Recuerdos del histórico 3-3 entre Colombia y Chile: así lo informó El Espectador

El viernes 11 de octubre de 2013, se hizo el sueño realidad: la selección Colombia regresaba a una Copa del Mundo tras 16 años de ausencia.

Redacción deportiva
10 de noviembre de 2016 - 04:30 p. m.
Juan Guillermo Cuadrado y Pablo Armero celebran a rabiar la clasificación de Colombia, luego del emotivo empate con Chiel, ayer en Barranquilla. / AFP
Juan Guillermo Cuadrado y Pablo Armero celebran a rabiar la clasificación de Colombia, luego del emotivo empate con Chiel, ayer en Barranquilla. / AFP

Este jueves, 10 de noviembre, Colombia recibe a Chile por la undécima fecha de las eliminatorias camino a Rusia 2018. Este encuentro trae emotivos recuerdos de tres años atrás, cuando el seleccionado dirigido por José Pékerman consiguió la clasificación a Brasil 2014, un 11 de octubre, tras una remontada histórica en el Metropolitano de Barranquilla. (Lea también: Mensaje de James a Falcao: “Vamos a soñar juntos de nuevo”)

Así registró El Espectador aquel 3-3 que será eterno en la memora del fútbol nacional:

Colombia, puro corazón (José Pékerman: "Ningún jugador tiene la puerta cerrada en Colombia")

Luego de lograr un épico empate 3-3 con Chile, tras ir perdiendo 3-0, la selección ratificó su clasificación a Brasil 2014. Volverá a jugar una Copa Mundo después de 16 años.

Se ratificó. Colombia volverá a jugar un Mundial después de tres citas sin asistir al evento deportivo más importante del mundo. La emoción retumba en los corazones de un país necesitado de alegrías como esta. Luego del emocionante empate 3-3 frente a Chile, tras irse los primeros 45 minutos perdiendo 3-0, el grupo de 27 jugadores que hoy integran la selección mayor definió su presencia en Brasil 2014. Lo que faltaba: que la página de la Fifa lo hiciera oficial es un hecho, ya no habrá que hacer cuentas ni rezar para que se den otros resultados en la última fecha. Esta vez, a falta de una jornada para que termine la eliminatoria suramericana, el cupo está asegurado.

Claro, pero se sufrió y mucho, porque Chile nos aplastó en el primer tiempo con tantos de Arturo Vidal, de tiro penalti, y dos de Alexis Sánchez, en el peor partido de Colombia en todas las eliminatorias. Para la parte final llegó el talento, el buen juego y los goles: el primero de Teófilo Gutiérrez y los otros dos de Falco, de tiro penalti. Momento para la locura, para la euforia. Nadie, ni el más de los optimistas, podría pensar en el empate.

Luego del triunfo frente a Ecuador en la jornada anterior en Barranquilla los jugadores habían dado vuelta olímpica, se habían tirado de lado a lado sobre los arcos celebrando como si estuviesen clasificados, sin embargo, faltaba la ratificación y ayer, frente a Chile, lo lograron, y la celebración fue aún mayor, con más lágrimas y emoción.

Un estadio a reventar y un ambiente de carnaval se vivió en la casa de la selección. Barranquilla fue una gran anfitriona para todos los colombianos que llegaron de otras partes del país y del mundo a unirse a la fiesta premundialista. Este mismo estadio fue testigo de la clasificación de Colombia a los mundiales de Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98. En esta eliminatoria, desde que llegó Pékerman, no se cedió ningún punto en casa, el Metro fue un fortín. Esta será la quinta vez que el fútbol colombiano se haga presente en una Copa del Mundo. José Pékerman se unirá a Adolfo Pedernera, Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez, quienes ya saben lo que es dirigir a Colombia en este tipo de citas.

