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Jeison López, el humilde campeón

En 2010, Jeison López tuvo que abandonar su Chocó natal por culpa de la violencia que sufre esa región del Pacífico colombiano. En Cali y con ayuda de su primo Wílmer Torres, este joven de 16 años se enamoró para siempre de las pesas.

Enrique Gamboa Durán
14 de diciembre de 2015 - 12:50 p. m.

En 2010, Jeison López tuvo que abandonar su Chocó natal por culpa de la violencia que sufre esa región del Pacífico colombiano. En Cali y con ayuda de su primo Wílmer Torres, este joven de 16 años se enamoró para siempre de las pesas.

Todos los que sueñan con ser deportistas han tenido un referente y en la vida de Jeison, Wílmer cumplió ese papel. Al verlo en una foto en el periódico él quiso ser como su primo mayor y desde ese momento pasa más horas en el gimnasio que en las calles. Gracias a Wílmer, el país conoció el talento del joven Jeison.

Dedicación, disciplina y pasión son las tres palabras con las que se pueden resumir su vida y su carrera deportiva. En las pesas ha encontrado la terapia perfecta para dejar salir todos sus dolores, su rabia, sus frustraciones; pero a pesar de las lesiones y los dolores que se ha encontrado en la vida, para Jeison, levantar pesas es lo que más lo ha motivado en su vida y dónde ha tenido sus momentos más felices.

Él valora su esfuerzo, sabe que este año ha sido el que más sacrificios ha tenido que realizar y el que más tiempo de entrenamiento ha dedicado, y como todo en la vida cuando se hace con el corazón y con la mente tiene su recompensa, este joven talento ganó en el mundial juvenil de Lima, Perú, tres medallas de oro que fueron el broche de oro perfecto para el trabajo duro y apasionado que puso en cada jornada de entrenamiento y en cada competencia en la que figuró.

Quien no lo conoce pensará que es persona distante y tímida, pero en su personalidad sólo se puede ver a alguien que tiene sus metas y objetivos claros y que pocas cosas pueden distraerlo de convertirse en medallista olímpico y menos aún de seguir siendo el orgullo para su familia.

Jeison sabe que es muy joven aún y que gracias a la humildad que lo caracteriza no habrá meta que no logre alcanzar.

Su hermana menor, que también practica este deporte, ve en él el ejemplo perfecto a seguir para convertirse en una gran deportista y seguro que hace bien en seguir los pasos de Jeison, que ha demostrado que no hay límites posibles y que todos los sueños se pueden cumplir.

Jeison volvió a sobresalir, esta vez fue en la entrega del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, donde se subió al podio de mejor deportista juvenil. Y si sigue con esa pasión que le pone día a día a su deporte favorito, los sueños se le quedarán cortos y los triunfos llegarán por montones.

Por Enrique Gamboa Durán

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