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La debacle del Madrid

El equipo de Benítez, pasivo, sin alma ni actitud, no jugó como equipo, no tuvo el balón, se partió.

ELEONORA GIOVIO
23 de noviembre de 2015 - 01:21 a. m.

“Es una noche jodida. Quedan seis meses y es pronto para hablar de fracaso”, resumía Sergio Ramos casi dos horas después del final del partido. Fue el último en pasar por la zona mixta del Bernabéu. El Madrid perdió 0-4 contra el Barcelona. En casa, ante su público. Si el capitán no habla de fracaso, sí lo hacen los aficionados. Fueron varias las pañoladas, los pitos a los jugadores –por mucho que la megafonía quisiera taparlos subiendo el volumen– y los gritos de “Florentino, dimisión”.

Es la segunda derrota seguida del Madrid de Benítez, invicto hasta hace dos semanas. Siete son los goles encajados en las dos últimas jornadas, por los cuatro que había recibido en las diez anteriores. El equipo está ahora a seis puntos del Barcelona. Decía el técnico madrileño, ajeno a las señales que se iban viendo en el campo, que el equipo iba por el buen camino y que la vuelta de todos los lesionados ayudaría a mejorar, favoreciendo la competencia. Nada de eso se vio. Y ya no hay estadísticas ni números a los que agarrarse. Son varias las claves que explican la debacle.

Equipo partido

Benítez apostó por un 4-3-3 con los hombres favoritos del presidente. Casemiro se sentó en el banquillo, James acompañó a Modric y Kroos en la medular y arriba jugaron Bale, Benzema y Cristiano.

No disputaban un partido juntos desde mediados de septiembre. Ninguno de los tres echó un cable al equipo cuando perdía el balón. Ninguno de los tres bajó a ayudar a sus compañeros a recuperar la pelota. Ni James, que dejaba solos a Kroos y Modric. Resultado: había 40 metros entre los seis de atrás y los cuatro de arriba. Varane y Kroos se pasaron medio partido echándoles la bronca a Bale, Cristiano y Benzema para que ayudaran más.

Problemas para iniciar jugada

Hay una imagen que refleja el esperpento del Madrid: Modric y Kroos estorbándose en los pases. El croata intentó un pase en largo que Kroos tapó con el gemelo. No habían pasado ni 15 minutos desde el comienzo. Era una señal de lo que le esperaba al Madrid. Varane y Ramos tampoco estuvieron finos, cometieron errores en la entrega del balón. El equipo se resintió. La media de pases del conjunto blanco en lo que va de temporada es de 575 por partido; el sábado fueron 429. El promedio de pases buenos es de 505; el sábado fueron 354.

Sin balón

Benítez dijo que había apostado por la calidad con el once inicial. Que su idea era “apretar, atacar, e intentar recuperar el balón arriba”; que había dejado a Casemiro en el banquillo para “tener la posesión y aprovechar los jugadores de calidad y experiencia”. El plan no salió. El Madrid ni vio ni olió la pelota y sin ella quedaron evidentes sus limitaciones. Contra el Barcelona tuvo una posesión del 41,3 % (sólo tuvo menos en los dos partidos contra el PSG, 40,2 y 40,4), mientras que en los otros 15 partidos disputados promediaba un 56,9 %.

Los laterales, sin subir

De Danilo hubo noticias cuando el Bernabéu empezó a pitarle. Ni defendió, ni atacó. La primera subida de Marcelo fue en el minuto 25; otra señal de lo irreconocible que estaba el Madrid. La jugada del brasileño que casi acaba en gol nada más empezar la segunda parte, evidenció que por los carriles podían los blancos hacerle daño al Barcelona. No hubo empuje por esa zona y la de Marcelo se quedó en una jugada aislada.

Sin presionar

“No le hemos hecho un partido incómodo al Barcelona, no le hemos hecho una presión alta, con ella sufren siempre y cuando no le juegas de esa manera, están como un pez en el agua”, analizaba Sergio Ramos después del partido. Efectivamente, el Madrid no presionó, ni en la salida de balón del Barcelona ni para quitarle la pelota cuando se la birlaban.

En el primer tanto, Sergi Roberto se cuela solo en la zona que normalmente vigila (y muy bien Casemiro); nadie le encimó, zigzagueó a placer y filtró un pase con toda la tranquilidad del mundo. Nadie tampoco encimó a Iniesta en la jugada del segundo gol. Kroos llega al trote con cara de asfixiado y todavía no era ni el minuto 40. En el tercer gol, más de lo mismo, a los jugadores del Madrid sólo les faltó sacarle una foto a Iniesta mientras tiraba una pared con Neymar y superaba a Keylor Navas.

Benítez no se ha ganado al grupo

El técnico madrileño nunca ha empatizado con sus jugadores. Este verano, encima, llegó a un vestuario entregado a Carlo Ancelotti. La marcha del italiano molestó a la plantilla, que tenía una gran relación con él. Ancelotti consiguió armar un equipo muy ofensivo y convencer a los tres de arriba (Bale, Cristiano y Benzema) de sacrificarse en las tareas defensivas cuando había que recuperar el balón.

Algunos (como Isco y James) se sacrificaban más que otros, pero el equipo era más solidario que ahora. También porque Ancelotti se ganó al grupo. Benítez todavía no lo ha conseguido. Anoche decía que lo que más le preocupa no es su continuidad, sino recuperar al equipo y el estado anímico del grupo. Queda por ver si el grupo está con él (hay algunos jugadores que en privado se han quejado de que se aburren hasta en los entrenamientos), porque la falta de empatía es evidente. Decía Benítez en una entrevista en este periódico que hay que llegar a mayo atacando. La duda ahora es si el técnico llegará a mayo.

Por ELEONORA GIOVIO

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