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“Boca está por encima de cualquier contrato”: Guillermo Barros Schelotto

El equipo xeneize jugará este jueves el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores contra el Nacional de Uruguay, a las 5:30 p.m.

Juan i. Irigoyen / EL PAÍS
11 de mayo de 2016 - 12:53 p. m.
El técnico Guillermo Barros Schelotto se juega ante Nacional de Uruguay su suerte en la Copa Libertadores. / EFE
El técnico Guillermo Barros Schelotto se juega ante Nacional de Uruguay su suerte en la Copa Libertadores. / EFE
Foto: EFE - NICOLAS AGUILERA

No es simpático ni lo intenta. Sin embargo, jamás pierde la cordialidad. Pero, sobre todo, Guillermo Barros Schelotto tiene carisma. Se crió en el sufrido Gimnasia y Esgrima de La Plata, para luego convertiste en uno de los máximos ídolos de la historia de Boca. Rechazó ofertas para jugar en Europa y, antes de retirarse en Gimnasia en 2011, ganó todo con el Columbus Crew de la MLS. Comenzó su carrera como entrenador, junto a su hermano mellizo Gustavo, en Lanús, con el que conquistó a Copa Sudamérica en 2013 y, tras un fugaz paso por Palermo, hoy se sienta en el banquillo de La Bombonera.

¿No se aburre de su hermano?

Para mí es más un amigo que un hermano. Íbamos al mismo colegio, tenemos el mismo grupo de amigos, la misma profesión. El hecho de haber estado toda la vida juntos genera mucha confianza a la hora de trabajar. Con solo una mirada reemplazamos mucho tiempo en conversaciones que pueden generar desgaste. Pero yo no lo elegí para trabajar conmigo porque es mi hermano, sino porque sabía que iba a ayudar en el cuerpo técnico.

Después de varios intentos, se sentó en el banquillo de La Bombonera.

Esta vez podía. Las otras veces que me habían llamado estaba como entrenador de Lanús y, en su momento, consideré que, más allá del interés y de las ganas de dirigir a Boca, tenía que respetar la palabra que le había dado a la gente de Lanús. Y ahora se dio así. No lo esperaba, imagínese que el año lo arranqué como técnico del Palermo.

¿Qué pasó en Italia?

No me dieron la licencia. Me dijeron que tenía que tener cinco años de experiencia y yo tenía tres y medio. Me pidieron que hiciera un curso, pero era imposible hacerlo y entrenar. El club quería que siguiera haciendo de entrenador con otro cargo, pero yo me sentía incómodo.

¿Europa es una cuenta pendiente?

Cuando me fui de Gimnasia, el club del que soy hincha y en el que era mi sueño de niño jugar, pensé: “Para irme de aquí me tengo que ir a un lugar superlativo”. Y Carlos Griguol, mi técnico de entonces, me dijo: “Si te vas es para jugar en Boca o en el Bayern”. Al final jugué diez años en Boca y las oportunidades que tuve de ir a Europa no fueron el Real Madrid o el Barcelona. Con esto no quiero decir que yo merecía ir a jugar a estos equipos, pero si no tenía esa oportunidad, prefería quedarme en Boca.

¿Por qué?

Por lo que significa Boca, por la competencia que te da. Estás permanentemente en la pelea del títulos. Y esa exigencia profesional está por encima de cualquier contrato. Tampoco es que en Boca ganaba mal, pero evidentemente en Europa se gana más.

Ahora que es técnico, ¿piensa en la experiencia que le hubiera significado ser entrenado por un europeo?

Me dirigieron dos entrenadores europeos en Estados Unidos y me abrieron la mente, tanto en la táctica como en el sistema de juego. Tuve a un entrenador alemán (Siegfried Schmid) y a un polaco (Robert Warzycha). Pero si hubiese jugado en Europa, seguramente podría haber sido entrenado por los mejores. Y seguramente hubiese aprendido mucho más.

¿A quién le hubiese gustado tener de entrenador?

En líneas generales, a todos nos hubiese gustado que nos entrene Guardiola o Mourinho.

Estilos muy diferentes, ¿no?

Son dos entrenadores que alcanzaron lo máximo a través de distintos caminos. Pero un intermedio, me hubiese gustado que me entrenara Klopp. Cuando veía a jugar al Borussia Dortmund, me encantaba.

¿Su Boca tiene un estilo de juego similar al Borussia Dortmund?

Sí. Presión arriba, tener siempre gente adelantada y abierta. Presionar todo el partido es difícil y también es difícil hacérselo entender al jugador, pero esa es nuestra idea.

¿Bielsismo?

Me entrenó en la selección argentina casi tres años. Es un tipo muy exigente y que trabaja con mucha honestidad. Sus equipos buscan siempre atacar y juega de la misma manera durante los 90 minutos.

¿Qué pierde Boca sin Fernando Gago, justo en esta etapa decisiva de la Copa Libertadores de América?

Sin Fernando perdemos el pase en el tiempo mínimo cuando se recupera la pelota y se pasa al ataque. Su ausencia se va a notar mucho, pero el equipo debe responder ante cada situación adversa que se le presente y esta es una más.

Usted fue un símbolo de la picardía en el fútbol...

Yo jugaba naturalmente así. Siempre. La picardía es mover una pelota rápido y eso forma parte del juego. Y el fútbol siempre debe ser entendido como un juego.

¿Cómo fue la experiencia en EE.UU.?

Fue buena a nivel cultural; intelectual, excelente; y a nivel deportivo, fue buena también. Fuimos campeones, ahora la liga está creciendo. Los recuerdo como cuatro años muy lindos.

Si se cruza con Obama, ¿le reconoce?

Estuve dos veces con él. Cuando fuimos campeones con el Columbus Crew en 2008 (recibió el premio al MVP de la temporada) y cuando estuvo en Argentina en marzo. Ni le pregunté si se acordaba, me daba vergüenza. Seguramente me iba a decir que no.

¿Es difícil ser hincha de Gimnasia?

No, para nada. El otro día uno de mis hijos vino a la cancha y le pregunté: ¿Qué te pareció? ¿Sos de Boca o de Gimnasia? “Del Lobo”, me contestó; “los de Boca cantan todo el partido, pero los de Gimnasia se tiran a la cancha”. Y Gimnasia es todo sentimiento. N unca tuvo un título oficial y el hincha se basa en el hincha para ser seguir al equipo. Y encima, los vecinos ganan todo, creo que estamos peor que el Espanyol con el Barcelona.

Por Juan i. Irigoyen / EL PAÍS

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