Sin dudas el técnico argentino es uno de los grandes ganadores con este paso hacia un Mundial. Desde su llegada cambió el modelo de manejo que se tenía de una selección mayor en el país. Blindó al grupo, no se dejó afectar por el irregular comienzo frente a Perú y Ecuador, y logró unir nuevamente a todo un país entorno a la selección. Con un estilo vertical y contundente logró llevar a Colombia a los primeros lugares del fútbol mundial, tanto así, que además de clasificar a Brasil, el cuadro nacional será cabeza de serie, pues ocupa los primeros siete lugares del ranquin Fifa.

Pékerman, el trabajador silencioso, se la jugó por un grupo de jugadores, por quienes confió muchas veces sin importar el momento en que éstos vivieran en sus clubes y ellos le respondieron. Además logró armar lo que se podría denominar como la nueva generación dorada.

Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez, Juan Fernando Quintero, Luis Fernando Muriel, Stefan Medina y Carlos Valdés Edwin Valencia son algunos de los jugadores a los que el técnico les dio la confianza de volverse en regulares convocados. Ellos, junto a nombres como Radamel Falcao García, David Ospina, Pablo Armero y Camilo Zúñiga, además de la experiencia de Farid Mondragón, Amaranto Perea y Mario Yepes, conformaron el grupo más experimentado que jamás haya tenido Colombia.

Como los mismos referentes del fútbol nacional han declarado, el plus de esta generación es que la gran mayoría de jugadores actúa en Europa, así que son ya formados con la fuerza y mentalidad necesarias para competir al máximo nivel, situándose un escalón más arriba que las generaciones anteriores.

El sorteo de los grupos para Brasil 2014 será el próximo 6 de diciembre y por fin Colombia estará en las balotas. Ahora sigue el trabajo de preparación y planificación. Por eso para las próximas fechas Fifa de noviembre se enfrentarán a dos rivales europeos de primer nivel: Holanda y Bélgica, con lo que iniciará el proceso hacia el Mundial.

Poner los pies sobre la tierra y no caer en el triunfalismo desbordado que afectó en ediciones anteriores a la selección es la mentalidad que tienen los dirigentes y el grupo cercano a la Federación Colombiana de Fútbol. El que no conoce la historia está obligado a repetirla, así que es bueno recordar el exceso de confianza que se tuvo, por ejemplo en Estados Unidos 94 y que terminó con una eliminación tempranera.

El próximo martes a las 7:30 p.m. (Gol Caracol) en Asunción de Paraguay se cerrará esta edición de las eliminatorias mundialistas. Seguramente será un espacio adecuado para que el técnico les dé la oportunidad a jugadores que no han tenido mayores minutos a lo largo de este proceso. Precisamente en eso también se deberá pensar. Al Mundial sólo se podrán inscribir 23 jugadores, entre los que se restan los tres cupos de arqueros que si no se presentan lesiones serán David Ospina, Farid Mondragón y Camilo Vargas. Así que del grupo actual de 27, 28 jugadores convocados, deberán salir algunos. Un problema que tendrá que solucionar Pékerman. Eso sí que lo haga mientras Colombia celebra, porque somos mundialistas otra vez. ¡Gracias muchachos!

Muchas gracias, don José (Las dudas de Juan Antonio Pizzi para enfrentar a Colombia)

El estratega argentino, de 64 años, puso a Colombia de nuevo en un Mundial de Fútbol.

Fiel a su estilo. Así describen sus colegas y amigos al director técnico de la selección colombiana de fútbol, José Néstor Pékerman.

La seriedad, el compromiso, el respeto y la planificación son las claves de su éxito, porque está pendiente hasta del más mínimo detalle. Hombre de pocas pero precisas palabras, el argentino se ganó rápidamente la admiración de los jugadores, la afición, el periodismo y los directivos. Hizo la de él y les ganó la partida a todos.

Don José empezó a escribir su historia en el combinado patrio desde el mismo momento en que desestimó ofertas de diferentes clubes para asumir el mando y cambiar el rumbo de nuestra selección. Todo comenzó a finales de 2011, cuando el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya, se reunió con él en Miami, Estados Unidos, para ultimar los detalles de su contratación.

