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Hernán D. Gómez: "Estoy en mi peor época, vuelto nada"

Con respecto a la mujer que agredió, el extécnico de la selección dice que apenas la conocía y que "si ameritaba ella habría salido a hablar con los medios".

María Lucía Fernández / Especial de Noticias Caracol para El Espectador
15 de diciembre de 2011 - 09:40 p. m.

Cuatro meses después del incidente que le costó la salida de la selección de mayores, Hernán Darío Gómez rompió su silencio y, con lágrimas en los ojos, reconoció que se equivocó, que está arrepentido y que pasa por el peor momento de su vida.

Afirma que no es agresivo, que respeta mucho a las mujeres y que sueña con volver algún día a la selección de Colombia.

¿Se encerró luego del incidente?

No me acuerdo. No vi noticias, me daba miedo prender la televisión.

Usted dice que cuando toma trago se pone alegre, feliz, ¿nunca se pone agresivo?

Nunca. No soy una persona de querer matar a alguien o darle a alguien en el suelo. No soy una persona de esas.

¿No había tenido incidentes de golpes?

Pelea de puños en mi vida, sí. Pero en el fútbol, no. Usted puede preguntar por mí a los jugadores, a los técnicos, y van a decir que soy una persona respetuosa.

¿Cómo lo recibió la gente en la calle?

Decían que la sociedad no me perdonaba, que el país no me perdonaba. Y salí con miedo, pero con sorpresa y alegría recibí fue apoyo, energía y cariño.

¿Qué le dicen?

Que no soy así, que me apoyan, me creen. Y las mujeres me han llorado, ¿por qué le hicieron eso a usted?, me dicen. Respeto tanto a la mujer, que por respeto a ella orino sentado para que no encuentre... sabe. Eso es parte de mi respeto. He salido a la calle y no he tenido ningún incidente, puro amor.

¿Y las mujeres qué le dicen?

Las mujeres me abrazan. Lo tengo claro. A la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa. Por mi mamá, mi familia, mi señora.

Háblenos de esa mujer.

La conozco, pero no le puedo decir quién es. Tengo una relación de pareja, estable, y tuve una con Diana Duque, que duró 16 años. Y tuve otra relación. Esas han sido mis tres relaciones.

¿Pero la conocía?

Sí, pero no te puedo hablar de ella porque conocer es vivir, tener una relación estable y con ella no fue así. La invité a salir, y salimos, pero no sé cómo es su vida, cómo son sus cosas. Es una persona que sé que no es mala.

¿Es casada?

No te sabría decir.

Usted llegó a tomarse un trago con ella, ¿la recogió?

Todo es cuestión del hotel, o sea, no sé nada de ella. La invito, salimos y después no sé nada de ella.

¿Llegaron juntos al bar?

Ah, sí, eso lo tengo claro. Llegué junto a ella, me senté con ella, estuve con ella, pero no me acuerdo más.

¿Cómo se llama?

No puedo dar el nombre porque soy una persona respetuosa. Porque además no pasó lo que están diciendo. No amerita.

¿Era una amiga?

No tiene relación amorosa, de pareja, no. Tengo mi pareja estable, no tiene nada que ver con eso. Es una persona que conocía, que es amiga.

¿Y por qué ella se escondió?

No creo que se escondiera. Vio tanta doble moral y dijo: “No puedo salir a ese ruedo”.

¿Por qué ella no lo denunció penalmente?

Porque pintaron las cosas demasiado distintas. Ella debe ser una persona de bien, que vio lo duro que fue esto para mí, para mi familia, hasta para el presidente, para la selección.

¿Esta mujer quedó lesionada físicamente?

Ahí sí hubiera salido. Soy consciente de que si el caso ameritaba para que ella saliera a los medios, hubiera salido.

