas.

Fabián Vargas, Rafael Robayo y Máyer Andrés Candelo como los tres volantes principales, y a ratos ‘Ganiza’ Ortiz; Javier Reina tratando de acomodarse; y apenas de regreso Ómar Vásquez. En la práctica, salvo Reina, los mismos de antes. Claro está, hoy contagiados por la crisis general del equipo. Lewis ya no es el mismo; a Máyer se le nota cada vez más el paso de los años; Y Fabián Vargas no parece ser el jugador de talla internacional.

Aunque el nivel general es deficiente, el talón de Aquiles es el frente de ataque. En cuanto a Jhonatan Agudelo, ni siquiera tiene la culpa. Se le notan ganas, pero su  condición física no le alcanza para enfrentar defensas recias o de buena marca. Anderson Plata intenta en solitario y algo inquieta a las defensas rivales, pero requiere socios que no tiene. El peruano Andy Polo es de chispazos, pero se pierde con el tiempo.

El llamado a cubrir el enorme vacío que dejó Dayro Moreno es el pereirano Fernando Uribe. Sin embargo, a pesar de que demuestra técnica y ubicación, su capacidad de lucha es mínima y ha errado goles en situaciones increíbles. No parece ser el jugador que descolló en Caldas, jugó en el fútbol europeo y fue artillero del Nacional. Pelean más en el área Román Torres o Máyer con sus 37 años que Fernando Uribe.

En estas circunstancias, cuando los delanteros no crean situaciones de gol y el equipo se ve en desventaja por los goles en contra que suelen encajar en los primeros minutos, los defensas se van al ataque y el orden en la cancha se vuelve un desastre. Se vio este miércoles en Pereira. El nuevo delantero de Millonarios, Román Torres, tratando de hacer lo que no logran Uribe, Plata, Agudelo, Polo y compañía.

A todas estas, se supone que Millonarios contrató al  delantero chileno Sebastián Pinto, pero así como su nivel futbolístico actual es una incógnita porque al parecer no juega partidos oficiales desde hace seis meses, quedan apenas siete fechas del torneo y no ha aparecido ni por la banca. Se dijo también que el delantero Jorge Perlaza fue inscrito. Tampoco hay noticias de su regreso a las canchas y ni siquiera está en las convocatorias.

En medio de esta sequía goleadora y el déficit de los arqueros y defensas con tantos goles en contra, la encartada de Ricardo Lunari es de marca mayor. Se le abona que haya venido a Millonarios en medio de su crisis generalizada, le sirve para seguir ganando experiencia como técnico; pero tendrá que sacar dotes de sicólogo, terapista y entrenador de fútbol para revivir un equipo prácticamente eliminado.

Un pésimo escenario deportivo para encarar un momentos crucial en el futuro inmediato de Millonarios. El proceso de capitalización por $20 mil millones que ya fue aprobado por el Estado y se deberá adelantar en lo que resta del año. Ya los directivos no tienen como descargar culpas con el comisionista Juan Carlos Ortiz y sus líos con la justicia, porque su dinero ya está en manos de la Superintendencia de Sociedades.

Ahora es momento de que la junta directiva, su beligerante accionista Gustavo Serpa y su presidente Enrique Camacho, entiendan que la afición está dispuesta a todo, incluso a respaldar la capitalización, pero lo único que pide a cambio es un equipo serio y estabilidad en la parte técnica. Hoy por hoy sus peleas por el poder que trascienden a los medios, no son menos graves que el estado calamitoso de los azules en la cancha.

Por Redacción Deportiva

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