Pero fue el 5 de enero de 2012 cuando José Néstor Pékerman firmó el contrato para dirigir a un equipo que desde Francia-98 no iba a una Copa Mundial. Desde ese día, con un camino lleno de triunfos, permitió que más de 47 millones de colombianos se ilusionaran y celebraran, como lo hacen hoy, el regreso de la selección al máximo evento del fútbol.

El exitoso técnico que nació en Entre Ríos, Argentina, hace 64 años, se ha convertido en uno de los entrenadores más triunfadores y reconocidos de Latinoamérica.

Serio, responsable y de espíritu trabajador, de pequeño salía a vender helados para ayudar en la economía de su hogar y luego volvía a la casa y se divertía jugando con un balón. Cuando su familia se trasladó a Buenos Aires, sus padres montaron una pizzería, donde José ayudaba a pasar los platos. Ahora, ese lugar es el local de la agencia de lotería Pékerman.

En 1964 entró a las divisiones menores de Argentinos Juniors, el mismo equipo en el que años más tarde debutó como profesional mientras terminaba sus estudios en educación física y quinesiología.

En la primera división de su país jugó 133 partidos y marcó 12 goles, antes de trasladarse a Colombia, en donde actuó para el Medellín entre 1975 y 1977, aunque su mayor alegría en nuestro país la representó el nacimiento de su hija Vanessa. Pero, sin lugar a dudas, Pékerman en ese entonces no se habría imaginado que hoy, 36 años después, sería uno de los hombres más admirados y queridos de nuestro país.

A los 28 años de edad sufrió una grave lesión en la rodilla que lo obligó a dejar el fútbol como jugador. Hizo entonces el curso de director técnico y comenzó una nueva etapa en el banquillo. Dirigió a Chacarita, Argentinos Juniors y Colo-Colo de Chile.

Con la selección argentina se coronó campeón mundial sub-20 en Catar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001, un logro que ningún otro colega ha conseguido. De allí pasó a dirigir la mayores de su país, con la que consiguió el quinto puesto en el Mundial de Alemania 2006.

Llegó a Colombia y, sin lugar a dudas, les ganó el pulso a propios y extraños. Supo aprovechar el inmenso talento de los futbolistas colombianos. Blindó a la selección y la supo aislar en los momentos cumbres de la eliminatoria. Nunca se prestó para polémicas o confrontaciones.

Y es que Pékerman ha mostrado en todo este tiempo, sapiencia y sabiduría. Se ganó con estrategia y conocimiento su puesto en el Mundial. Por eso y por lo que viene, muchas gracias, don José.

Falcao, un escogido (“Siento como si fuera mi debut con Colombia”: Falcao)

Cómo la mentalidad ganadora puede llevar a un futbolista a marcar una diferencia sobrenatural. Con valentía y disciplina, Radamel hoy por hoy es el referente del fútbol nacional.

El niño de Carmenza y Radamel jugaba bien al fútbol por la herencia sanguínea de su padre, pero su interés se centró en la prueba atlética de un torneo interjardines en Santa Marta, ciudad donde nació un 10 de febrero de 1986. Siempre dispuesto, el pequeño repetía una y otra vez los movimientos que le enseñaba su madre: “Hijo, debes poner un pie detrás del otro, inclinarte un poco para impulsarte y apenas te den la orden de partir debes hacerlo lo más rápido posible”.

Cuando llegó el momento de la prueba Falcao tardó en salir por mirarse los pies: había confundido las órdenes de su mamá y cuando levantó la cabeza ya todos habían salido. Debió remontar a lo largo de la prueba y logró llegar en la segunda casilla. “¿Mami, gané?, le preguntó con inocencia tras la prueba. “Sí, mi amor, todos los que compiten son ganadores”. Su felicidad la interrumpió una frase inoportuna, pero contundente, de Arvey Carabalí, quien a la edad de 12 años, vivía con la familia García Zárate: “No, tú no ganaste, sólo gana quien llega primero”. Y sí, desde ese día Radamel Falcao García lo entendió y asumió, por eso desde entonces se conforma si es el mejor.