Hay testigos que dicen que en el momento que ocurre el incidente, usted no la coge a cachetadas. Hay quienes dicen que la coge a puños, que la golpea muy fuerte…

Me conozco. No tengo fuerzas para hacer lesiones físicas, no sé pelear a puños. Y tampoco me acuerdo del momento. Pero sé que las cosas que hablaron no son claras. Sé que no hubo lo que la gente está diciendo.

¿Qué pasó ese domingo?

Tuve unas reuniones con la Federación, con la Fifa, estuve en un restaurante, con Pacho, con la gente. Nadie me dijo nada. Ni me preocupaba. Estuve normal. El caso es que salí del negocio, me tomé dos tragos, me emborraché, estuve con la mujer, pasó lo que pasó, llegué al hotel. Y al otro día me desperté con el problema.

¿Y qué pasó entonces?

Me llamó mi señora y me dijo que tuve un altercado en un negocio de salsa. Ahí ya la gente empezó a llamarme. Me fui para donde el presidente de la Federación y le dije: creo que la embarré. No soy así, pero perdí la conciencia.

¿Le pidió perdón a la mujer?

Todavía no le pido perdón, porque no he tenido la opción. Estoy mal, aburrido, en mi peor época, vuelto nada.

¿Y cómo fue el momento en el que apareció el grupo de feministas, el grupo de mujeres en el Congreso, los medios, a pedir su cabeza en la selección por ese incidente?

Al principio no pensé en eso, sino en mi mujer, mi mamá, en mis hijos, en la familia, en la pena, en el dolor, en la persona a la que le pude haber hecho eso.

Todo el mundo se entera por los medios, ¿cuándo habló con su esposa?

Ella ha sido inteligente. Me dijo: “Te conozco y no eres de tratar mal a las mujeres. Pero andabas con una mujer que no era yo. Ahí tengo el problema”.

¿Y cómo le fue con su mamá?

Se enfermó. En esa época teníamos amenazas de extorsión y encima esto. He llorado tres veces en mi vida: cuando murió Andrés Escobar, cuando mi papá y por todo esto. No pido un puesto en la selección, pero duele cuando dicen que Bolillo no puede trabajar. Si yo fuera un ejecutivo de Bavaría también diría “se tiene que ir”. Yo una persona alegre, mi familia, mis hijos, mi mamá, ahora estamos tristes todos; mi hijo se preocupa. Nos cambió la vida. No ha habido Navidad. Mi selección, se me fue un trabajo. Pero hay una cosa que tengo clara, que al técnico de la selección lo quieren y lo odian, y la gente que me odia aprovechó esto, porque por fútbol no me pudieron sacar. Todo el mundo se puso muy nervioso después de mi salida. Y Leo, mi amigo, estaba conmigo y tuvo la mala fortuna de perder. En tres meses se nos derrumbó todo. No a mí, sino a la selección, a todos.

¿Qué opina de traer a un técnico extranjero?

Yo soy extranjero. Lo fui en Ecuador y en Guatemala, donde me trataron muy bien, y no es una idea descabellada, hay muy buenos técnicos extranjeros. Pero adoro a mis técnicos colombianos. Son muy buenos, trabajadores, tácticos. A nivel de selección hay que tener eso. Los técnicos colombianos son los mejores.

¿Un nombre?

Tengo muchos, pero sería injusto. Hay dos muy trabajadores, que tienen mucha experiencia y recorrido, aunque infortunadamente no en selección, que en este momento es tarde. El Pecoso Castro y Diego Umaña.

¿Y uno de afuera?

Para mí, el que intentaron traer, que era Martino, era muy bueno. Peckerman, Gareca, Falcioni, oí hablar de todos ellos. Hay unos con más experiencia que otros. Las hojas de vida son muy importantes. No estoy pidiendo selección, aunque todos queremos.

¿Le gustaría volver?

No he movido un dedo. Después de que lo que le pasó a Leo han dicho: venga, ayúdele, vuelva, que usted tiene la experiencia. Pero no lo estoy haciendo. Pero algún día, uno siempre sueña.

Por María Lucía Fernández / Especial de Noticias Caracol para El Espectador

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