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Jorge Luis Bernal estuvo a punto de perder las gafas cuando el paraguayo Robin Ramírez anotó el gol de la victoria frente a Júnior, el sábado. El Metropolitano estaba mudo mientras él celebraba, ajustándose de nuevo los lentes. El botín era grande: tres puntos en una de las plazas más difíciles del país, consolidar el liderato y afianzarse como buen visitante.
“El fútbol a veces le quita a uno, pero a veces te da”, resume el estratega ibaguereño. “Y si en ocasiones perdimos puntos en el minuto final, ésta vez los ganamos como premio a la buena tarea”. Aplicado en defensa y rápido en las transiciones, Tolima funciona como un ejemplo de riguroso pragmatismo. Los bloques cortos y coordinados, le permiten al vinotinto atacar y defender con suficiencia.
“No diría que jugamos exclusivamente al contragolpe”, aclara Bernal. “Cuando perdemos la pelota, todos cumplen funciones defensivas y toca replegarnos; cuando la ganamos, es apenas normal que debamos pasar fácil y rápido de defensa a ataque. La consigna única no es que vamos a esperar. El rival también juega, a veces combina, encuentra espacios, y nos obliga a agruparnos”.
En esa medida, el entrenador opta por no destacar a ningún jugador en particular, convencido de que el éxito del equipo que dirige no merece nombres propios, y sí una destacada mención grupal. “Entiendo que no son máquinas, son seres humanos. Hay días que rinden más unos que otros, pero al fin y al cabo cada uno aporta y cuando se gana es porque el balance de todos es más positivo que negativo. Eso nos tiene muy unidos y fortalecidos”.
Para hablar del futuro, Bernal toma en cuenta la reclasificación. Está descontado que buscará el título, su primero como técnico en la Primera División del Fútbol Colombiano. Sin embargo, la mirada del tolimense apunta más lejos. “Tenemos 26 puntos, quedan 15 en juego, y no es nada fácil ganar en Colombia”, admite. “Si podemos hacer un registro importante, será extraordinario, porque va uno abonando terrero para la reclasificación, que al final del año da un cupo a la Libertadores”. Recuerda entonces que en 2006, Tolima perdió el título frente a Cúcuta (equipo que dirigiría al año siguiente), y aún así, clasificó a la Copa Libertadores de la próxima temporada. “Será otra opción que tendrá el club para el torneo siguiente”, apunta.
¿Cómo mantenerse? La pregunta es pertinente para un equipo acostumbrado a buenas fases regulares y mediocres remates de torneo. Bernal responde ensalzando las virtudes de sus dirigidos: “tienen una alta vocación, una gran autoestima, y eso les permite rodar, hacerlo más fácil, porque cuando hay incertidumbre, derrotas, es distinto; pero cuando un equipo está ganador, está obteniendo puntos, plata por esos puntos, porque hay premios que da la institución. Todo el mundo está contento porque está asegurando para su familia una tranquilidad”, comenta. No tiene reparos para dar los motivos para que un equipo como el suyo venza: “una responsabilidad profesional, un orgullo, un ego y el dinero de por medio”.
En la próxima jornada, enfrentará a un necesitado Cúcuta, que busca la manera de mejorar su promedio y escaparle al descenso o a la promoción. “No miramos la tabla de posiciones”, zanja de entrada, “porque respetamos a todos los rivales. Hacemos de cuenta que es de los más grandes. Cuando salgamos, el próximo domingo, lo haremos con la mentalidad ganadora, como si fuéramos a enfrentar un Nacional, a un Júnior, a un equipo de estos que por tradición, poder económico y nómina lo exigen a uno”.
Entonces, sin mirar nunca la clasificación, Bernal espera que su equipo continué con una campaña estupenda.