Tito Vilanova, el adiós de un hombre tranquilo

Al lado de Pep Guardiola, de quien fue ayudante, Vilanova vivió los mejores momentos de su vida deportiva y afrontó el reto de hacerse cargo del primer equipo del Barcelona.

EFE
25 de abril de 2014 - 04:32 p. m.
AFP / AFP
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'Tito' Vilanova se fue de la misma manera que llegó, sin hacer ruido y con esa energía que lo rodeó hasta el último momento. Su vida no fue la misma desde que en noviembre de 2011 le detectaron un tumor en la glándula parótida contra la que luchaba desde entonces.

Nació en Bellcaire de l'Empordà (Girona) el 17 de septiembre de 1968, en el seno de una familia de clase media. Su padre, Joaquim, fue alcalde de esa población de poco más de 600 habitantes entre 1991 y 2003 y la familia regenta un par de bodegas en localidades cercanas.

Ingresó en La Masia del Barcelona con 14 años. Fue un estandarte más de ese proyecto deportivo que ha sido un ejemplo a nivel mundial por su solidez en la construcción de una identidad de juego y de la consolidación de valores esenciales para el ser humano. Allí, en una cantera que tiene el legado de Johan Cruyff, un hombre que cumplia un 25 de abril, fue donde conoció a Pep Guardiola, una relación que le marcó desde entonces y lideró el mejor Barcelona de toda la historia.  

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De carácter positivista -repitía siempre la frase 'Todo irá bien'-, Vilanova disfrutó de la música, la vida familiar, las setas, los caracoles, la paella y los canelones de su suegra.

En 1992 se casó con Montse Chaure, una diseñadora gráfica, que es la madre de Carlota, una estudiante de Dirección y Administración de Empresas en ESADE, y de Adrià, un prometedor jugador de las categorías inferiores del Barça.

Tito llegó a jugar hasta en el filial, pero tuvo que buscarse su futuro profesional como futbolista lejos de la sombra del Camp Nou. Jugó en el Figueres, Celta de Vigo, Badajoz, Mallorca, Lleida, Elche y Gramenet.

"Nos queríamos comer el mundo y nos lo comimos. Sólo puedo decir que la tristeza que siento me acompañará toda la vida, para siempre". Esas fueron las palabras de Pep Guardiola aquellos días de luto para la historia y el alma de un Barcelona que les debe su mejor época en el fútbol. 

Por EFE

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