Por el calor de Santa Marta, los niños jugaban cuando el sol se ocultaba, de seis a nueve de la noche. ‘Maradonita’, como le decían los amigos del barrio porque siempre llevaba el uniforme de la selección de Argentina o del Unión, salía de su casa con las medias de futbolista de su papá y guayos. Golpeaba las puertas de sus vecinos para invitarlos a jugar. Era el más pequeño, pero quien ejercía el liderazgo: Administraba el balón y decidía cuándo comenzaba y terminaba el partido.

La competencia y la generosidad han engrandecido desde siempre a Falcao. Dentro de la cancha es un luchador, entra con fuerza, decisión y agresividad con tal de marcar goles. Sin embargo, fuera de ella es un tipo sencillo, humilde y con una generosidad anormal. Su valor como futbolista fue de 63 millones de euros, los que pagó el Mónaco, pero como persona es invaluable. Además de ser familiar- porque siempre se preocupa por su esposa Loreli, su hija Dominique, sus hermanas Michelle y Melanie, su madre y su padre- Falcao ha sido un hombre espiritual y devoto.

Cuando Carmenza estaba embarazada de Falcao, Mabel y Rosalba, unas samarias serviciales, llegaron a ayudarle a su casa. Ellas le hablaron de Dios y la animaron a leer la Biblia. Por eso desde que Falcao adquirió conciencia, el cristianismo se convirtió en un estilo de vida más que en una religión.

Aferrado a esa fe, nunca temió. Su personalidad no parecía tener fisuras, y su valentía y autoestima no coincidían con su corta edad. En Venezuela, sus padres lo metieron a clases de taekwondo y aprendió a defenderse en el poco tiempo en que estuvo practicando. “Una vez me llamó una profesora del colegio a darme quejas porque mi hijo cogía a sus compañeritos de sparrings, entonces tomamos la decisión de sacarlo de las clases de taekwondo”, cuenta su madre.

La búsqueda de la perfección trae consigo frustraciones. Pero, con disciplina y persistencia, Falcao aprendió a minimizarlas. Fracasó en el camino hacia Sudáfrica, pero siguió destacándose en los clubes en los que actuó: River Plate, Porto, Atlético de Madrid y Mónaco. Gracias a eso, hoy es el gran referente de esta selección. Con dos eliminatorias disputadas, Falcao es el tercer goleador histórico de la selección nacional, detrás de Arnoldo Iguarán y Faustino Asprilla.

En el camino hacia Brasil 2014, cuando El Bolillo no lo rodeaba y Leonel Álvarez no lo prefería, no renunció a la valentía. Razones no le faltaron: en la Copa América de Argentina botó un penalti decisivo frente a Perú y tras la eliminación de Colombia las críticas se concentraron en Radamel. Empezó como suplente en la eliminatoria y aunque anotó durante los 10 minutos que actuó el La Paz, al siguiente partido frente a Venezuela se lesionó y debió abandonar la concentración. Pero la recompensa por su fe la representó José Pékerman, que tras su llegada a la selección en enero de 2012, rodeó a El Tigre como ningún otro de sus antecesores, por eso terminó imprescindible y goleador con nueve tantos.

Quiso ser superhéroe desde pequeño, por eso se disfrazaba de Batman y el Hombre Araña. Sólo que ahora no necesita disfraz porque es reconocido como el héroe de la clasificación. Luego de 16 años de fracasos Colombia en el certamen más importante del deporte: El Mundial de fútbol. “Ver lo que pasa con la vida de Falcao no me hace pensar otra cosa: Él es un escogido por Dios, su gloria se ha hecho presente en la vida de mi hijo”, finaliza su madre.

 

Por Redacción deportiva

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