Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Pues no, fue el suizo Roger Federer, al mismo al que algunos ya lo relegan de la élite mundial e incluso lo retiran del tenis, y quien con parciales de 7-6, 6-3, 3-6 y 7-6 dejó sin posibilidades al serbio de ser el nuevo número uno del mundo.
En octavos de final el serbio Novak Djokovic sumó su triunfo número 43 en línea (dos en 2010) y había quedado a una victoria de igualar el récord de 42 partidos ganados en un mismo año por John McEnroe. Eso, sumado a su nivel, hacía pensar que no era difícil que consiguiera el número uno.
Sin embargo, Federer, que venía haciendo acaso una de las más pobres temporadas de su carrera pero mostrando un excelente nivel en el bois de Boulogne de París, dejó sin posibilidades al dos del ranking con tiros espectaculares, rallys emocionantes y una muñeca extraordinaria para ejecutar drops.
Nadal no pudo recibir mejor regalo en su aniversario número 25: clasificarse a su sexta final en París al superar en tres sets (6-4, 7-5 y 6-4) al británico Andy Murray y, tras la victoria del suizo ante Djokovic, conservar el trono de la ATP. Ahora sigue Federer, tal vez un regalo pero para todos los amantes del tenis mundial. Como en 2006, 2007 y 2008, mañana el suizo y el español protagonizarán una final como para alquilar balcón.
Por su parte, el tenista colombiano Juan Sebastián Cabal y su compañero, el argentino Eduardo Schwank, buscarán el título del Roland Garros de dobles cuando hoy a las 10 a.m. (ESPN), hora colombiana, enfrenten a la dupla conformada por el bielorruso Max Mirnyi y el canadiense Nestor Daniel.
La dupla colombo-argentina viene de superar en dos sets nada más y nada menos que a la pareja favorita al título y número uno del mundo, integrada por los estadounidenses Mike y Bob Bryan.
Esto le permitió al vallecaucano convertirse en el primer tenista colombiano de la historia en clasificarse a la final de un torneo de dobles masculino de Grand Slam y si gana hoy en su primera final de un grande, se unirá al título en dobles mixtos que en 1975 consiguiera Iván Molina junto a Martina Navratilova, precisamente en Roland Garros.